Qué son los "fracasos inteligentes" y qué se puede aprender de ellos
En el panorama dinámico del éxito profesional, el fracaso es un compañero inevitable y a menudo incomprendido. Todos, desde los deportistas olímpicos hasta los directores ejecutivos, luchan con el estigma que rodea a los reveses y decepciones en sus carreras.

Ori Sasson, dos veces medallista de bronce olímpico en judo, sabe un par de cosas sobre el fracaso. De cara al campeonato europeo de 2018, Sasson era el medallista de bronce olímpico entrante y el favorito para el oro. Pero las cosas no salieron como estaba previsto. No ganó y finalmente decepcionó a la multitud, a sus patrocinadores y a él mismo. La prensa hizo un día de fiesta, afirmando que su carrera atlética había terminado. Estaba aplastado. Pero si hay algo que los atletas de élite hacen excepcionalmente bien es aprender de lo que salió mal, quitarse el polvo y volver a intentarlo.

En el panorama dinámico del éxito profesional, el fracaso es un compañero inevitable y a menudo incomprendido. Todos, desde los deportistas olímpicos hasta los directores ejecutivos, luchan con el estigma que rodea a los reveses y decepciones en sus carreras. Sin embargo, precisamente estos momentos de derrota tienen el potencial de ser catalizadores de un crecimiento y logros sin precedentes. Como pensadora de gestión número uno del mundo, la Dra. Amy Edmondson de la Escuela de Negocios de Harvard nos enseña en su nuevo libro, Right Kind of Wrong, que no todos los fracasos son iguales.

 

En los términos más simples, hay fracasos buenos y malos, donde lo malo se puede prevenir y lo bueno tiene una lección valiosa que se puede extraer de la experiencia. Edmondson hace un trabajo extraordinario al retirar las capas de los fracasos y dividirlas en tres tipos: básica, compleja, inteligente.

Fracasos básicos

En los fracasos básicos, ya existe el conocimiento sobre cómo lograr el resultado deseado. Cuando no utilizamos ese conocimiento disponible, se produce el fracaso. Pensemos en todas nuestras precauciones de seguridad, desde los cinturones de seguridad hasta mantener los pasillos despejados. Generalmente son problemas solucionables con causas únicas. Los fracasos básicos son causados por errores. Son improductivos y una pérdida de tiempo, energía y recursos. También son prevenibles.

 

Fracasos complejos

Las fallas complejas tienen más partes móviles con las que las personas interactúan de manera impredecible. La atención sanitaria y la industria aeroespacial son dos ejemplos perfectos. Las fallas ocurren en entornos familiares y a menudo tienen señales de advertencia sutiles. Generalmente hay un factor incontrolable que lo desordena todo.

Fracasos inteligentes

Los fracasos inteligentes son una bendición o, como los llama Edmondson, un "tipo correcto de incorrecto". Hay cuatro atributos de tales fracasos: 1) Ocurren en un nuevo territorio; 2) El contexto presenta una oportunidad creíble para avanzar hacia una meta deseada; 3) Se basa en el conocimiento disponible; y 4) El fracaso es tan pequeño como puede ser para proporcionar información valiosa.

 

Los científicos, inventores, chefs e innovadores fracasan de forma inteligente. Son curiosos y experimentan constantemente. Pero cada error es una lección que conduce a nueva información. Los fracasos inteligentes se maceran lentamente y no se anuncian por sí solos. Para obligarte a reflexionar sobre un fracaso, preguntate qué esperabas que sucediera, qué ocurrió en su lugar y cómo explicarías la diferencia.

Pero cuidado: “Un fracaso inteligente no es inteligente la segunda vez”, advierte Edmondson. No todos los fracasos se pueden prevenir. "Cuanto mayor es la incertidumbre, menor es la evitabilidad", dice Edmondson.

Entonces, ¿por qué tenemos tanto miedo de fracasar? Probablemente pienses que un fracaso significa que hiciste algo mal y que debés echarte la culpa. Ese puede ser el caso si se trata de un fracaso básico, pero algún fracaso, afirma Edmondson, es verdaderamente digno de elogio.

*Con información de Forbes US