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Pagó US$ 10.000 en bitcoin para que un sicario mate a una persona y el caso salió a la luz por una polémica fuente del FBI

Thomas Brewster

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El FBI utilizó información de una fuente del Departamento de Seguridad Nacional -un ciudadano extranjero condenado por un delito material de abuso sexual de menores- para perseguir a una peluquera que pagó 10.000 dólares en bitcoin para que un sicario matara al padre de su sobrina.

15 Junio de 2023 09.45

En 2021, una persona que respondía al nombre de usuario Bonfire se ofreció a pagar miles de dólares para que mataran a un hombre de Luisiana en un sitio de sicarios a sueldo de la Dark web. Pero Bonfire caía sin saberlo en dos trampas. No solo el sitio era una estafa -en la que los administradores se limitaban a aceptar el dinero de los usuarios y no proporcionaban sicarios-, sino que además había sido pirateado. Los detalles de la compra ilícita de Bonfire iban a ser transmitidos a los investigadores federales.

Todo esto según una orden de registro desenterrada por Forbes, que detallaba una investigación sobre la mujer que el FBI cree que está detrás del personaje de Bonfire: Julia Coda, una peluquera de Los Ángeles y fundadora de una escuela de estética, a la que se acusa de ordenar el asesinato del objetivo porque creía que había secuestrado por la fuerza a su sobrina tras la muerte de la hermana de Coda, a principios de 2021. Coda se ha declarado inocente y ha declinado hacer comentarios.

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El núcleo de la orden del gobierno son las pruebas proporcionadas por un hacker que había entrado en el sitio del sicario a sueldo. Pero este hacker tiene su propio pasado oscuro. 

Adquirido ya en 2018 como fuente por la agencia de Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional (HSI), había sido condenado anteriormente por delitos relacionados con material de abuso sexual infantil en un país extranjero. Referido en la orden simplemente como una "fuente del HSI", no se proporcionaron más detalles sobre sus delitos o su trabajo anterior con el DHS (Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos) en la orden, pero sigue habiendo dudas sobre si el gobierno debería haber confiado en una fuente con una condena previa y que acababa de cometer presuntamente otro acto ilegal: piratear un sitio web sin autorización.

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Incluso el FBI expresó su preocupación por la fuente del DHS. En una nota a pie de página de una búsqueda de la cuenta de Google de Coda, el FBI escribió que "en 2018 el FBI consideró trabajar con la fuente del HSI como fuente humana confidencial, pero optó por no hacerlo debido a las preocupaciones sobre el control de las actividades de la fuente del HSI".

Tim Howard, ex fiscal del Departamento de Justicia, dijo que la legalidad de utilizar datos de una fuente de este tipo dependería de si el gobierno alentó o no al pirata informático en alguna capacidad. "Si un pirata informático sin relación previa [con el gobierno] vierte un montón de documentos, el FBI puede utilizar esos materiales", dijo Howard. Pero si el gobierno incentivó de alguna manera a una fuente, como la promesa de no condenarla por delitos que condujeron a información pertinente para una investigación en curso, los investigadores pueden encontrarse en lo que Howard llamó una "zona gris".

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La orden de registro señala que el DHS no pagó a la fuente, sino que había firmado un "acuerdo de ofrecimiento", en el que normalmente el gobierno ofrece promesas sobre cómo o si perseguirá a un informante.

En el caso de Coda, Howard dijo que parecía probable que el gobierno hubiera actuado conforme a la ley. El hacker era una "subfuente" cuya información llegó al FBI a través de otro informante anónimo. Esa distancia con el hacker indica que el gobierno no fomentó ningún pirateo ilegal y probablemente salvó a la agencia de cualquier violación de la cuarta enmienda, que protege a los ciudadanos de registros irrazonables, añadió Howard.

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"Es interesante la insistencia [del FBI] en que se basan en la fuente y no en la subfuente", dijo Jennifer Granick, abogada de la Unión Americana de Libertades Civiles. "Está claro que no quieren entrar en litigios sobre si la subfuente es creíble".

El FBI también fue claro en la orden judicial en el sentido de que, si bien el informante dio el puntapié de salida a la investigación, había reunido suficientes pruebas a partir de las entrevistas y mediante el rastreo de criptomonedas desde el sitio web oscuro de la estafa, como para poder proseguir la investigación sin necesidad de depender de la información del informante. En concreto, el FBI dijo que había conseguido rastrear seis pagos en bitcoin por un total de casi 10.000 dólares enviados desde la cuenta Coinbase de Coda a los estafadores del sicariato. 

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Echando la vista atrás en sus registros, el FBI también afirmaba en la orden que la propia Coda había avisado previamente a sus agentes utilizando un alias, Gigi Bombelle. Bajo ese personaje, el FBI dijo que ella afirmaba que su padre había secuestrado a su sobrina y se la había llevado a Luisiana. El FBI dijo que ella no podía aportar pruebas creíbles de los delitos.

Los investigadores dijeron que ella había utilizado su nombre real para registrarse en Coinbase, por lo que pudieron determinar rápidamente su identidad y ubicación, según la orden judicial.

Después de que los investigadores descubrieran su verdadera identidad, Coda admitió más tarde al FBI que ella era Bombelle, pero cambió su historia para afirmar que era, de hecho, el padre de su sobrina, y no su propio padre, quien había secuestrado a la niña y se la había llevado al estado sureño, según la orden de registro. Una vez más, el Departamento de Justicia dijo que no tenía pruebas que respaldaran esas acusaciones.

Antes de ser detenida, Coda había dejado su trabajo en un salón que había fundado a mediados de la década de 2010. En su nota de despedida, había pedido ayuda para ponerse en contacto con el FBI u otros cuerpos de seguridad para ayudar a rescatar a su sobrina. Mientras Coda espera el juicio, se desconoce el estado de la niña.

 

Nota publicada en Forbes US.

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