Él devolvió la movilidad a más de 6.000 personas
Dave Krupa es el fundador de Range of Motion Project (ROMP), una organización que se enmarca en fabricar y entregar prótesis a personas de bajos recursos. Su historia personal, marcada por la discapacidad, lo llevó a crear un modelo de atención sostenible que combina tecnología, inclusión y accesibilidad.

Tenía apenas 18 meses de vida cuando los médicos amputaron su pie izquierdo. Una deformidad congénita marcó sus primeros pasos, pero no su destino. Desde entonces, la prótesis se convirtió en parte de su cuerpo y, sin saberlo, también en la brújula que definiría su propósito.

Dave Krupa nació en Chicago hace 44 años. Creció en una familia de clase media, sin grandes lujos. El cambio constante de prótesis por el crecimiento fue parte de su vida. Aun así, en la adolescencia no pudo evitar el impacto del bullying. "Me hacían sentir inferior. El apoyo familiar fue muy importante, porque la salud mental es fundamental para todo. Aprendí a ser resiliente y a valorarme". Krupa encontró en la lucha libre estilo grecorromana una válvula de escape y una lección de vida. "Entendí que no se trataba de vencer al otro, sino de superarme a mí mismo".

Su primer impulso vocacional lo llevó a estudiar biología en la Universidad de Illinois, con la idea de ser médico. Pero un día, entre los estantes de una biblioteca universitaria, algo cambió su destino. Se topó con un artículo que hablaba de miles de personas con miembros amputados en Sierra Leona, Afganistán y Camboya. "Yo pensaba que todos recibíamos prótesis como yo", dice. Esa revelación le sacudió el alma. Y ese sacudón cambió su rumbo para siempre: decidió convertirse en protestita.

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Desde entonces, cada momento de tiempo libre se convirtió en una oportunidad para viajar y ofrecer su ayuda como voluntario. Viajó a Haití, Nicaragua, Pakistán, Costa Rica y llegó por primera vez al Ecuador en 2004.  "Colaboré con la fundación Hermano Miguel. En estas brigadas hacíamos entre 30 y 40 prótesis. Descubrí que el modelo no era sostenible, porque no había un seguimiento a largo plazo".

Esta inquietud se transformó en acción. En 2005 fundó, junto a Erik Neufeld y Josh Kaplan, Range of Motion Project (ROMP), una organización sin fines de lucro para ofrecer a la comunidad un servicio continuo con tecnología de buena calidad. Una de las primeras iniciativas fue el reciclaje de prótesis antiguas donadas por empresas estadounidenses.

El primer intento de materializar este sueño los llevó a Guatemala, en mayo de 2005. Sin recursos iniciales, pero con la conexión de una ONG local para llevar adelante su proyecto "conseguimos levantar US$ 25.000 y nos donaron maquinaria usada valorada en US$ 100.000. Logramos llenar un contenedor cargado de esperanza".

Uno de sus mayores retos fue al llegar a Guatemala. Su primer paciente fue una niña de diez años, con la misma deformidad congénita con la que él nació. "Para caminar se ayudaba de muletas. Me impresionó fuertemente, pero enseguida supe que mi razón de vida era la correcta. En tres meses estuvo lista su prótesis. En el mercado privado costaba unos US$ 20.000 y ella la recibió gratis".

En 2007, por amor, se radicó en Ecuador.  Con más de US$ 10.000 abrió Proteus, una clínica privada para atender a segmentos de la población que se podían pagar el valor de una prótesis y así recaudar fondos para ROMP. En sus primeros diez años de existencia logramos levantar más de US$ 1 millón y hemos elaborado más de dos mil prótesis".

Cambiar la vida de una persona es lo que más llena de satisfacción al estadounidense Dave Krupa. Para él la adversidad se convirtió en un proyecto de reconstrucción de vidas. Asegura que su lucha por la inclusión y acceso a la tecnología para las personas con discapacidad no tiene límites. "Por cada dólar que invertimos, entregamos 100 dólares de valor a la sociedad. La mayoría de nuestros pacientes viven con menos de $7 al día. Cobramos un copago que no llega a los US$ 300, teniendo en cuenta que una prótesis en Ecuador supera los US$ 20.000. Los pacientes de la Amazonía reciben la prótesis totalmente gratis, porque en su mayoría no tienen ingresos fijos".

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La concientización sobre la importancia de la inclusión y la accesibilidad para las personas con discapacidad sigue siendo una prioridad, buscando derribar barreras físicas y sociales. En este contexto creo Krupa O&P, una empresa dedicada a la importación y distribución de tecnología ortopédica.  Hoy factura más de US$300.000 al año.

En estos casi 20 años, ROMP ha entregado alrededor de 6.000 prótesis en Ecuador y Guatemala principalmente. En 2024, los ingresos fueron de US$ 2.087,061. En su centro de reciclaje en EE.UU. procesan unas 10.000 libras de materiales al año.

Ahora se prepara para volver a EE. UU. para actualizarse en nuevas tecnologías. Su sueño es seguir innovando y experimentar con la creación de prótesis hechas 100 % en Ecuador. Mientras tanto, sigue trabajando con la misma pasión del primer día. "Para mi cada prótesis no es solo una pieza de fibra de carbono o metales, es dignidad, es una segunda oportunidad". (I)