La decisión es difícil porque las emociones están a flor de piel. Sin embargo, la venganza sería poco consuelo. En su lugar, hay que apostar por otro sentimiento mucho más favorable: mostrar misericordia.
La venganza es autoagresiva
El deseo de herir a los que te han herido es natural, reforzado por milenios de la evolución humana. Sin embargo, en el contexto de los negocios modernos es importante luchar contra estos deseos.
Sólo hay dos resultados lógicos de la venganza. O bien provoca una mala situación o se recupera de manera inesperada y dañina.
A pesar de que te hagan daño, serás juzgado por tu respuesta. La reputación y las características en las que has trabajado duro a lo largo de los años serán borradas en un instante si demostrás ser mezquino, insensible y vengativo.
Nadie se preocupa por tus problemas
Puede sonar duro, pero la verdad es que nadie se preocupa por los problemas que enfrentás como un empresario. Los posibles socios, las fuentes de los medios de comunicación y el mercado en su conjunto no tienen ni el deseo ni el tiempo para cavar en el contexto de tu ira.
En su lugar, los empresarios son juzgados por sus acciones. Los comportamientos que pueden parecer perfectamente justificados teniendo en cuenta el beneficio del contexto pueden parecer erráticos o mezquinos a los del exterior. En los negocios y en la vida, combatir el fuego con fuego es imprudente, inmaduro y, en última instancia, perjudicial.
Siempre hay múltiples visiones de la historia
El valor de la honestidad intelectual no se puede olvidar. La capacidad de convertir el espejo en sí mismo y explorar tus fallos y debilidades es invaluable.
Si sos honesto con vos mismo, hay que reconocer que el grupo con el que estás enfadado probablemente creía que estaban en lo cierto. Siempre hay múltiples aspectos de cada historia, cada uno con su grado de validez.
Si tuvieras que tomar medidas y buscar venganza, estarías forzando absolutos ante una situación compleja. Ese comportamiento iría en contra de tu creencia en el valor de la honestidad intelectual y te obligaría a rendir el alto nivel moral.
La razón final y, quizás más importante para abrazar la misericordia, es que la vida tiene un extraño hábito de llegar a un círculo completo. La gente cambia, madura y evoluciona con el tiempo, y alguien que es un enemigo hoy puede convertirse en un aliado en el futuro.
Cuando demostrás misericordia a tus enemigos, creás una impresión. Esa impresión no puede ser inmediatamente evidente, pero puede tener continuidad en el tiempo y resultar siendo consecuencia de cosas increíbles. Al final, tenés que seguir siendo fiel a tus ideales y valores, no importa el contexto ni el porqué.
*Nota publicada en Forbes España