Hace dos años, Javier Milei, elegido como nuevo presidente de la Argentina, participó junto a Victoria Tolosa Paz y Martin Tetaz, tres diputados electos, en el foro Reinventando Argentina que reúne a empresarios, directivos y líderes de distintos ámbitos. 

En una entrevista de media hora, que se puede ver completa aquí, el flamante presidente electo analizaba el deterioro de la economía y el surgimiento de La Libertad Avanza, como un nuevo espacio político representativo. 

Al final de la charla, el director de Forbes Argentina, Alex Milberg, le preguntó si se imaginaba presidente. Milei respondió con otra pregunta: “¿En el 2019 te hubieras imaginado esta charla? El 2023 está muy lejos y la situación es muy delicada y si contestara eso sería muy chanta”. Entonces se le repreguntó si esa posibilidad tuviera posibilidades concretas si desearía ser presidente.  

Milei se tomo un segundo y dijo: “Para ver algo así tendría que ver que puedo transformar algo. Por el mero hecho de calzarme una banda y un bastón…a mi no me seduce el poder per se”. Y amplió su respuesta apuntando hacia lo que denominó “la casta política”, uno de sus argumentos más exitosos de la campaña. “Una de las cosas por las que yo me meto en el sistema es para intentar devolverle el poder a la gente. Noto que muchos políticos necesitan el poder para acceder a lo que en sus vidas por fuera de la política no podrían”. Para luego compartir una definición sobre la felicidad y el poder:  “Yo no suspiro por el poder. El poder para ser feliz lo tengo yo mismo, no necesito nada exógeno”.

Finalmente, sin titubeos, respondió la pregunta original. “Si llegara a darse una situación en la que hubiera todo un movimiento cultural basado en un conjunto de valores morales que quisieran transformar la Argentina con las ideas de la libertad y circunstancialmente mi nombre pudiera estar ahí…yo, no le escapo a los desafíos”.