Diana Celi soñaba con ser periodista porque sentía que tenía la capacidad para cambiar las cosas, visibilizar una situación, un momento, ser una voz de la sociedad. Sin embargo, al entrar a la universidad a estudiar comunicación social, todas sus ilusiones se fueron al suelo. Recuerda que los profesores eran muy duros con sus opiniones y le decían que con suerte llegaría a ser locutora de radio. Por esta experiencia dejó la universidad y entró a una etapa de crisis.
Sin tener un camino claro, decidió estudiar cosmetología en el Instituto Esperanza Ferra Soto. Mi mamá me presionaba para que tenga una profesión, ella quería que yo sea abogada, pero yo me había desengañado. Por darle gusto entré a estudiar nutrición porque pensaba que iba con la cosmetología, pero nunca me imaginé que tendría relación con la medicina.
Una vez graduada empezó a trabajar como impulsadora de la línea cosmética en Business Pharma, una empresa de la familia de su esposo Enrique Romero. Al poco tiempo renunció porque no sentía que era lo que ella buscaba para su futuro. Empecé a atender a mis amigos en mi casa. La mayoría de los casos no eran para bajar de peso, sino de personas con problemas de salud como diabetes, hipertensión o intolerancia al gluten, azúcar, lactosa, entre otros.
Celi se dio cuenta de la necesidad de crear y elaborar productos con ingredientes saludables, por ejemplo: frutos secos, aceite de coco, chía, soya o aloe vera. La inversión inicial fue de US$ 1.000, que sirvieron para las etiquetas, los envases y la materia prima. Preparaba los productos en la cocina de mi departamento. Arranque haciendo panes con almendras, banano y chocolate, tres variedades de leche, mantequillas y quesos. Así nació Life choice, que significa elección de vida.
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Celi se encargaba de todo, algunos días su jornada terminaba a las cinco de la mañana para cumplir con sus pedidos. El boca a boca empezó a funcionar rápidamente. Mi esposo dejó su trabajo para unirse a mi emprendimiento desde el área de finanzas. Compramos una buena licuadora, luego un procesador de alimentos y un molino especializado para frutos secos. Fuimos probando con nuevos productos y variedades. En 2017, creamos la compañía y cerramos con ventas de US$ 41.482. En esa época éramos los únicos, ahora competimos con marcas enormes.
Ser parte de momentos importantes en la vida de sus clientes y poder ofrecerles una opción saludable es lo que más disfruta. Esta empresaria soñadora y decidida a llegar lejos, sabe que encontró el valor agregado para conseguirlo en un mercado dominado por grasas y carbohidratos.
Diana Celi tiene claro el impacto que quiere generar desde su posición: inspirar a las nuevas generaciones sobre la importancia de llevar una dieta sana para combatir dolencias e infecciones; y así evitar enfermedades crónicas y degenerativas causadas por la obesidad. El boom de Sascha fitness, una influencer con más de cinco millones de seguidores, fue el empujón que necesitaba porque lo que ella recomendaba en sus redes sociales, Celi lo elaboraba en Ecuador. Mi teléfono no paraba de sonar, los pedidos se multiplicaron. En 2018 hicimos una inversión de US$ 80.000 en maquinaria. Esto nos permitió expandirnos con una planta de producción en la vía a Samborondón.
Si buscamos descifrar la fórmula del éxito de esta emprendedora, talvez podría ser la pasión, la dedicación y la disciplina que pone en cada uno de sus proyectos.
La llegada de una pandemia fue otro trampolín para su crecimiento. La facturación superó los US$ 512.000 y sus productos empezaron a comercializarse en las principales cadenas de supermercados del país y en tiendas especializadas en health and fitness. Esta machaleña, que reside en Guayaquil, asegura que con sus recetas rompió el estigma de que comer sano es sinónimo de comer feo.
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Esta madre de dos hijos pequeños confiesa que una vez a la semana pecan con una hamburguesa y papas fritas. De vez en cuando su hijo de siete años le pide que, en lugar de un snack de fruta o alguna variedad de mantequilla, le de dinero para comprar pizza en el bar del colegio. Con una sonrisa dice que esto no le preocupa porque, para ella, lo importante es generar un mensaje a largo plazo en las nuevas generaciones.
Con una filosofía de vida saludable en mente continúa pisando a fondo el acelerador. Hoy cuenta con un portafolio de 16 productos que incluye aceites, harinas, mantequillas, pancakes, chips y siropes para conquistar miles de paladares. En 2023, las ventas superaron los US$ 700.000.
Su primera experiencia de exportación le dejó un mal sabor. Participamos en una feria de Pro Ecuador y un cliente decidió llevarse algunos productos a EE.UU. La expectativa que teníamos no se cumplía, por lo que sospeché que algo no estaba bien. Tomé un avión y descubrí que los puntos de venta no eran los adecuados, la ubicación no era buena, estábamos en ciudades muy pequeñas en Florida. Corté la relación, perdí un poco de dinero, pero entendí cómo es el mercado estadounidense. Estoy trabajando en la estrategia y en el plan de negocios para retomar las ventas a Miami, a partir de septiembre de este año, lo que nos permite calcular una facturación estimada de un millón de dólares".
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Celi asegura que las oportunidades uno las construye y surgen cuando hay disposición para salir de la zona de confort. Este año decidió probar un nuevo giro de negocio. Creo Kasa importaciones y trae directamente de China productos para el hogar. Por el momento dice que vende US$ 300 diarios, pero está segura que pronto esta cifra se multiplicará por 10 porque para ella no existe el 'no puedo'. Para Celi cuando hay determinación, los sueños no tienen límites y trabaja arduamente para hacerlos realidad. (I)