Andrea Valladares, a sus 23 años, estaba dispuesta a comerse el mundo. Por eso no dudó ni un minuto en decir sí cuando la empresa en la que trabajaba (Endesa) en España le propuso viajar a Lima, Perú para dar una asesoría en imagen y presencia ejecutiva. Reconoce que en ese entonces no sabía nada de los países que estaban al otro lado del Atlántico. Ingresó a internet y lo que más se resaltaba de Perú era su gastronomía.
Permaneció en Lima por nueve meses. Y le nació el deseo de quedarse en América Latina. Recuerdo que en esa época se vivía momentos muy difíciles en España, a nosotros nos conocían como la generación perdida, porque era muy complicado conseguir trabajo. Entonces me dije, 'soy joven, no pierdo nada'. Mis padres creían que estaba loca. Y todo pareció alinearse. Un amigo español, que había emigrado al Ecuador, la contactó y le dijo que en Ecuador había muchas oportunidades. Aplicó para un trabajo en Quiport. La llamaron para una entrevista, pasó la prueba y aterrizó en Quito a finales de 2013. Desde el avión veía las montañas, a lo lejos el Cotopaxi, era un día despejado, estaba embobada con el paisaje. Me dije 'parece una pequeña Suiza'. Tengo que confesar que de Ecuador no sabía nada.
Graduada en Administración de Empresas de la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid, cuenta con un MBA y un Máster en Dirección Comercial y Marketing en la Escuela de Negocios Europea de Barcelona. Cuando concluyó la consultoría en Quiport, en 2015, se le abrió una puerta como analista comercial y estratega de negocios bancarios en Easysoft. Para ese entonces estaba no solo enamorada del país sino también de un ecuatoriano, Xavier Ochoa, con quien planea casarse en agosto del próximo año.
En 2018 ingresó como oficial de inversiones en Diners Club. A la vez, apasionada por la moda y la imagen personal, obtuvo certificaciones en Vogue como Estilista de Moda y Personal Shopper. En agosto 2019, estaba de vacaciones en Madrid y se me abrió una puerta en Vogue, mis jefes me decían que el cielo es el límite. Siempre pensé que estaba destinada a hacer cosas grandes. Renunció a Diners y se quedó en Madrid trabajando y estudiando en lo que de verdad le apasionaba.
Regresó a Ecuador en 2022 y fundó Spondyluss, una agencia de asesoría de imagen. El nombre lo escogió por la ruta del spondylus, que le encanta. El mercado laboral en Ecuador es menos trabado que en España, allá las condiciones para los autónomos o emprendedores son dificilísimas, nos llenan de barreras y trabas. Aquí se valora mucho al emprendedor, por lo que los trámites son mucho mas rápidos y eficaces.
A sus 32 años, Valladares, de estilo impecable y simpatía desbordante, afirma que la mujer ecuatoriana es un ejemplo de valentía y resiliencia. Admiro a las mujeres ecuatorianas, representan el mayor porcentaje de mujeres emprendedoras en el mundo un 33,6 %. Nunca desmayan. Pese a las dificultades, siempre sacan a su familia adelante, son muy valientes. Para mí, son el ejemplo y el empuje que necesité para sacar adelante mi negocio". Spondyluss hoy cuenta con oficinas en Quito, Madrid y Londres. En total trabajan 60 persona. En 2022, su facturación fue de US$ 300.000 y las expectativas para este año es superar los US$ 500.000.
Para lograrlo, arranca cada mañana a las 05:00 con la planificación de su agenda, luego hace una hora de spinning, se toma un café y está lista para trabajar, a veces hasta 12 horas. Comenta que una master class de hora y media cuesta aproximadamente US$ 500, mientras que una top está por los US$ 2.000. Los talleres son personalizados y superan los US$ 3.500.
Al ecuatoriano le falta autoestima, tiene que aprender a creerse. Pese a la incertidumbre política y la disminución de la inversión extranjera es impresionante cómo las empresas se reinventan. Yo lo llamo camaleonidad a la forma como encuentran estrategias frente a las circunstancias.
Amante de la comida ecuatoriana, siempre que regresa de Madrid lo primero que come es un ceviche mixto de camarón y concha. También se deleita con las cascaritas, el mote sucio, el tigrillo, el hornado y el mote pillo. Con su prometido ha recorrido el país, pero nunca deja de sorprenderse por el paisaje. Dice que su visita a Galápagos fue alucinante. "Nadamos con lobos marinos e iguanas. Me siento una ecuatoriana más. Este país me abrió las puertas y estoy muy agradecida. (I)