Todo empezó hace cinco años, cuando a la boliviana Stephanie Taborga, quien fijó su residencia en Quito desde hace más de diez, le detectaron unos ganglios inflamados a la altura de los senos. En ese momento, el mundo se le vino abajo, sobre todo por su pequeña hija que en ese entonces tenía tres años. Fueron épocas difíciles, múltiples exámenes, fuertes medicamentos, la comida le sentaba mal, pensó que iba a morir, hasta llegó al punto de hacer un testamento.
En ese tiempo conoció a la venezolana Verónica Gottber y se hicieron grandes amigas, ambas asistían todos los días a retirar a sus hijos de la guardería. Su amiga, al verla en esta situación, empezó a investigar cómo ayudarla a través de una buena alimentación, había escuchado de la Yaca, Jaca o Jack fruit y los poderes que escondía. Se trata de la fruta más grande del mundo, es originaria de Asia y puede llegar a pesar más de 30 kilos. Su composición nutricional y contenido proteico es bastante elevado, los fitonutrientes que se encuentran en ella son compuestos naturales, beneficiosos en la prevención de enfermedades como el cáncer o la diabetes, según se destaca en varios estudios realizados. Probaron con este alimento y los resultados fueron positivos, preparaban guisos, con este producto que sustituye a la carne, todos los días.
Taborga se volvió vegana, alimentándose con plantas. Seis meses después su salud mejoró, poco a poco fue dejando las pastillas; sentía que volvía a la vida. Los malestares pasaban, ya no me hinchaba, poco a poco fui dejando los químicos. Mis médicos no estaban de acuerdo, me decían que estaba loca. Me hice exámenes y las células malignas habían disminuido. Ahora las tengo controladas, aunque todavía tengo recaídas, sobre todo cuando me estreso.
Un día, esta administradora de empresas se dio cuenta que tenía en sus manos un negocio. Gottber, con un título en ingeniera química, era experta en crear platos veganos únicos y ella sabía cómo venderlos, así nació Veggie Lover Food. Como anécdota, la empresa se armó a escondidas de Gottber, porque ella no se animaba y se enteró un mes más tarde. Para el arranque, se invirtieron US$ 600.
Luego de seis meses, el ecuatoriano Javier Llanganate ingresó como socio al negocio para encargarse del área de marketing. Gottber, por temas familiares se mudó a EE.UU. y desde allá maneja el departamento de investigación y desarrollo. Realizaron una nueva inversión por US$ 5.000 en la adquisición de equipos que les permiten conocer la microbiología de los alimentos y sus valores nutricionales, otros US$ 4.000 para obtener el registro sanitario de sus primeros tres productos y en lista de producción cuentan con alrededor de 75 testeados.
Empecé a presentar nuestra propuesta a los retail, porque en Ecuador vender B2C es complicado. No somos logística de última milla, somos productores.
Les ha tomado cerca de cuatro años contar con sembríos formalizados. Actualmente trabajan con 17 proveedores, quienes han aprendido cómo sembrar y cosechar de manera correcta los productos, cómo hacer las mezclas químicas que da la naturaleza, tratar bien a las plantas para que produzcan mejor.
En Ecuador existen cinco tipos de Jack fruit, los cuales se cultivan en el cantón Pedro Vicente Maldonado, en el noroeste de Pichincha. En 2020, con una inversión de US$5.000, crearon una planta en Quito. Cuentan con tres empleados fijos y en época de producción, 15 con contratos ocasionales. La facturación en el 2021 fue de US$ 3.000, con una curva de crecimiento. En abril de 2022 proyectan cerrar sobre los US$ 10.000.
Mediante los tres productos principales se pueden preparar un centenar de recetas, desde hamburguesas vegetarianas con Green Juice, o unos tacos con Jack Fruit BBQ. Los productos se venden al momento en tiendas específicas de Quito y Guayaquil y próximamente en dos cadenas grandes de supermercados.
Como buenas emprendedoras, hace ocho meses dieron vida a Veggie, un sistema basado en Inteligencia Artificial que les permite desarrollar alimentos basados en plantas, pero su sabor se asemeja al del pescado, carne de res o chancho. Son como 8.000 ítems con todas sus propiedades, también incluimos las propiedades de los productos de origen animal, lo que nos permite hacer comparativos y poder replicar sus nutrientes en nuestra oferta alimentaria.
Esta herramienta tecnológica será compartida en una página web, con el objetivo de que cualquier persona tenga acceso a ella y pueda obtener respuesta a sus inquietudes y, en caso de ser necesario, ser derivados con un especialista. Este será un servicio gratuito, así como yo tuve, sobre todo para quienes padecen complicaciones en su salud y están viviendo lo mismo que yo he padecido, destaca Taborga. (I)