Si algo quedó claro es que el modelo de salud del Ecuador debe replantearse para mejorar la calidad y garantizar el acceso a un derecho universal. Y para eso, son urgentes las políticas públicas, la planificación y los aportes de todos los sectores, así como se sumaron aliados -de lo público y lo privado- para cumplir con el plan de vacunación contra el Covid-19. Uno de los compromisos fue 'sentarse a conversar' para sumar ideas, experiencia y data.
Durante más de dos horas se debatió sobre el futuro de la salud en el país, en el Summit Health and Care, propuesto por Forbes Ecuador. En la mesa del Quorum del Paseo San Francisco, en Quito, estuvieron invitados la ministra de Salud, Ximena Garzón; Pablo Albuja, gerente general de Humana Medicina Prepagada; Eduardo Izurieta, CEO de Salud S.A; y David Cabrera, CEO de Holding Clínica SOM. El auditorio se llenó con médicos, especialistas, profesionales de la salud y áreas afines interesados en un tema que impacta en la población más vulnerable.
De entrada, Carlos Mantilla Batlle, director de Forbes Ecuador, uno de los moderadores, junto con María Judith Rosales, le planteó a la ministra un tema de coyuntura: ¿Qué viene después de la pandemia? Ella señaló que el Covid-19 está controlado en el país. Los nuevos casos son una fluctuación normal. Tenemos muy pocas hospitalizaciones, las Unidades de Cuidados Intensivos están descongestionadas y en promedio se registra una muerte por Covid a la semana.
Garzón, también, mencionó que no es necesario declarar una emergencia sanitaria, como han pedido los gremios de médicos de Pichincha, frente a la preocupación de la 'viruela del mono', registrada en otros países, y ante la falta de abastecimiento de medicinas en los hospitales públicos.
Explicó que el Gobierno tiene US$ 16 millones para la primera fase de la distribución de medicamentos, denominado 'Medicina siempre'. Se hará a través de 2.000 farmacias privadas y se han inscrito ocho cadenas. El presupuesto para todas las fases es de US$ 113 millones. El plan incluye la entrega de receta e historia electrónica. El programa empezará en pocos días.
La funcionaria también habló sobre el sistema de salud público en Ecuador. El sector tiene muchos actores y en el Gobierno estamos comprometidos en hacerlo eficiente, en modernizar la salud pública, con procesos electrónicos y digitalización de los servicios. Eso nos tomará unos dos años. Un tema clave es el Plan Decenal de Salud, anunciado por el presidente Guillermo Lasso, en su primer informe a la Nación, el 24 de mayo. Para eso se han estudiado las principales patologías, los factores de riesgo y causas de muertes en el país, que permitirán definir la estrategia y medir los objetivos anualmente.
Desde la visión del sector privado, Albuja también cree que es necesario un trabajo conjunto entre todos para enfrentar y controlar las secuelas post pandemia. "Los actores de la medicina prepagada tenemos una deuda con la sociedad. No hemos podido educar a la población sobre cómo los seguros privados pueden ayudar a tener una mejor salud. Hay alternativas como los microseguros que son alternativas viables. Tenemos que evolucionar como sector en cómo llegar con mejores productos a la población que no dispone de los ingresos para acceder a ciertos planes. Debemos tener flexibilidad para llegar a esa población. Cuestionados por la letra pequeña, señala que ahora somos un gremio bastante regulado, que revisa la letra chiquita de nuestros contratos".
Sobre otro de los aspectos que se le critica a los seguros de medicina prepagada, que es el aumento de los valores de contratación de una póliza. El directivo de Humana mencionó que es importante entender el contexto bajo los cuales se ha tenido que incrementar el costo de contratación de un seguro privado. Primero, nos obligaron a cubrir el riesgo de Covid. Eso nos costó entre ocho y diez puntos de nuestros ingresos. Segundo, hay escasez de insumos médicos. Los altos precios del petróleo hacen que todo lo que traemos de afuera valga más, eso influye en el incremento de la prima. Entonces, debemos trabajar en la prevención y formas creativas de pago. Pero el reto no solo es del sector privado, sino también del público".
En este punto la ministra le puso cifras a una realidad: Si la medicina prepagada se estresa, imaginen cómo estamos en el sector público''. Eso generó sonrisas y aplausos entre el público. Según Garzón, el Ministerio de Salud atiende al 60 % de la población ecuatoriana. Las empresas de medicina prepagada atienden al 8 % y el porcentaje restante recibe servicio del IESS, ISSFA e ISSPOL.
