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Quién es el CEO detrás de la empresa que "resucita" animales extintos (y revive a los lobos de Game of Thrones)

Nicolás Della Vecchia

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Ben Lamm lidera Colossal Biosciences, la startup biotecnológica que logró lo impensado: traer de vuelta al lobo terrible, especie extinta hace miles de años e inspiración para los temidos huargos de la serie.

8 Abril de 2025 15.43

Ben Lamm tiene 43 años, una fortuna estimada en US$ 3.700 millones y una obsesión: devolver a la vida especies que la humanidad ya dio por perdidas. Su empresa, Colossal Biosciences, logró lo que parecía ciencia ficción: revivir al lobo terrible, una criatura prehistórica que desapareció hace más de 4.000 años en América del Norte. Este avance convirtió a la compañía en la primera del mundo en lograr la desextinción de una especie, un logro que también disparó el perfil público de su CEO.

El empresario tejano no llegó hasta acá de casualidad. En su currículum figuran cinco compañías tecnológicas que fundó o cofundó, todas vendidas a distintos grupos inversores. La última, Hypergiant, especializada en inteligencia artificial, fue adquirida en 2023 por Thrive Capital, la firma de capital de riesgo de Josh Kushner. Pero su gran salto lo dio con Colossal, el unicornio biotecnológico que creó junto al genetista de Harvard, George Church, en 2021.

 

De la ficción a los laboratorios

 

El plan inicial era tan ambicioso como inverosímil: traer de vuelta al mamut lanudo. Pero la historia pegó un giro inesperado cuando la compañía presentó en sociedad a los primeros cachorros de lobo terrible, un par de crías nacidas a partir de ADN extraído y cultivado en una madre sustituta de gran tamaño, emparentada con la especie. Los bautizaron Rómulo y Remo. Pesan más que un lobo gris a su edad y ya dieron pistas de que el experimento fue exitoso: son más grandes, más fuertes y con una morfología distinta, tal como se creía que eran sus antepasados extintos.

El propio Lamm se mostró impactado con el resultado. "Todavía me da escalofríos", reconoció. "Luego pude alimentarlos con biberón".

El camino científico lo comparte con Church, un pionero de la genética moderna. En 1984, desarrolló el primer método de secuenciación genómica, que permitió entender el ADN de bacterias como el H. pylori, causante de úlceras. Desde entonces, cofundó unas 50 empresas de biotecnología, pero nunca tuvo acciones en Colossal, pese a ser su socio en el proyecto. "El hecho de que no sea multimillonario es casi tan interesante como el de que Ben lo sea", ironizó Church. "Si tuviera mil millones de dólares, los gastaría en esto".

En cambio, Lamm sí supo capitalizar la idea. Desde que lanzó la empresa, recaudó US$ 435 millones en distintas rondas de inversión, con figuras que van desde Tom Brady hasta Peter Jackson, pasando por Sophie Turner, Kit Harrington, Mark Walter y otros nombres del entretenimiento y el capital de riesgo. Su última ronda, de US$ 200 millones, empujó la valuación de la firma hasta los US$ 10.200 millones.

El furor alrededor de Colossal se disparó con la novedad del lobo terrible, una especie mitológica para los fanáticos de "Games of Thrones". De hecho, George R. R. Martin, autor de la saga, es uno de los inversores. La compañía también sumó a varios actores de la serie como asesores culturales. Pero el proyecto no se quedó en la referencia pop. El Departamento del Interior de Estados Unidos celebró el avance como una nueva herramienta para combatir la pérdida de biodiversidad y restaurar ecosistemas.

 

Tecnología genética y negocios millonarios

 

Lamm se muestra convencido de que la ciencia detrás de la desextinción puede tener impacto real. El trabajo que Colossal hizo con el lobo rojo, en peligro crítico, fue clave para perfeccionar la técnica que permitió revivir al lobo terrible. El mismo método, basado en la extracción de células progenitoras endoteliales a partir de una muestra de sangre, podría usarse con cualquier mamífero, según explicó. "Es mucho mejor para los animales. Ahora no solo recuperamos la diversidad genética de los lobos rojos, sino que también logramos desextinguir al lobo terrible", sostuvo.

Los lobos creados están contenidos en un recinto de 810.000 metros cuadrados en una zona montañosa y nevada que la empresa mantiene en secreto. Además de Rómulo y Remo, nació una tercera cachorra llamada Khaleesi, de unos tres meses. Se espera que las crías sigan creciendo hasta el año de vida.

Mientras tanto, Colossal avanza con sus otros proyectos. El más emblemático sigue siendo el mamut lanudo, al que aspira a revivir antes de 2028, un año más tarde de lo previsto inicialmente. También están en carpeta el dodo, extinto en 1681, y el tigre de Tasmania, desaparecido oficialmente en 1982.

Lamm ve un modelo de negocio incluso más amplio. Ya negocia contratos con gobiernos interesados en evitar la extinción de especies vulnerables, incluso a través de la modificación genética. Uno de esos acuerdos apunta a una especie que sufre un cuello de botella reproductivo: hay muchos más machos que hembras, y su ciclo de apareamiento es demasiado largo. 

La solución de Colossal podría implicar inducir a las hembras a reproducirse de forma continua, lo que reduciría 20 años de trabajo y ahorraría unos US$ 250 millones, según sus estimaciones. "Incluso si les cobráramos US$ 100 millones, el resultado sería que están salvando la especie, garantizado", remarcó.

Además, el negocio podría extenderse a los créditos de biodiversidad, similares a los créditos de carbono, e incluso a los impuestos turísticos que algunos países podrían compartir con Colossal si reintroducen animales extintos en sus territorios.

Aunque las críticas existen —como las del geocientífico Karl Flessa, que calificó el proyecto del mamut como "un truco para atraer inversores"—, Lamm asegura que los riesgos están contemplados. "Estamos centrados en la ciencia, porque si la ciencia no funciona, nada de esto importa", dijo.

Las implicancias, de hecho, van más allá del reino animal. Si los úteros artificiales funcionan con mamuts, podrían aplicarse en fertilización in vitro humana, un mercado que crece en todo el mundo. De hecho, una startup paralela, Gameto, ya trabaja en eso bajo asesoría de Church.

En paralelo, Colossal arma una especie de biobiblioteca para conservar tejidos y células de especies extintas o al borde del colapso. Para Lamm, esa sería la base para nuevos contratos con gobiernos y organismos internacionales, que podrían recurrir a esa base de datos para resucitar o preservar especies con potencial ecológico.

Por ahora, el CEO multimillonario que alguna vez leyó "Jurassic Park" como cualquier otro chico, avanza en convertir ese delirio infantil en una industria global de ingeniería genética. Lo que antes fue fantasía, hoy empieza a caminar por la nieve.

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