Francisco Vergara, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (CAPEIPI), no escatima en cifras cuando habla del impacto de los cortes de luz en las pequeñas y medianas empresas (Pymes). A simple vista, la contribución de este sector al Producto Interno Bruto (PIB) ecuatoriano podría parecer modesta: un 20 %, que se traduce en alrededor de US$ 23.000 millones. Sin embargo, lo que realmente importa, según Vergara, es su contribución al empleo. "El 80 % de las Personas Económicamente Activas (PEA) en el país proviene de las Pymes. Somos alrededor de 1,3 millones de ecuatorianos que dependen directamente de este sector".
La preocupación por los cortes de luz no es infundada. En los últimos meses, la interrupción del suministro eléctrico ha sido constante en varios sectores productivos, afectando a industrias que dependen de un flujo continuo de energía para sus operaciones. Vergara, quien dirige una Pyme, entiende de primera mano los desafíos. "En el sector alimenticio no puedes romper la cadena de frío. Necesitas electricidad 24 horas para mantener los procesos de refrigeración de productos como leche, huevos, legumbres o cárnicos. Cualquier interrupción genera pérdidas", explica.
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El cálculo de las pérdidas por los cortes eléctricos es desolador: "Hemos estimado que el país pierde US$ 12 millones por hora de corte eléctrico. Si el corte dura ocho horas, las pérdidas ascienden a US$ 96 millones", comenta. Para dar una idea más clara de lo que esto significa, Vergara añade: "Cuando hablamos de US$ 12 millones, estamos hablando de 20.000 salarios mínimos perdidos en un país con altos índices de desempleo".
La Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa presentó al gobierno una propuesta concreta para gestionar de manera más eficiente los cortes de luz. Vergara propone lo que llama el "pico y placa eléctrico", un sistema en el que se dividen las zonas del país en dos grandes áreas, asignándoles días específicos de trabajo. "De esta manera, se puede prever el uso de la electricidad y organizar el trabajo productivo de forma más eficiente (...) Lo que más nos afecta es la incertidumbre".
Vergara hace hincapié en un concepto clave: "No hay energía más cara que la que no se suministra". Explica que el costo de la energía no entregada se eleva considerablemente, afectando de manera desproporcionada a sectores clave. "Cuando no das energía a un hospital, el costo puede llegar a US$ 2 por kilovatio. Y si no la das al sector productivo, el costo es de US$ 1,4. No es solo un tema de cifras, sino de cómo afecta al funcionamiento de empresas que no tienen la capacidad de generar su propia energía", comenta.
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El presidente de la Cámara sabe que las soluciones no llegarán de la noche a la mañana. "Necesitamos al menos un año para estabilizar el sistema energético". Sin embargo, prefiere mantener una actitud propositiva. "Nuestro Ecuador es un país resiliente y solo pedimos que nos organicemos de manera más eficiente", concluye. (I)