Una pasantía de tres meses se transformó en una historia que se está escribiendo por más de 15 años en Ecuador. Su amor a primera vista fue el Centro Histórico de Quito. Emilie Blancke se sintió cautivada por las iglesias y las edificaciones que son parte de la identidad de la capital ecuatoriana. Nuestro país hizo que esta nómada cambie su hogar natal, Marcq-en-Baroeul, en Francia, por las montañas y los valles que caracterizan a Quito.
Dejó Europa cuando tenía 20 años, había culminado sus estudios en importaciones y exportaciones y se embarcó en un avión que aterrizó en Ecuador. Empezó a trabajar en un hotel boutique en Quito, un requisito indispensable para validar su licenciatura. En su plan estaba aprender el idioma y viajar un poco, aunque nunca pensó que aquí sería donde construiría su negocio y su familia. Era 2009, la belleza de los paisajes y la facilidad para viajar fueron factores determinantes en esta decisión. “Me gustó mucho que en pocas horas podía llegar a la Costa, al Oriente, recorrer la Sierra… Trabajaba de lunes a viernes, pero los fines de semana podía ver algo diferente”.
Al culminar su estancia le ofrecieron un trabajo fijo en una cadena hotelera. Sin embargo, Blancke quería trabajar en una agencia de viajes o incursionar en algo propio. En un inicio, junto con un socio, abrieron una empresa, pero no fueron compatibles en lo que buscaban, ni en el estilo de agencia que querían. Tiempo después conoció a los directivos de Tucaya Travel e hicieron clic. Esta compañía nació hace 27 años en Venezuela y hoy ya tiene presencia en Panamá, Costa Rica y Colombia. Ecuador fue la última oficina que abrieron en 2019, bajo el liderazgo de esta francesa.
Tiene 35 años y no solo es la gerente, sino también la accionista de Tucaya Travel Ecuador. “Tuve el apoyo de los socios, quienes tenían una cartera de clientes extensa en los otros países y -con ese impulso- fue fácil conquistar nuevos interesados”. De acuerdo con esta experta en turismo, los destinos más atractivos son Quito, recorrer la Cordillera de Los Andes y llegar a Guayaquil. Algunos turistas deciden extender su viaje y pasar unos días en la costa del Pacífico, en Galápagos o en la Amazonía. “Nosotros trabajamos a la medida de lo que quiere el viajero y según la experiencia que está buscando. Si quiere ir rápido para ver más cosas o ir despacio, aprovechando cada lugar. Si le gusta la fotografía, los animales, las plantas, las aves… creamos viajes que calzan a lo que cada persona busca”.
Los extranjeros son mayoría (95 %) y algo más de la mitad son francófonos. La mayoría proviene de Francia, Bélgica, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. Blancke siempre les recomienda recorrer el Centro Histórico de Quito y visitar el Parque Nacional Cotopaxi, que está muy cerca y ofrece una infinidad de actividades al aire libre. En pocos años, esta agencia ha logrado posicionarse y por eso el año pasado facturó más de US$ 800.000, casi el doble de lo registrado en 2022.
En la entrevista, esta ecuatoriana de corazón dice que lo más difícil de emprender fue tener una relación con los proveedores locales. “Muchos no me consideraban ecuatoriana y los tratos, las tarifas y la flexibilidad son mayores cuando tratas con compatriotas. Actualmente, ya no tengo esos problemas, pero al inicio sí fue duro. Ahora conocen la agencia y nuestra forma de trabajar”.
Con seis colaboradores en sus filas, una de sus principales propuestas de valor es realizar un seguimiento integral del pasajero. “Lo hacemos desde antes de su llegada hasta que se sube a su vuelo de regreso. Estamos 24/7 para contestar todas sus preguntas, hacerles recomendaciones o solventarles problemas como la pérdida del equipaje, entre otros”.
La situación social del país es clave para su negocio y Blancke asegura que están pasando por un momento complicado. “Hemos tenido cancelaciones de grupos grandes. Estos meses son claves para las ventas, pero nadie va a reservar un viaje a Ecuador. Las agencias con las que trabajamos decidieron cerrar la primera fecha de venta para concentrar todos sus esfuerzos al final del año, cuando todo esté más tranquilo y en el extranjero se olviden de las noticias negativas”. Una de sus estrategias para contrarrestar esta situación es contar a sus clientes (o posibles clientes) lo lindo que es el país, explicarles que la situación es “normal” y se puede “turistear” con tranquilidad. “Intentamos siempre posicionar cosas positivas”.
Para terminar, Blancke enfatiza que Francia emitió una recomendación de no viajar a Ecuador y esto sí dificulta las ventas. A pesar de eso, el mes que viene pinta bien, ya que no han recibido muchas cancelaciones. Espera que todos se enamoren del país, como ella lo hice hace 15 años. “Yo amo Francia, pero me voy a quedar en Ecuador. Aquí están mis hijos y mi vida”. (I)