Primer embarque de ponchos para perros viaja a Alemania
El pequeño emprendimiento Kirupets está de fiesta. El esfuerzo de dos años finalmente tuvo su recompensa: 300 prendas elaboradas con tela otavaleña parten hacia el Viejo Continente.

Se dice que por amor las personas pueden hacer hasta lo imposible. Karina Núñez es un ejemplo palpable de ello. Solo que su amor, por ahora, está volcado totalmente a los perros. “Soy una mamá perruna”, dice. Una mamá que es publicista, marquetera, que además ha trabajado 15 años en el sector turístico. En un paseo por Otavalo se le ocurrió la idea de vestir a sus “hijos” con las telas características de esta zona. El proceso de elaboración fue más difícil. A Karina le tocó ser autodidactica y aprender a diseñar, cortar y coser. Una, diez, cien veces. Hasta que finalmente dio punto con los ponchos para mascotas. 

“Es un emprendimiento que nació hace aproximadamente dos años. Tengo mucha pasión hacia lo que son los animales, siempre quise trabajar en algún tema que tuviera que ver con ellos. Con el turismo, en cambio, aprendí a rescatar todo lo que es nuestro, las artesanías, la cultura. Al mezclar estas dos pasiones salió Kirupets, una idea innovadora por utilizar textiles andinos para hacer ropa para nuestras mascotas y mostrar al mundo, de otra manera, todo lo que tenemos. Kirupets proviene de la palabra quichua Kiru, que se la entiende de dos formas: como diente o como árbol; entonces, me pareció una combinación perfecta, el árbol es vida, crecimiento, y el diente lo asocié con los perritos, los gatitos, con su mordida”. 

Kirupets

Su familia fue un pilar para la construcción de esta iniciativa. Empezó comprando tres telas, invirtiendo US$ 500. Después de tanta prueba-error, finalmente estaba listo el demo. La pregunta fue entonces en dónde y cómo ofrecer el producto con la esperanza de que a alguien le guste y regresa a ver los ponchos. “Participamos en una feria de mascotas y fue un 'boom', a las personas les encantó. Hasta ahora me acuerdo de mi primer cliente. El testeo funcionó más allá de lo esperado”. 

El siguiente paso fue poner todo el esfuerzo en la creación y promoción de los productos por la página web y por redes sociales. Poco a poco, el emprendimiento fue creciendo y la pandemia significó una ventaja porque permitió que las ventas se multiplicaran. Los pedidos, aunque pequeños, empezaron a llegar desde el exterior. EE.UU., México, Argentina... Hace un año Kirupets ingresó a Amazon con cuatro modelos de ponchos. Y luego también incursionó en Etsy. 

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Pero el gran impulso llegó de la mano de la influencer María Teresa Guerrero. “Le mandamos de regalo un poncho para ella y para Pinchi, que es su amado, y ella hizo unos posteos con nosotros, se portó muy bien, fue muy buena en ese sentido. Desde ahí, las personas nos empezaron a ver con mayor atención de todos lados”.

Así llegó su primer gran pedido. Una persona se comunicó desde Alemania. Las negociaciones llevaron ocho meses y finalmente está listo el envío del primer embarque hacia ese país, con 300 productos, entre ponchos para mascota y dueño, hoodies, pañuelos y correas. El esfuerzo ha valido la pena. Hoy Kirupets, además, se vende a través de varias tiendas de mascotas, emplea a dos personas y mantiene una relación óptima con una familia en Peguche que provee la tela para la confección. (I)

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