Además, fue enfática al señalar que la salud es un derecho y que la ventaja de tener seguridad social no se puede desperdiciar. Con una seguridad social bien manejada se puede hacer grandes cosas. Hay que trabajar en prevenir y evitar factores de riesgo que nos cuestan tanto. Cada mes tenemos 200 nuevos enfermos renales y cada tratamiento cuesta US$ 1.500.
David Cabrera también tuvo una crítica al sistema de salud prepagada. Vivimos en un modelo de sistema de pago que te cubre solo cuando te enfermas, y a ese paciente que presenta su reembolso, le mochan la factura, y si tienes que rehabilitarte el manguito rotador te cubre solo 15 sesiones al año. No estoy con el gremio.
¿Qué hacemos con el IESS? Fue Izurieta quien puso sobre la mesa un tema que asegura no se debate en ningún espacio porque causa polémica. Se necesita una ley para que toda persona que trabaje esté en la obligación de afiliarse a un sistema de salud público o privado y que pueda escoger dónde se afilian. Es un tema que se debe debatir.
"¿Vas a matar mi jubilación?" , le preguntó Mantilla. "No", respondió puntualmente, pero enfatizó es una necesidad para alivianar la carga del Estado y trabajar en conjunto por objetivos comunes. Hizo un llamado para lograr esta colaboración público privada y ofreció la experiencia de las aseguradoras privadas de medicina. Sentémonos a conversar.
Cabrera coincidió con la Ministra que la salud es un derecho, definitivamente, igual que la educación. Y ambos van a seguir subiendo de costos, por la tecnología y los incentivos, y va cambiando la prestación médica. El tema de aseguramiento y de coberturas debería ser universal, y debe proponerlo el Ministerio y el Gobierno y no es tan utópico. También señaló que la dinámica sobre el concepto de salud ha cambiado totalmente con la pandemia.
Recordó que el Covid-19 cambió todo a escala global y se desnudaron los sistemas de salud. Países con sistemas más fuertes se recuperaron más rápido. ¿Por qué es ineficiente un sistema? Porque no hay un control de inventario y en lugar de usar cinco gasas, uso 20 gasas, con 30 catéteres, esa apendicectomía va a costar el doble o triple y ya ocurrió cuando se derivaban pacientes de lo público a lo privado (...) Los médicos no somos una pera en dulce, si tengo que hacer una artroscopia y pongo dos códigos los costos aumentan.
Una crítica necesaria en el debate fue la que hizo Cabrera, al tomar en cuenta al personal humano que forma parte del sistema de salud. Está bien pensar en infraestructura y la cadena de insumos médicos, pero también hay que pensar en el personal que atiende a los pacientes. Las especialidades médicas han sido limitadas, si no cambia esa política, vamos a seguir concentrando la salud en las grandes ciudades, en lugar de desconcentrar.
En el tema de la innovación, Albuja mencionó que al Ecuador le falta planificación en el desarrollo tecnológico en el campo de la Salud. Puede haber tecnología de alto nivel en el mundo, pero si no hay pagadores que financien traerla no va a haber cómo hacerlo. Es necesario buscar fórmulas entre el sector público y privado.
¿Qué pasa con la salud mental?
En un intermedio de preguntas del público surgió la inquietud ¿Qué pasa con la salud mental?, aunque el tema sí estaba en la temática para el final del debate. La Ministra mencionó una cruel realidad que pocos la notan: La salud mental está estigmatizada. Cualquiera puede decir tengo hipertensión arterial, pero no puede decir libremente 'tengo depresión'. Es el momento que dejamos de estigmatizar.
Dijo que el Gobierno ha asignado US$ 4 millones para el área de salud mental. Recordó que los trastornos psiquiátricos han existido toda la vida y con pandemia. Cuando uno no sufre depresión, no puede entender a una persona que sí la sufre. Todos debemos criar bien a los hijos para que no sufran bullying y para que no hagan bullying.
Para Cabrera la salud mental es un problema de salud pública. Explicó que el Covid, además de la patología pulmonar, generó un problema psicológico en el paciente. La salud mental sí pasa por el prestador y el paciente, la formación de los psicólogos y psiquiatras. Y el Gobierno debe emprender en programas rápidos, tolerancia cero al bullying, porque ahí comienzan los problemas.
Albuja coincidió en que es necesario redoblar los esfuerzos en este tema. La salud mental de la población se ha deteriorado. Hay que trabajar en dar tratamiento y apoyo psicológico.
Lamentablemente, es más fácil inaugurar un hospital que destinar US$ 20 millones a la salud mental, por ejemplo, porque esto no da réditos políticos. Hay que trabajar mucho en la prevención, en las escuelas, en los trabajos, en la sociedad. Y también en las redes de apoyo". (I)