Antes de aterrizar en Ecuador, en febrero de 2021, Randall Quesada Lobo ya había recorrido varios países. Tenía experiencia laboral en Costa Rica, Guatemala, México y Brasil, y estuvo en asignaciones temporales en Medio Oriente y en Marruecos. Apenas se graduó de Ingeniero Químico, postuló a tres empresas y decidió comenzar en el Grupo Bimbo, con solo 23 años. Así arrancó una carrera ascendente en el área de capacitación técnica, supervisión de producción, ventas, negocios y direcciones de marketing, hasta convertirse en el CEO de Bimbo Ecuador.
Hace 21 años, me llamó la atención esa aspiración de la empresa de ser líder global de la panificación, que en esa época no lo era, hoy sí lo es. Tenía una aspiración grande y una orientación hacia los valores y creo que yo sabía que eso era muy afín con lo que quería ser como persona y como profesional, y ahí comenzó una historia muy bonita, una relación con Bimbo, que hasta ahora me ha dado muchos éxitos y recuerdos.
La marca tiene más de 78 años en el mercado global (se fundó en 1945), con más de 133.000 colaboradores y en 2020 alcanzó ventas por US$ 15.400 millones. Tiene 203 plantas de producción y aproximadamente 1.700 centros de venta localizados en 34 países, en cuatro continentes. Produce 13.000 productos bajo 100 marcas paraguas en categorías como pan de caja, bollos (pan de hamburguesas y hot dog) y pan tostado.
Bimbo Ecuador ingresó hace casi nueve años al mercado ecuatoriano, a través de la adquisición de Tiosa S.A. (Supán), empresa líder en la industria de la panificación. La compra incluyó marcas como Supán, Bimbo, Grilé, Braun, Dulzones, Rey-pan y Pansol en las categorías de pan, bollos y pan dulce. Operar en el país fue parte de una estrategia de fortalecer su presencia en América Latina. La empresa tiene 1.154 colaboradores a escala nacional.
Quesada no puede dejar de mencionar las bondades naturales que posee Ecuador como una fortaleza. No todos tienen lo que Ecuador posee: Galápagos, Sierra, Costa, Amazonía. Entonces, sintámonos bendecidos de estar donde estamos, cuando podemos estar en un país desértico, y no estamos viendo eso como una ventaja.
Vivió mucho tiempo en zonas rurales de Costa Rica. Desde los 14 años practicaba atletismo, en 100 y 200 metros, fue amateur en selecciones locales y universitarias, y en los últimos años practica como aficionado. Además, es montañista activo y un lector empedernido. Tiene un MBA con énfasis en Finanzas.
Lo que más me gusta son las montañas, he ido al Cotopaxi, al Cayambe, y tuve que abortar un ascenso al Chimborazo a causa de una avalancha. Amo los montañas, son un regalo que tiene Ecuador, corro en la Costa y escalo en las montañas. En México tomé el gusto por las montañas, pero acá en Ecuador afiné el aprendizaje porque tienen montañistas de altísimo nivel y el equipamiento también es de primera categoría.
Ser un trotamundo con Bimbo ha forjado al ejecutivo de ahora. Comenzó la carrera en su natal Costa Rica, ahí estuvo casi cuatro años, luego comenzó a moverse a otros destinos. La segunda parada fue Guatemala, en el área de marketing. De ese país guarda buenos recuerdos, incluso uno que le marcó su vida, ahí conoció a su esposa, quien ha sido su compañera en esta gira de hacer maletas, cambiar de rumbo, de casa y de aprender otra cultura. Cree que cada país le ha dejado buenos recuerdos y le ha tocado abrir la mente, entender la cultura, y a su gente.
Cuando uno tiene tantos años en una empresa definitivamente va adquiriendo en la forma de ser muchas de las características de esa empresa. Creía que si uno va a estar mucho tiempo en un lugar, seguro que va a compartir el valor de la empresa, y decía quiero aprender y quiero aportar. Viéndolo hacia atrás, después de 21 años, puedo asegurar de que he aprendido mucho y he aportado mucho, y quiero pensar que esa es la razón por la que estoy acá. Entonces, hay esa simbiosis, y creo que ambos entendemos el valor de la gente. A veces nos olvidamos, en un mundo tan digital, tan automatizado, que finalmente las personas movemos el mundo, para bien o para mal, porque el ser humano tiene cosas muy grandes, muy buenas y a veces no tan buenas. Nuestra habilidad es tomar esa naturaleza humana, sacar lo mejor, y entender que somos empresas hechas por personas y que servimos a personas.
Desde la primera salida su familia (esposa e hijo) lo acompaña. Dice que comparten la visión de querer conocer el mundo, tener experiencias nuevas, aunque mantienen y conservan las raíces de sus familias en el país de origen.
