Las redes sociales se convirtieron en la esperanza de los atletas para generar una nueva fuente de ingresos. El Comité Olímpico Internacional no le brinda ningún tipo de compensación económica a los atletas aunque sean medallistas.
Los Juegos Olímpicos pueden dar prestigio pero, en la mayoría de los casos, no generan dinero para los atletas. Por ese motivo, solo el basquet, el tenis y el golf concentra a los atletas que participan y ya son millonarios.
Los ingresos más bajos en las ligas deportivas femeninas mantienen a otras atletas detrás de sus contrapartes masculinas.
El dinero de Medio Oriente que fluye hacia el golf y el fútbol hace que las estrellas del deporte ganen más que nunca: un estimado de US$ 1,1 mil millones en un año para estos diez, superando el récord histórico establecido en 2018.
Mientras las valuaciones de los equipos y las ganancias de los atletas siguen subiendo, surgieron una docena de nuevos millonarios. Algunos forman parte de familias tradicionales del porte, mientras que otros forjan su propio camino.
Un grupo de estrellas en ascenso está reduciendo la brecha con Naomi Osaka y Serena Williams, con ocho mujeres que ganan al menos US$ 10 millones cada una por primera vez.
Williams, que cumplirá 41 años el mes que viene, ha ganado US$ 94,6 millones en premios a lo largo de su carrera, más del doble de la siguiente mejor marca, los US$ 42,3 millones de su hermana Venus. La gran diferencia la hizo fuera de la cancha: acumulando más de US$ 340 millones.
Este viernes se cumple un año desde que Estados Unidos permitió a los atletas universitarios firmar acuerdos comerciales. Las gemelas Cavinder fueron quienes más lo aprovecharon y ganaron una fortuna gracias a sus millones de seguidores y su talento para el básquetbol.
Qué hay detrás de estas camas de las que todo el mundo habla en las redes sociales.
