US$ 1.000 millones del sector privado para impulsar el sector energético ecuatoriano
La energía que produce Ecuador es mayoritariamente limpia, gracias a la hidroelectricidad. Sin embargo, los desafíos climáticos recientes han puesto en evidencia la vulnerabilidad de depender de una sola fuente de energía. En esta entrevista, Eduardo Rosero Rhea, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficiencia Energética (Aeeree), expone las oportunidades y retos que enfrenta el país en su camino hacia una diversificación energética, centrada en el desarrollo de proyectos solares, eólicos y geotérmicos. Con inversión y la incorporación de nuevas normativas para la autogeneración y el almacenamiento de energía, nuestro país busca consolidar un futuro sostenible para su matriz energética.

Eduardo Rosero Rhea, presidente de la Aeeree, inició la entrevista con una evaluación clara del estado de las energías renovables en el país. "Dentro de las energías renovables tenemos que diferenciar entre la hidroelectricidad y las otras fuentes tecnológicas. En ese aspecto, Ecuador se ha desarrollado desde hace muchísimos años, dando buenos pasos en proyectos hidroeléctricos centralizados, lo cual ahora significa que tiene una matriz energética bastante limpia desde la parte de la oferta".

Sin embargo, las condiciones climáticas recientes revelan la fragilidad de esta dependencia. "La generación de energía se ha visto afectada por los cambios climáticos y la reducción de las lluvias. El estiaje severo de este año, que también fue significativo el año pasado, nos da cuenta de que no podemos poner todos los huevos en la misma canasta", advierte Rosero, resaltando la necesidad de diversificar las fuentes de energía para garantizar la estabilidad del suministro.

Entre 2020 y 2023, se otorgaron títulos habilitantes a proyectos de energía renovable por un total de 810 megavatios (MW). "Eso quiere decir que una vez cumplidos todos los requisitos, que ya se cumplieron, la mayoría de estos proyectos firmaron su contrato de concesión. Estaban esperando licencias ambientales, que se otorgaron a la mayoría de ellos justamente el fin de semana anterior. Ya pueden arrancar con la construcción", señala Rosero.

Lee también: Miguel Calahorrano: "comprar termoeléctricas debe considerarse como la mejor solución en estos momentos"

La inversión privada ha sido un pilar crucial para el desarrollo de estas nuevas iniciativas. "Se habla de una inversión estimada de más o menos unos US$ 1.000 millones en este bloque de 810 MW", afirma Rosero. Estos proyectos abarcan diversas tecnologías, siendo los más destacados los parques solares y eólicos. "Dentro de todos estos proyectos se puede mencionar el primero, Aromo, con 200 MW de potencia. Además de un bloque de energía de 500 MW en diferentes tecnologías, donde la solar fotovoltaica tiene una participación bastante mayor".

Uno de los aspectos clave para la entrada en operación de estos proyectos es el tiempo necesario para su construcción y puesta en marcha. Según Rosero, los tiempos varían dependiendo de la tecnología. "Los proyectos solares fotovoltaicos son de construcción bastante rápida. Podrían entrar más o menos en un año y medio hasta dos años, dependiendo de la complejidad de los trámites, más no de la tecnología", explica. En el caso de los proyectos eólicos, el tiempo estimado de construcción es de "alrededor de 2,5 a 3 años en los mejores casos, mientras que los proyectos hidroeléctricos podrían tomar entre cuatro y cinco años". 

Uno de los principales desafíos que enfrenta el país es la falta de financiamiento adecuado y la seguridad de pago para estos proyectos. "En un inicio, se pensó en un fideicomiso de pago para asegurar el pago de estos nuevos proyectos. Ese fideicomiso no se pudo estructurar debido a que dos distribuidoras no pusieron el hombro para asegurar una seguridad de pago", explica Rosero. Sin embargo, se ha ideado un nuevo mecanismo: "Se creó un Fondo de Contingencias avalado por el Ministerio de Economía y Finanzas y con una garantía extra del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo que dará mayor seguridad a estos proyectos de energía renovable". 

Lee también: US$ 14 millones para una planta de energía en base a biomasa y restos de madera

Otro de los avances importantes que destaca Rosero es la reciente normativa sobre la autogeneración de energía. "El Ecuador cuenta ya con una normativa nueva para la generación distribuida en las características de autoconsumo", afirma. Esta normativa permite que las empresas y hogares puedan generar su propia energía a través de sistemas como techos solares o pequeñas granjas eólicas, y compensar su consumo energético. "Con la nueva regulación, se liberaliza el límite de potencia a lo que la industria requiera, lo que es un avance significativo".

Frente a los recientes apagones que han afectado al país, Rosero enfatizó que la solución no pasa solo por aumentar la generación, sino por mejorar la eficiencia energética y financiera. "Tenemos que llegar no solamente a una eficiencia energética, sino a una eficiencia económica y una eficiencia financiera para poder ampliar el espectro de nuestra diversificación". 

Para mitigar el impacto de los apagones, Rosero sugiere la inversión en sistemas de almacenamiento de energía. "A muy corto plazo, se requiere de una inversión económica en sistemas de almacenamiento de energía que podrían solventar los cortes de luz". Además, reforzó la importancia de los enlaces de transmisión con países vecinos como Perú y Colombia, que permitan intercambiar energía cuando Ecuador tenga excedentes o necesite importar.

Ecuador, por su ubicación geográfica, dispone de todos los recursos necesarios para liderar la transición hacia una matriz energética diversa y sostenible. Según Rosero, la clave está en equilibrar la matriz energética. "La solar fotovoltaica no compite con la energía hidroeléctrica, más bien la complementa. Durante el día, permite que las centrales hidroeléctricas puedan tener un mejor desempeño durante la noche, cuando también se requiere energía".

A pesar de los desafíos que enfrenta el país, Rosero es optimista sobre el futuro de las energías renovables en Ecuador. "Esta crisis energética abre oportunidades para la visualización de las diferentes tecnologías que ya son aplicables en el mundo y que son replicables en Ecuador. Además, el costo de los combustibles tiene que determinar la pertinencia del uso de recursos energéticos de bajo costo como el sol, el viento y el agua". (I)