Después, un lugar lo llevó a otro, a medida que crecía en el grupo. Tras dos años en Guatemala, se fue a México, a la oficina central del Grupo Bimbo. Era Ciudad de México, y eso fue un salto muy importante, yo decía: 'Ahora vamos a las grandes ligas'. México es un mercado gigante y por sí solo Bimbo es un grupo enorme, es el líder y es la marca más querida en México. En los cinco años que permaneció en suelo mexicano, también recibió asignaciones temporales en Medio Oriente, en Arabia Saudita, Líbano y Dubai. A su retorno, pasó a una gerencia de negocios en Monterrey, a operar la marca Sanissimo, unas galletas de maíz hechas al horno, que en Ecuador se venden como Salmas.
México fue un paso de aprendizaje, venía de mercados muy interesantes, aunque pequeños, pero de pronto apareces en un mercado más grande y tienes que pensar más en grande. En esa época me enseñaron a que el mundo es mucho más grande, tal vez, de lo que uno puede pensar y te enseñan a expandir la mente en la forma en que antes no pensabas.
Posteriormente, en 2015, Bimbo lo mandó a trabajar a Porto Alegre, la capital del estado de Río Grande del Sur, en Brasil. Llegó como gerente general de esa región. Eso fue interesante, es América Latina, pero otro idioma, que aprendí en el camino, en el avión (se ríe), digamos que no soy tan malo con los idiomas y aprendí portugués rápidamente, Brasil no es un país, es un continente.
En total se quedó tres años en Brasil, dos en Porto Alegre y uno en Río de Janeiro. Luego volvió a México como director de Marketing de Ricolino, una filial del grupo, donde se permaneció tres años. El salto a Ecuador llegó después, tras el primer año pandémico, era 2021 y todavía se vivían restricciones, aforos, pero recuerda que encontró a Bimbo sólida, con una buena estrategia, protocolos y medidas que le permitieron capear la crisis sanitaria. Se convirtió en el cuarto gerente general en Ecuador, luego de que el grupo adquirió la empresa, en 2014, y mantuvo la tradición y la cultura de Supán y otras marcas.
Ecuador es un país donde nuestra adaptación fue muy rápida. Podemos decir que nos sentimos muy cerca de casa y creo que el ecuatoriano tiene una forma de ser muy buena persona. Hoy estamos en un mundo donde esa cualidad no es tan común, en donde la gente comienza un poquito pensar en si mismo o a polarizarse. Pero en Ecuador hemos encontrado gente muy buena en su esencia y eso hace muy fácil la adaptación, hay gente con buenos deseos y con buenas intenciones alrededor tuyo, y yo pondría eso como una de las fortalezas que tiene todavía Ecuador.
A nivel de Bimbo, creo que una de las fortalezas es lo fácil de encontrar talento, e incluso han exportado a especialistas ecuatorianos, perfiles gerenciales de áreas técnicas y logística, dentro de la operación del grupo hacia otros países, en misiones permanentes o temporales, como India, Centro y Sudamérica.
Es un valor agregado, y a veces creo que el país tendrá que creérselo. Latinoamérica tiene mucho ese tema, que a veces no valoramos o no nos sentimos capaces de competir en un mundo globalizado. Puede ser que nos achiquemos, nos veamos pequeños pero Ecuador tiene talento para competir. Ahorita nosotros dentro del Grupo Bimbo, entre 18 países, Ecuador logró el primer lugar del mejor proyecto global, junto con México y Brasil, fue un triple empate. Y le decía al equipo esta es una muestra de del talento que el equipo tiene para competir frente a la operación en Estados Unidos, o un país de Europa, Asia o América Latina. Se trata de un proyecto de transformación global de la operación de largo plazo, de muchas etapas, que empezó a ejecutarse desde el año pasado.
¿Qué nos hace falta como país? Creo que una de las debilidades es que hoy dependemos mucho ser productores y exportadores de materia prima y no nos hemos enfocado en valor agregado, en el momento en que el país cambie vamos a estar en otro lugar.
Para Quesada, una oportunidad que debe aprovechar Ecuador, es la cercanía con Estados Unidos. Tenemos la capacidad de tener el mercado más grande y competitivo del mundo que es Estados Unidos y creo que no lo estamos aprovechando. Es una oportunidad que está ahí para todos, en el momento que digan: ¿Qué le damos a ese mercado, además de materia prima? sabremos cómo aprovecharlo.
Entre las amenazas que tiene el país, sin mencionar muchas cosas que son obvias, se refiere a la polarización que se vive en la sociedad ecuatoriana. Cuando ya no somos capaces de discutir las diferencias y construyes un muro o una zanja entre un lado y el otro, entre el blanco y el negro, es una amenaza, los puntos de vista diferente enriquecen a la gente y nos enriquece la capacidad de discutirlo y llegar a acuerdos. (I)