Tiene una amplia trayectoria en la banca inglesa y en la década de los ochenta empezó su carrera como expatriado. Paul McEvoy recuerda con precisión cada fecha importante en su vida profesional.
En 1988, como International Audit Manager de Lloyds, viajaba constantemente a las oficinas de Buenos Aires, Sao Paulo, Nueva York o Madrid, lo que le abrió el apetito por un mundo sin límites, ni fronteras. Siempre estaba pendiente de que se abra alguna plaza fuera de Londres, hasta que llegó el día.
En 1990 fue nombrado Account Manager en Guatemala, donde conoció a su esposa. La aventura continúo en Paraguay y después Panamá. “Te imaginas, nosotros vivíamos en Ciudad de Panamá y la oficina del banco quedaba en la zona libre de Colón. Como la carretera no era buena, todos los días viajaba en avioneta, cada tramo tomaba unos 25 minutos”, recuerda, como algo anecdótico
La siguiente parada fue en 1997, en Guayaquil. “Estaban recién construyendo el malecón. Llovía muchísimo, por el Fenómeno El Niño y la ciudad toda se inundaba. Una vez, en el aeropuerto, tuve que sacarme los zapatos y alzarme las bastas de los pantalones para caminar por el terminal. La siguiente vez me subí en uno de los carros que manejan los maleteros”.
Durante ese tiempo empezó la crisis bancaria, de los 44 bancos que funcionaban, en el año 2000 quedaron unos 22. “Terminé con una maestría de manejo bancario en tiempos de crisis. A pesar de todo, empezó mi fascinación con este país. La gente muy cálida y amigable. Con mi esposa e hijo viajábamos los fines de semana a Salinas o Playas. Recorrimos la ruta del Spondylus, en esa época las playas eran vírgenes, muy extensas y llenas de palmeras, casi no había hoteles”. Para Paul McEvoy, nada supera a un buen bolón de verde con huevo frito para empezar la jornada.
Graduado de Geógrafo en la Universidad de Oxford, con una maestría en Banca y Finanzas, su siguiente parada fue de tres años en Honduras. En 2004 volvió a Ecuador como Country Manager. “Quito es una ciudad mágica. Tienes todo a la vuelta de la esquina. En una hora y media estas en los glaciares del Cotopaxi y en tres horas llegas a la Amazonía. La gente es formal, culta, pero sobre todo amable y generosa. Una de mis experiencias más difíciles, fue cuando Lloyds decidió vender las nueve sucursales que tenía en el exterior. Ecuador fue la última en venderse y la única que no fue adquirida por un banco internacional”.
Una vez concluida esta misión, su siguiente parada fue como CEO del banco en Japón. McEvoy, tras 28 años de una carrera corporativa, tomó una decisión radical. Renunciar y volver a Quito, sin un trabajo fijo. Este inglés estaba seguro de que Ecuador es un país de oportunidades y que una puerta se abriría en el momento menos pensado. No se equivocó.
Con su familia aterrizó en la capital en enero de 2014 y en marzo fue nombrado Gerente General de la Bolsa de Valores de Quito. En la actualidad se desempeña como General Manager de ChevyPlan. Esta empresa, con 20 años en el mercado, es parte de General Motors y de su red de concesionarios. En 2023 financiaron 2.400 vehículos y la facturación fue de US$ 60 millones. Explica que funciona con un sistema de ahorro programado que permite adquirir un automotor nuevo mediante el pago de cuotas mensuales.
“Por ejemplo, si uno compra un vehículo con ChevyPlan el costo total sale por debajo del 8 % de interés, mientras que en un banco puede llegar hasta un 15 %. Entonces si uno financia a cuatro años el pago de su vehículo, el ahorro para el cliente es entre US$ 4.000 y US$ 5.000”.
Este 2024 lo ve complicado. Factores como la inseguridad, la violencia, la delincuencia y el alza del IVA han contribuido a la contracción del mercado. Aspira que se mantengan los números del año anterior.
Con un acento que todavía mantiene dice que los ecuatorianos debemos aprender a valorar lo que tenemos. McEvoy está tan enamorada de este país que oírlo hablar, hace que nos sintamos más orgullosos. “Puedo decir que cada rincón que conozco es increíble, más allá de Galápagos o el Cuyabeno. Sin dudar su gente es lo que le vuelve único. Tengo amigos entrañables, que son más que familia. He vivido en seis países, pero ninguno le iguala a Ecuador. No sé si me jubilaré en este país, pero lo disfruto todos los días”. (I)