Forbes Ecuador
Isabel y Sebastián Córdova de la fabrica de chifles
Negocios
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Expocorza nació en 2016 con el objetivo de llevar el Ecuador al mundo a través de snacks saludables en base a plátano verde. Reino Unido y EE. UU son sus principales mercados.  Sus fundadores compartieron con Forbes las estrategias que les permitirá facturar cerca de US$ 2millones en 2025.

18 Diciembre de 2024 03.30

El camino hacia el éxito empresarial rara vez es fácil. Este viaje emprendedor de la familia Córdova Zapata empezó en la década de los noventa cuando Julio y Bolivia fundaron Procorza, una empresa dedicada a la importación y venta de productos en el mercado nacional. 

María Isabel y Sebastián Córdova recuerdan que su padre siempre recalcaba lo importante que es prepararse y esforzarse para tener una empresa propia.  Verlo trabajar de sol a sol les inculcó el gusto por los negocios. 

Hace ocho años, los fundadores de la empresa reunieron a sus cuatro hijos para comunicarles su decisión de jubilarse y regresar a vivir a Loja. "No queríamos dejar morir su legado. Les propuse a mis hermanos darle un giro a la empresa hacia la exportación de productos ecuatorianos. Elaboramos un plan de negocios y en unos meses nació Expocorza. Invertimos US$ 15.000", cuenta María Isabel, una ingeniera agrónoma graduada en la escuela Zamorano en Honduras y con un MBA en el INCAE en Costa Rica. Ella es la presidenta Ejecutiva. 

Desde el principio la meta estuvo cruzar las fronteras. Expocorza empezó a buscar clientes, pero sin un producto definido. Consiguieron un primer cliente en Polonia y decidieron probar con infusiones de horchata. "Conseguimos un socio estratégico para maquilar el producto. Cuando estábamos listos para nuestro primer envío, descubrimos que ciertas hierbas tenían restricciones para ingresar a Europa. Por suerte vendimos todo localmente". 

Un siguiente intento fue con café y sombreros de paja toquilla, pero fueron unos chifles comprados en la calle los que les abrieron las puertas hacia el viejo continente. "Camino al aeropuerto me compré una bolsa de chifles y la tenía en mi cartera. Mientras conversaba con un cliente sobre qué productos podríamos enviarles. Probó por casualidad los chifles y le encantaron. Te confieso que ni siquiera estaban en nuestro radar".

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No tenían nada al frente, pero en el vocabulario de María Isabel no existía un 'no puedo'. Lo más retador fue entender cómo diferenciarse de la competencia. Negoció con una empresa manabita para que maquile los snacks y en 2017 exportaron cuatro contenedores lo que permitió que la empresa cerrara el año con una facturación de US$ 40.000.

A diferencia de muchos negocios, el encierro por el Covid 19 los catapultó. El consumo de snacks saludables subió. "El precio de un contenedor era de US$ 35.000 y el maquilador se quedaba con US$ 20.000. En 2020 logramos ventas por US$ 80.000. El año pasado exportamos ocho contenedores y vendimos US$ 200.000".

La perseverancia y determinación les abrieron las puertas de EE.UU. La propuesta era nada más y nada menos que comprar cinco contenedores mensuales a su proveedor en Manabí. Los hermanos Córdova sabían que tercerizando nunca lo iban a lograr: era el momento de arriesgarse y tomar el toro por los cuernos. El único camino era levantar una planta para procesar los chifles. "Hicimos una reunión familiar urgente, presentamos un plan de negocio, fue difícil llegar a un acuerdo. Uno de mis hermanos veía todas las costuras, era muy crítico, para mis papás lo importante era que sigamos juntos. Teníamos que hacer un aumento de capital. Tras un mes de reuniones y discusiones sanas llegamos a un consenso. Vendí mi casa y me volví en accionista mayoritaria con un 65%. Sebastián invirtió todos sus ahorros y tiene un 20%, la diferencia (15 %) se reparte entre mis otros dos hermanos y mis papás".

Sebastián -el menor de la familia Córdova Zapata- tomó un papel protagónico. Graduado de Economía de la Pontificia Universidad Católica (PUCE) y con un MBA de la Universidad Autónoma de Madrid, España, decidió darle con todo al negocio familiar. Renunció a la dirección de Habitanto, una plataforma para administrar edificios y condominios, para integrarse como director de Operaciones de Expocorza. 

Su primera responsabilidad fue dirigir la construcción de la planta. "En junio de este año nos sentamos a dibujar los planos. Estábamos contra el tiempo. Paralelamente teníamos que conseguir productores de plátano verde, comprar maquinaria, equipos, contratar empleados y buscar proveedores.  Visité decenas de fincas productoras, llegué hasta la Manga del Cura, en Manabí. En tres meses estábamos listos para operar y en octubre enviamos nuestro primer contenedor a Estados Unidos y Reino Unido con producción propia".  

La planta está ubicada en el complejo de bodegas de Induchaupi, en el sector de Pifo, al nororiente de Quito. Tiene una extensión de 640 metros cuadrados, 20 colaboradores y su construcción costó US$ 300.000.

Con una filosofía de vida de no rendirse, los hermanos están pisando el acelerador a fondo. Para estos emprendedores, no se trata solo de generar guanacias, sino también impactar positivamente y generar una economía circular.

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Actualmente compran nueve toneladas diarias de plátano verde, lo que les permite producir dos toneladas al día de chifles. Con cuatro sabores (salado, dulce, picante y extra-picante) este año cerrarán con ventas por US$ 400.000. 

2025 arrancará con fuerza: enviarán 25 toneladas de chifles mensuales a EE. UU y Reino Unido. Mientras miran hacia el futuro, su objetivo es seguir creciendo y lograr una facturación de US$ 2 millones en 2025. El siguiente eslabón es la siembra y producción de la materia prima en Loja donde la familia tiene terrenos. Cuando hay determinación, los sueños no tienen límites. (i)

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