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ProagroTorres productora de espárragos Imbabura - Ecuador
Negocios

Ni dos quiebras han frenado la exportación de estos espárragos

Daniela García

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ProAgro Torres envía espárragos a siete países. El año pasado tuvo ventas por cerca de US$ 2 millones. Carolina Ordóñez, presidenta y socia fundadora, nos cuenta la historia.

11 Septiembre de 2023 14.18

ProAgro Torres nació hace seis años en el garaje de una casa. Las fundadoras María José Torres y Carolina Ordóñez decidieron fortalecer y formalizar lo que se venía desarrollando en su familia hace más de 22 años: la producción de espárragos. Este es un producto agrícola no tradicional que en el Ecuador ha conseguido cabida en grandes supermercados para su consumo y que ellas lo posicionan en el exterior. 

La agricultura es una de las actividades económicas más importantes del país y aporta al economía con cerca del 10% del PIB. Otro dato señala que más del 64% de la producción agrícola nacional está en manos de pequeños productores como lo fue Jorge Torres, tío de Carolina y papá de María José; él fue un pionero en la cosecha de espárragos en Urcuquí, Imbabura.

Este agricultor decidió acompañar a estas jóvenes emprendedoras en su búsqueda de expandir y llevar este producto no solo a la mesa de los ecuatorianos, sino a paladares extranjeros. Ellos se dieron cuenta de que nuestro país no era el “meollo del asunto”. Por lo tanto, tocaron puertas e hicieron una investigación profunda para saber qué necesitaban para exportar este “oro” que se producía en la familia y finalmente lo consiguieron. 

Actualmente, ProAgro Torres exporta a China, España, Francia, Rusia, Reino Unido, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. “Cuando los clientes vienen a conocer nuestros cultivos y ven nuestra tierra negra y fértil, nos dicen: ustedes están montadas en un ferrari que aún no saben conducirlo al 100%”, cuenta Ordóñez. 

ProagroTorres productora de espárragos Imbabura - Ecuador
Fotos : Pavel Calahorrano Betancourt

Carolina Ordóñez, de 34 años, es ingeniera comercial de profesión y asegura que jamás se imaginó que estaría involucrada en el campo, un sector que -a su criterio- resultó ser “extremadamente” machista, a pesar de haber crecido en el medio. Junto a su prima, María José Torres, decidió romper barreras y prejuicios de que las mujeres jóvenes no pueden ser empresarias. Para ella, la decisión más valiente que tomó fue renunciar a un trabajo que le brindaba estabilidad, para luego lanzarse a posicionar espárragos en los supermercados locales y también en el exterior. 

“Nos pusimos a pensar, ¿qué cliente era más importante? El que yo estaba atendiendo al frente de una empresa que no era la mía o el que me llamaba por celular para que le enviara espárragos?”, relata. Lo que en un inicio representaba un ingreso extra para Ordóñez, se convirtió en una empresa de espárragos diarios con ingresos por cerca de US$ 2 millones al año. 

Al hablar del primer envío fuera del Ecuador, Carolina y María José recuerdan que despacharon 500 kilos a Madrid y para ellas había representado un verdadero “éxito”. En la actualidad, en las dos temporadas de exportación al año, envían 250 toneladas a diferentes lugares del mundo

Ordóñez confiesa que su empresa se declaró en quiebra por dos ocasiones, pero su ímpetu por alcanzar los mercados -con un producto que no era común- no permitió que pare. Obtuvieron la ayuda del mismo cliente que les enseñó todo sobre la post producción y recibieron un préstamo de US$ 20.000 para recuperar una parte de la cosecha que se había echado a perder y que representaba la estabilidad del negocio. Así comenzaron de nuevo. 

ProAgro Torres produce espárragos de la mano de integrantes de la familia Torres. Al momento brinda empleo a 30 personas que reciben capacitación constante de cómo entender y aprovechar que una cosecha puede generar un 70% de utilidad.  

Para Ordóñez, un buen agricultor se mide por la cantidad de producto que siembra al año. Hoy en día, suman 120 hectáreas  de sembríos de espárragos. “Los sueños se cumplen cuando los proyectas y lo que crees, creas”, es una frase que Carolina repite en su cabeza constantemente cada vez que piensa en los retos que tuvo que atravesar en este mundo agrícola. Cuando todo inició, ella tenía menos de 30 años y asegura que este es un mensaje de que no importa la edad ni el género para destacarse. (I)

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