La muerte del Papa Francisco a sus 88 años generó una conmoción internacional. Su fallecimiento marca el cierre de una etapa en la que no solo transformó la imagen de la Iglesia Católica en el mundo, sino también sus finanzas. Entre sus esfuerzos más notables estuvo la decisión de hacer pública, por primera vez en la historia, la magnitud del patrimonio inmobiliario del Vaticano como parte de un ambicioso plan de transparencia.
En 2021, el Vaticano difundió detalles inéditos: según su información oficial, posee más de 5.000 propiedades distribuidas en Italia y el resto del mundo, especialmente en zonas de lujo como París, Londres, Ginebra y Lausana. Solo en Italia controla 4.051 inmuebles, aunque apenas un 14% se alquilan a precios de mercado. El resto —escuelas, hospitales, conventos y viviendas de empleados— se alquilan a tarifas reducidas.

La publicación de estos datos formó parte de un proceso de reformas impulsadas por Francisco, que también incluyó la detección y reporte de 89 actividades financieras sospechosas en 2020, vinculadas a posibles casos de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo. Estas acciones le valieron al Vaticano el reconocimiento del ente europeo Moneyval por su avance en materia de control financiero.
Durante el pontificado de Francisco, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y el Instituto para las Obras de Religión (IOR) mantuvieron bajo gestión activos por unos US$ 4.212 millones, mientras que la cartera inmobiliaria se valoró en US$ 4.320 millones. La gestión de propiedades generó US$ 109,8 millones en 2023, equivalente a la mitad de los ingresos propios de la Santa Sede.
Sin embargo, la transparencia también dejó en evidencia serios problemas internos. En 2021, el Vaticano inició un juicio sin precedentes contra diez personas —incluido un destacado cardenal— por presuntas irregularidades en la compra de un edificio en el exclusivo barrio londinense de Chelsea. El caso involucró cargos como malversación, blanqueo de capitales, fraude y extorsión.
A pesar de los avances, los desafíos financieros persistieron. En 2023, el Vaticano registró un déficit operativo de US$ 89,6 millones, mientras el envejecimiento de su plantilla y la presión sobre el Fondo de Pensiones plantearon nuevos riesgos para la estabilidad económica. Por ese motivo, en septiembre de 2024, Francisco envió una carta al Colegio Cardenalicio en la que pedía "un mayor esfuerzo para implantar la reforma económica de la Santa Sede" basada en una agenda de déficit cero. "Seleccionar bien las prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias. Cada Institución debe esforzarse por encontrar recursos externos para su propia misión. A las Instituciones que registren algún superávit, les pido que contribuyan a cubrir el déficit general, siguiendo el modelo de la solidaridad de las buenas familias", dice el escrito que realizó pocos meses antes de comenzar su deterioro físico.
Esta carta, según informó Reuters, le generó a Francisco una firme resistencia de algunos de sus propios cardenales sobre cómo cerrar una brecha cada vez mayor en las finanzas del Vaticano. "En una reunión a puertas cerradas a finales del año pasado, los jefes de los departamentos del Vaticano, incluidos cardenales de alto rango, se manifestaron contra los recortes y contra el deseo del Papa argentino de buscar financiación externa para solucionar el déficit", dijeron dos funcionarios a Reuters, demostrando que el sistema financiero del Vaticano fue un problema que preocupó a Francisco hasta sus últimos días.
Con la muerte de Francisco, la Iglesia Católica pierde no solo a un líder espiritual sino también a quien, contra viento y marea, intentó arrojar luz sobre las cuentas de una de las instituciones más antiguas y herméticas del mundo.
Principales reformas económicas y financieras del Papa Francisco
1. Creación de la Secretaría de Economía (2014)
En febrero de 2014, Francisco estableció la Secretaría de Economía, un organismo con autoridad para supervisar todas las actividades económicas y administrativas de la Santa Sede. Este nuevo ente, dirigido por un cardenal y asistido por un consejo de expertos laicos, fue creado para centralizar y auditar las finanzas vaticanas, reemplazando estructuras anteriores más fragmentadas.
2. Reforma de la autoridad financiera del Vaticano (2020)
Tras varios escándalos financieros, el Papa reformó la Autoridad de Información Financiera (AIF), rebautizándola como Autoridad Supervisora e Información Financiera (ASIF). La nueva entidad, bajo la dirección de Carmelo Barbagallo, exfuncionario del Banco Central de Italia, fortaleció sus capacidades para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, dividiendo sus funciones en vigilancia, normativas legales e información financiera.
3. Política de inversiones éticas (2022)
En 2022, el Vaticano anunció una nueva política de inversiones alineada con la Doctrina Social de la Iglesia. Se excluyeron inversiones de carácter especulativo y aquellas contrarias a la dignidad humana o el bien común. El objetivo era garantizar que las inversiones contribuyeran a un mundo más justo y sostenible, protegiendo el valor real del patrimonio de la Santa Sede.
4. Reformas en el sistema de pensiones (2024)
Ante un grave desequilibrio en el fondo de pensiones del Vaticano, Francisco pidió medidas estructurales urgentes para garantizar su sostenibilidad. Nombró al cardenal Kevin Farrell como administrador único del fondo y enfatizó la necesidad de decisiones difíciles que requerirán generosidad y sacrificio por parte de todos los involucrados.
5. Recortes salariales en la Curia Romana (2025)
Como medida de austeridad para mitigar el déficit financiero, el Papa anunció la reducción de salarios para los cardenales de la Curia Romana, suspendiendo bonos y asignaciones adicionales. Esta decisión reflejó su compromiso con la transparencia y la responsabilidad fiscal dentro de la Iglesia.