El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, fue destituido de su cargo por votación de los gobernadores de la entidad tras ser denunciado de mantener una relación íntima con una colaboradora directa, situación que no es aceptada por el código de conducta de la institución.
Luego que el Directorio del BID aconsejara la salida de Claver-Carone, el jueves por la tarde se inició el proceso de sufragio y en el mediodía de hoy se alcanzaron los votos necesarios para su remoción del cargo, según consignó la agencia Reuters.
Fuentes oficiales señalaron que la salida de Claver-Carone no representa ningún de peligro para las diferentes líneas de crédito que el BID anunció en las últimas semanas a favor del país. Según trascendió, la Argentina voto a favor de la salida de Claver-Carone, con quien el Gobierno de Alberto Fernández tuvo una relación conflictiva.
El ahora ex presidente del BID había sido muy crítico de la política económica que se implementaba en la Argentina antes de la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía. De hecho, tenía frenada una serie de líneas crediticias que debían haber llegado al país durante el primer semestre del año.
Su posición giró 180° cuando hace dos semanas fue visitado por Massa. Tras ese encuentro destacó la nueva orientación económica que estaba encarando la Argentina tras el cambio en la jefatura del Palacio de Hacienda.
Ese mismo día se conoció la aprobación de un préstamo por US$ 1200 millones para fortalecer las reservas del Banco Central y en las semanas subsiguientes se destrabaron fondos para obras de infraestructura por los US$ 1.000 millones.
Tras la salida de Claver-Carone se inicia el proceso de designar su sucesor y para eso los 48 países miembros del BID deberán elevar sus postulantes en el transcurso de los próximos 45 días. Claver-Carone es estadounidense de origen cubano y llegó a la presidencia del BID con el apoyo de Donald Trump. El destituido funcionario negó las acusaciones de mantener una relación íntima con su jefa de personal y sostuvo que no hay pruebas de esa relación.
El romance
El funcionario nominado por el entonces presidente Donald Trump en junio de 2020 habría incurrido en conflictos de interés que significaron gastos de viaje excesivos y otorgaron ventajas laborales a Jessica Bedoya, jefa de Personal del banco. Una vez que la investigación comenzó, en mayo de 2022, Claver-Carone y Jessica Bedoya se rehusaron a cooperar con el despacho Davis Polk and Warwell LLP. No entregaron sus teléfonos celulares ni colaboraron en pruebas grafológicas. Al parecer tomaron represalias contra empleados del BID que estuvieron en contacto con el despacho David Polk. Estas represalias incluyeron el despido.
El informe de la investigación ha empezado a circular desde el lunes 19 de septiembre. Son 21 páginas y El Economista cuenta con una copia del mismo. “De acuerdo con estas pruebas, se puede concluir razonablemente que el Sr. Claver- Carone violó ciertas políticas que le eran aplicables como presidente del Banco”, refiere el informe. La investigación comenzó con una denuncia anónima presentada el 29 de marzo de 2022. Semanas después del Consejo Ejecutivo de Directores del Banco ordenó una investigación independiente, con la finalidad de aclarar si la verosimilitud de lo que señalaba la denuncia y, de ese modo, poder determinar si esta relación implicaba un conflicto de interés, definido como una situación en la que los intereses personales podrían entrar en conflicto con los intereses del Banco.
La investigación incluyó entrevistas con 50 personas y la revisión de 30 mil documentos. Entre ellos, están algunos proporcionados por el ex esposo de Jessica Bedoya. Él presentó una demanda de divorcio y alegó que su ex esposa había entablado una relación romántica con Mauricio Claver-Carone. Una de las pruebas que presentó fue una fotografía de un papel donde se definía un acuerdo que implicaba una hoja de ruta para que Claver-Carone y Bedoya se divorciaran. Una de las cosas relevantes de la información proporcionada por el ex marido de Bedoya es que la relación sentimental comenzó antes de que ambos entraran a trabajar en el Banco. Ellos ocultaron esa relación al personal del BID encargado de supervisar el cumplimiento por parte de los funcionarios de la institución.
El BID es la mayor institución multinacional de financiamiento para el desarrollo de América Latina. En su Código de Ética y Conducta Profesional establece que los empleados "no pueden participar en ninguna decisión relacionada con el empleo que concierna a una persona con la que tengan una relación íntima, incluyendo la asignación de funciones, la evaluación del rendimiento, la concesión de una remuneración por méritos y cualquier otra acción inherente a la relación laboral".
La investigación descubrió que Claver-Carone tomó medidas para beneficiar a la carrera de la señora Bedoya en el banco. En particular, entre otras cosas, aprobó dos aumentos de sueldo en menos de un año. El contrato de trabajo original de Bedoya, fechado el 23 de septiembre de 2020, establecía un salario neto anual de 287,000 dólares. A los pocos días de incorporarse al Banco, Claver-Carone solicitó y aprobó un aumento salarial. El 1 de octubre de 2020, Claver-Carone solicitó aumentar el salario neto de Bedoya en torno a un 20%, hasta los 350,000 dólares, que posteriormente firmó un par de días después. Unos meses más adelante, se hizo una nueva propuesta para incrementar el sueldo hasta 450 mil dólares anuales.
Durante la investigación, más de diez empleados del Banco expresaron su miedo a las represalias por participar en la investigación y, en varios casos, parecía que los entrevistados no estaban siendo totalmente transparentes y estaban reteniendo información debido a estos temores expresados a las represalias.
Las indagatorias revelaron que dos empleados de alto nivel recibieron instrucciones de Bedoya o de empleados que dependen de ella para despedir o reasignar a cuatro empleados del Banco. Por otra parte, en al menos 15 ocasiones durante un periodo de aproximadamente 13 meses, Claver-Carone y Bedoya se alojaron en hoteles y utilizaron automóviles cuyas tarifas superaban los límites máximos del Banco y no entraban en las excepciones previstas en la Política de Viajes de Negocios. Estas desviaciones supusieron unos costos adicionales de más de 125,000 dólares.
Las pruebas recabadas por Davis Polk apoyan la conclusión de que el señor Claver-Carone violó con regularidad las políticas del Banco. “No está claro si el Sr. Claver-Carone sabía que estaba violando dichas políticas o tenía la intención de hacerlo”.