Las finanzas sostenibles se traducen en decisiones de inversión que tienen en cuenta factores ambientales, sociales y de gobernanza dentro de una actividad económica o un proyecto. Para Pablo Groeger, director de la Academia ProCredit en Frankfurt, Alemania, las finanzas sostenibles han llegado para quedarse y cada vez hay más conciencia de que las inversiones deben marcar la diferencia.
De acuerdo a una encuesta de Morgan Stanley, el 86 % de jóvenes profesionales está interesado en generar un retorno financiero, que impacte de manera positiva en la sociedad y la naturaleza. “Las cuestiones ambientales están relacionadas con la mitigación al cambio climático. Las cuestiones sociales con la desigualdad, la inclusión y la inversión en capital humano” explica Groeger.
En Ecuador a partir de la firma del protocolo de Finanzas Sostenibles en 2016, los bancos privados han desarrollado productos y servicios bancarios verdes y emisión de bonos temáticos. En 2019, se emitió el primer bono verde por US$ 150 millones. Mientras que, en 2020, el primer bono social por US$ 20 millones. Dos años más tarde salieron al mercado el primer bono sostenible por UD$ 50 millones, de género por UD$ 100 millones y azul por US$ 79 millones. La banca en ocho años ha colocado cerca de US$ 1.900 millones en créditos verdes.
Groeger, quien cuenta con una maestría en Ciencias Sociales de la Universidad de Goethe y un MBA de la Escuela de Negocios (IE), sostiene que los gobiernos representan un papel clave en la inclusión de la sostenibilidad para la toma de decisiones. El experto también asegura que en Ecuador falta mucho por hacer en todo lo relacionado a la desigualdad.
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