Desde que en 1970 se identificaron a los clorofluorocarbonos (CFC) y el metano como gases de efecto invernadero, empezamos a comprender cómo las actividades humanas a gran escala, especialmente en el ámbito industrial, podrían alterar el equilibrio natural del planeta. Después de más de 50 años desde esta primera alerta sobre el calentamiento global, surge una pregunta: ¿cómo se desarrollaron las industrias frente a esta problemática ambiental?
La nueva publicación sobre la brecha de Emisiones de 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) revela que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero tuvieron, en 2023, un aumento de 1,3 % respecto al 2022. Este informe utiliza la medida del dióxido de carbono, que permite convertir diferentes tipos de emisiones a una cantidad equivalente de CO2. Por ejemplo, un solo automóvil promedio emite alrededor de 4,6 toneladas al año.
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Sobre los costos del aumento de emisiones, el Pnuma destaca que cerrar la brecha de emisiones para 2030-2035 costaría menos de US$ 200 por tonelada de CO2 equivalente. También subraya el rol clave del G20, responsable del 77 % de las emisiones globales y la necesidad de multiplicar por seis la inversión en mitigación para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, según el Acuerdo de París. Esto requiere entre US$ 0,9 y US$ 2,1 billones anuales hasta 2050. A continuación, presentamos a los principales sectores emisores de gases contaminantes.
En primer lugar está el sector energético con 15,1 gigatoneladas de carbono (GtCO2), equivalente al 26 % del total. La producción y consumo de energía, especialmente a partir de combustibles fósiles, son responsables de una parte significativa de estas emisiones. Pese a los avances en energías renovables, su penetración aún no es suficiente para desplazar significativamente estas fuentes contaminantes.
Con 8,4 GtCO2 el transporte está en segundo lugar. Este sector incluye a la movilización terrestre, marítima y aérea. Aquí se destaca que los vehículos de carretera son los más contaminantes con un 11 % de las emisiones globales. A pesar de que la aviación mostró una baja en 2022 por la pandemia, Pnuma reportó que tuvo un aumento notable del 19,5 %.
La agricultura ocupa la tercera posición con 11 % de las emisiones globales, esto equivale a 6,5 GtCO2. De este porcentaje, la ganadería se lleva el 6 % y el 5 % se da a raíz de prácticas como la quema de biomasa y la gestión de sueños. Este sector tiene un impacto significativo debido a la intensificación de prácticas agrícolas y al aumento de la demanda alimentaria global.
Con 11 % del total de emisiones, el sector industrial es otro de los grandes emisores en el cuarto puesto, generando igualmente 6,5 GtCO2. Aquí están procesos industriales relacionados como la fabricación de bienes. De acuerdo al reporte, la alta dependencia de combustibles fósiles y la falta de electrificación en algunos procesos clave explican su considerable impacto ambiental.
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Procesos industriales específicos como la producción de cemento y la fabricación de metales y químicos están en el quinto puesto con el 10 % de las emisiones globales. El cemento se destaca en este grupo por su elevada huella de carbono.
Las edificaciones son responsables del 9 % de emisiones globales, posicionándose en sexto puesto. Principalmente, este porcentaje es generado por el consumo energético en calefacción, refrigeración, iluminación y uso de electrodomésticos y la latente dependencia de fuentes de energía no renovables.
Los tres últimos puestos suman un total del 13 % de las emisiones globales. En séptima posición se encuentra la producción y transporte de combustibles fósiles (7%) que incluye las emisiones no controladas provenientes de la extracción del petróleo, gas natural, minería de carbono y las pérdidas en las infraestructuras de transporte energético. Le sigue la deforestación y uso de la tierra con 4%, principalmente adjudicado a la destrucción de sumideros naturales de carbono, como bosques para dar paso a actividades humanas. Un porcentaje que también se relaciona a la pérdida de capacidad para absorber carbono de la naturaleza.
En la casilla 9 está la gestión de residuos sólidos y líquidos con 4 %. Este valor proviene de la descomposición de residuos en vertederos (que genera metano) y el tratamiento de aguas residuales (que produce óxido nitroso). (I)