Comenzar un negocio es un viaje lleno de altibajos, y no es raro que los fundadores enfrenten numerosos desafíos en el camino. Si bien la mayoría de las personas se dan cuenta de la importancia de la perseverancia, muchos fundadores renuncian antes de lograr convertir su idea en un negocio real.
Este artículo describirá las razones principales por las que los fundadores de startups renunciaron para que puedas planificar mejor tu propio proyecto y cómo podés equilibrarlo con tu vida.
Restricciones de tiempo
Comenzar un negocio es un proceso que requiere mucho tiempo y muchos fundadores luchan por equilibrar las exigencias de su negocio con las exigencias de su vida personal. Esto puede llevar al agotamiento y hacer que algunos fundadores pierdan la pasión por su proyecto.
Si bien esto es más que una preocupación legítima, es crucial darse cuenta de que no necesitás trabajar 16 horas al día si no podés pagarlo.
Aunque existe una fuerte correlación entre las horas trabajadas por un fundador y el crecimiento de los ingresos de tu startup, casi la mitad de los encuestados de un estudio de fundadores de startups de SAAS trabajaron a tiempo parcial en sus proyectos.
La mayoría de las personas relacionan las startups con un ritmo e intensidad extremos. Si bien es cierto que muchos proyectos corren una carrera contra el tiempo, especialmente si están quemando su capital o si los competidores los están superando, en las primeras etapas de inicio, cuando no hay una tasa de quemado importante, podés darte el lujo de trabajar a tu propio ritmo.
Dificultades financieras personales
Como fundador de una startup, es bastante probable que seas altamente empleable. Esto significa que para vos trabajar en tu startup constituye un alto costo de oportunidad. En otras palabras, en lugar de ganar un buen salario de un trabajo corporativo, es probable que estés invirtiendo tu tiempo en un proyecto que en las primeras etapas no pagaría tan bien, si es que paga.
Para empeorar las cosas, un proyecto de inicio es algo en lo que podés hundir fácilmente tus finanzas personales.
Naturalmente, no todas las personas están en condiciones de hacer eso y, a menudo, dejan de trabajar en sus proyectos para encontrar un trabajo que pague mejor y les permita alimentar a sus familias.
El argumento anterior es aplicable acá: incluso si tenés un trabajo de tiempo completo, invertir constantemente una pequeña cantidad de tiempo en tu proyecto inicial podría generar dividendos. Si podés obtener algo de tracción de estos esfuerzos, con el tiempo podrás encontrar inversores que te permitan concentrarte en tu proyecto a tiempo completo sin sacrificar la salud financiera de tu familia.
Salud mental
Por último, pero no menos importante, comenzar un negocio es un entorno de alto estrés por muchas razones, y los fundadores luchan por manejar el costo mental que este estrés les impone.
Los empresarios tienen un 50% más de probabilidades que la población general de informar que tienen problemas de salud mental como ansiedad y depresión, según una investigación realizada por NHS England. A la luz de esto, no sorprende que algunos fundadores renuncien con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Por supuesto, si sentís que tenés problemas mentales, definitivamente deberías hacer algo al respecto: ignorar tu salud mental por el bien de tu proyecto te perjudicaría a vos y a tu proyecto.
La perseverancia es crucial para el éxito de una startup, pero la perseverancia no significa repetir algo que no funciona. La perseverancia en un contexto de inicio significa ser inteligente y encontrar la mejor solución posible que te permita impulsar tu proyecto sin llevar a la ruina profesional, financiera o mental.
*Nota publicada en Forbes US