Margarita Quizhpi es la fundadora y gerente General de Mishki (dulce, en quechua). Nacida en 1994, en la comunidad de Sisid Anejo de la parroquia Ingapirca, provincia del Cañar, es la última de cinco hermanos y una de las miles de hijas de la migración. Sus padres abandonaron el país después de la crisis económica de 2000. Hasta 2012, ella fue cuidada por sus hermanos, su madre regresó cuando cumplió la mayoría de edad, mientras que su padre continúa allá. Tres de sus hermanos también migraron a EE.UU. y su otra hermana, graduada en ingeniería de turismo, la acompaña mientras saca adelante su emprendimiento de turismo rural.
Empezó con su emprendimiento en 2020 mientras cursaba su último semestre de Ingeniería de Alimentos, en la Universidad Politécnica Estatal del Carchi. Durante sus primeros años universitarios conoció a Ronny Morocho, quien ahora, a parte de ser su socio, también es su pareja. En una de sus clases aprendió a fermentar y, cuando inició la pandemia, regresó a su comunidad para sacar adelante su sueño de tener una marca propia de cerveza. “Empezamos con una inversión de US$ 150 (más o menos) y hacíamos todo de manera artesanal en las ollas de mi casa”.
Después de ocho meses, con una inversión de US$ 12.000 construyeron su primera planta de producción. Al ver que sí había acogida, hicieron un trato con Iván Cazho, migrante de su comunidad en EE.UU., para exportar la cerveza rubia Mishki al mercado estadounidense. Decidieron realizar su primera exportación a Chicago. “Nos pidió 1.000 botellas. Sabíamos que no íbamos a poder, no teníamos la capacidad de producción. Entonces tuvimos que pedir prestado el dinero para apoyarnos con otro fermentador”.
Y casi se quema el pan en la puerta del horno. “Teníamos que entregar las botellas en el aeropuerto de Quito a las 10:00, pero a las 09:00 una de las personas que me ayudaba con la exportación me dijo que las botellas tenían que ir con una seguridad extra, entonces nos tocó colocar esponjas a cada una de las 1.000 botellas. Pudimos entregarlas a las 11:30 y, gracias a Dios, nos esperaron y se las llevaron”.
Hoy, Quizhpi destina 90 % de su tiempo al emprendimiento y el resto a apoyar a su familia con los cultivos de tubérculos. Este año, la pareja espera facturar unos US$ 50.000 para continuar con el envío de su producto a otras ciudades de EE.UU. “Hemos querido plasmar nuestro idioma y nuestra tradición en esta cerveza, la que queremos hacer llegar a nuestros compatriotas que están allá”. Actualmente, el producto está a la venta en locales de Chicago como la Casa del Pan Balery, la Peña Bar Restaurant, Pájaro Azul Liquor & Food y la Tropicana Bar Restaurant. (I)