Si mencionamos "nube", las respuestas de los ejecutivos de servicios financieros serán muy diversas. Mientras que algunos enumerarán alegremente las numerosas ventajas de un negocio basado en la nube, otros aún estarán pensando en cómo obtener el máximo valor de sus iniciativas.
Según un estudio reciente de Accenture sobre los resultados de la nube, sólo el 40% de los bancos y menos de la mitad de las aseguradoras lograron plenamente los resultados esperados de la migración a la nube.
El ahorro de costos, en particular, ha resultado difícil de conseguir, y el estudio de Accenture revela que sólo 1 de cada 3 bancos y empresas de mercados de capitales afirma haber cumplido plenamente sus expectativas.
No cabe duda de que, como resultado de todo ello, se están produciendo duros debates en los consejos de administración de las empresas de servicios financieros de todo el mundo.
Desde los primeros días de la nube, los argumentos comerciales eran intrigantes pero contraintuitivos.
Por un lado, tenía sentido sustituir una costosa infraestructura local por un servicio de alojamiento que ofrecía una capacidad flexible de pago por uso, así como una eficiencia, agilidad e innovación sin precedentes. Sobre todo si se tenía la certeza de que la disponibilidad y la seguridad de los datos eran al menos tan sólidas como en la infraestructura propia, y de que los reguladores reconocían este hecho.
Por otro lado, siempre resulta extraño trasladar los datos y las aplicaciones vitales para la empresa de las instalaciones a los servidores de otros, y soportar considerables molestias mientras se lleva a cabo la migración.
Debido a esta inquietud, la mayoría de las empresas financieras prefirieron ir tanteando el camino hacia la nube en lugar de embarcarse en un viaje decisivo y holístico.
Aunque los bancos casi duplicaron su dependencia de la nube entre 2021 y 2022, esta seguía representando una media de solo el 15 % de sus cargas de trabajo totales.
Nadie puede discutir que es difícil trasladar los sistemas centrales del mainframe a la nube. Así que no es de extrañar que los proyectos más fáciles y menos arriesgados se abordaran primero... y en solitario.
Aunque la capa de habilitación y los protocolos se establecieron para la organización en su conjunto, la migración de las cargas de trabajo rara vez se produjo dentro de una iniciativa coordinada a nivel de toda la empresa. La situación actual es que ya se han recogido los frutos maduros y, para muchos ejecutivos de servicios financieros, el rendimiento ha sido decepcionante.
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Estaban estos ejecutivos inspirados por el potencial general de la nube, pero defraudados por un enfoque tentativo que nunca podría realizar todo ese potencial? En otras palabras, ¿hubo que pagar un precio por fragmentar una migración completa y prolongar el proceso?
No cabe duda de que cuanto más se tarde en trasladar las cargas de trabajo, más tiempo habrá que pagar por dos conjuntos de infraestructura en lugar de uno, y eso sin duda hará mella en las finanzas.
Esta conclusión fue respaldada por un reciente análisis que Accenture realizó para un gran cliente del sector bancario, que incluía una evaluación comparativa con sus principales competidores.
El estudio descubrió que el valor de acelerar la migración a la nube pública del banco era de 10.000 millones de dólares al año, principalmente a través del desbloqueo de las incipientes capacidades de IA y la liberación de datos para el análisis avanzado necesario para mejorar la captación de clientes y la venta cruzada.
Ocho de cada 10 ejecutivos bancarios esperan tener al menos el 20% de sus datos en la nube este año y la nube sigue siendo una de las principales prioridades de gasto para los bancos. ¿Estarán estos ejecutivos decepcionados con los resultados, o aprenderán lo suficiente de sus primeros esfuerzos poco sistemáticos para dar la vuelta a la situación?
Hay mucho en juego. A medida que las empresas de servicios financieros se enfrentan a crecientes perturbaciones y amenazas, la capacidad de responder e innovar al ritmo adecuado adquiere una importancia cada vez mayor.
Esto, junto con una serie de otras prioridades como la mejora de las interacciones con los clientes, la capitalización de la IA para obtener ventajas competitivas y el desarrollo de nuevas fuentes de ingresos fiables, por no hablar de la transformación de la organización, no puede lograrse sin un sólido núcleo digital habilitado para la nube.
Estas nuevas capacidades de la nube tendrán un profundo efecto en la capacidad de las empresas para adaptarse, innovar y crecer.
Aunque los ejecutivos deben vigilar de cerca el ahorro de costes que supone la migración a la nube, es probable que este ahorro se vea eclipsado por los beneficios financieros a medida que se vuelven más receptivos, relevantes y competitivos.