La conducción de una empresa familiar siempre ha sido y será un reto. Trabajar con la familia, lograr consensos y generar acuerdos son tareas permanentes en estas organizaciones, más aún teniendo en cuenta que a escala global el 90 % de las empresas son familiares.
Para hablar de este tema, Forbes Ecuador invitó a su estudio a dos expertos en el tema: los mexicanos Guillermo Cruz y su hijo Guillermo Eduardo, que dirigen la consultora GIS, en México, y suman cerca de 800 clientes. Ellos parten su análisis de una pregunta que siempre hacen a los directivos de firmas que requieren sus servicios: “¿Pueden irse de vacaciones durante tres meses y lograr que el negocio continúe? Si la respuesta es no, entonces es necesario institucionalizar la empresa”. Y eso implica aplicar conceptos de gobierno corporativo.
“El empresario de hoy tiene muchos miedos y uno es perder el control de la empresa que fundó y que mañana deba pedir permiso a sus hijos o a otros ejecutivos, que incluso lo pueden hacer mejor que él”, asegura el mayor de los Cruz.
Ellos citan datos del Banco Mundial que asegura que el 95% de los negocios familiares acaba en la tercera generación y el 50 % en la segunda generación.
En una conversación bastante entretenida estos asesores de empresas familiares hablan sobre los conflictos más comunes que vive una empresa familiar. “Uno es cómo separar el trabajo de la vida en la casa. Lo llamamos la mesa del comedor, en donde queremos resolverlo todo y no hay vida familiar, ni empresarial”. Otro conflicto es no escribir las reglas de todo, desde la preparación que se requiere para ser parte del negocio hasta los salarios y los horarios.
También mencionan el amor especial que se debe tener por la empresa porque es el patrimonio de todos. “Los celos también pueden causar problemas, más cuando sin varias generaciones las que participan en la empresa”. (I)
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