Lo que comenzó como un viaje de mochilero a los 24 años, se transformó en una historia de experiencias y anécdotas en Ecuador. La primera impresión de Marcus Da Fonseca al sobrevolar Quito fue impactante, al contemplar la ciudad desde la ventana del avión.
En ese entonces, el aeropuerto funcionaba en donde hoy es el Parque Bicentenario. Recuerda que su primera expresión fue: “¡Wooow que linda ciudad!”.
De espíritu aventurero, enseguida se sintió como pez en el agua, porque todo estaba a la vuelta de la esquina. “Yo venía de un país muy violento y aquí me sentía muy seguro. Podía caminar y moverme con tranquilidad. Esto me inclinó a construir mi vida acá”.
Graduado de turismo y hotelería de la Universidad Augusto Motta en Río de Janeiro lleva en su sangre un espíritu gitano. Nació en Recife, pero a los dos años se mudó con su abuela a Valença, seis años después se trasladó con su madre a Río de Janeiro. En 1995, cruzó al otro lado del mundo a Macao, una región autónoma de la costa sur de China continental. “Vivir cinco años en China me abrió los ojos al mundo y despertó mi espíritu aventurero, aunque nunca aprendí hablar bien cantonés o mandarín. Volví a Brasil con la idea de ser profesor de historia, pero el destino me tenía preparado otro camino”.
Como el dinero no alcanzaba, mientras estudiaba empezó a trabajar en un hostal y gradualmente se sumergió en el mundo del turismo. Durante esa época conoció a una joven ecuatoriana que mochileaba por Brasil. Se enamoraron y así empezó su historia en Ecuador.
En 2008, a sus 24 años, renunció a su trabajo para con una mochila en brazos viajar más de 12 horas para reencontrarse con su pareja. Rápidamente consiguió trabajo en una operadora de turismo; recuerda que ganaba US$ 250 mensuales. Seis meses después se unió a otra operadora, donde estuvo cinco años. Su plus era el turismo brasileño. “Empecé a viajar por todo el Ecuador y cada rincón me parecía más hermoso que otro. Me gustaba preparar itinerarios de aventura desde cero que incluían caminatas, trekking, kayak y buceo. He estado como quince veces en Galápagos y volvería muchas veces más. En la Amazonía el Cuyabeno es impresionante, Cuenca es una ciudad cautivadora y las playas de Manabí tienen su magia”.
Simpático, carismático y extrovertido, la conversación fluyó entre aventuras, historias, anécdotas y una que otra carcajada. Es tan enamorado de Ecuador que basta oírle para convencernos de que tenemos un país maravilloso.
En 2014 tuvo un paso rápido en la Empresa Ferrocarriles del Ecuador. Durante un paseo en tren, conoció al country manager de Multitrabajos quien luego de algunas conversaciones le ofreció que se uniera al equipo. Aceptó, pero al año renunció con la idea de emprender su propio camino. Abrió su agencia de turismo, logrando vender US$ 130.000 en tours. “Soy una persona de retos, dispuesto a enfrentar desafíos. En mi diccionario no existe el ´no puedo´. Me llamaron nuevamente de Multitrabajos para ofrecerme la gerencia de Marketing de Plusvalía.com y desde 2021 también me responsabilizo de Compreoalquile.com de Panamá”.
En Ecuador esta plataforma digital factura sobre los US$ 2.700.000, cuenta con más de 70.000 propiedades en lista y genera 1,5 millones de visualizaciones mensuales. En Panamá, el mercado es más pequeño, con una facturación es de US$ 700.000 se publican 50.000 avisos al mes.
“Ecuador tiene más fortalezas que debilidades. Soy un embajador de este país para el mundo. Es único por su ubicación, su clima, sus recursos naturales, pero sobre todo por su gente. Los ecuatorianos son muy amables, siempre dispuestos a darte una mano, pero les hace falta creerse y valorar lo que tienen”.
Frente a los recientes eventos de violencia e inseguridad afirma que es el momento de ajustar los tornillos para evitar que Ecuador deje de ser la isla de paz que siempre ha sido. “Brasil perdió la guerra, aquí estamos a tiempo para ejecutar un proyecto de seguridad jurídica y económica. Siempre me digo: Si uno no está conforme con su vida, debería conocer India, donde la extrema pobreza y las diferencias sociales se multiplican por mil. Después de conocer ese país siempre me digo que soy una persona bendecida”.
Padre de un hijo de 13 años, Da Fonseca habla inglés, francés portugués y español. Se declara un fanático de los ceviches, especialmente el mixto de camarón y pescado. A sus 41 años aspira a que todos se enamoren de Ecuador, como él lo hizo hace 16 años. “Este es un país de oportunidades y hay que saber aprovecharlas”. Con su mochila al hombro como todo aventurero, no sabe cuál será su próximo destino, pero por ahora asegura sentirse en casa.
Su mochila sigue al hombro, como todo aventurero no sabe cuál será su próximo destino, pero por ahora asegura sentirse en casa. (I)