- ¿Preferís hacer una sesión de fotos o jugar una final del mundo?”
- Cualquier cosa menos una sesión de fotos.
Las risas resuenan entre los presentes y hasta el protagonista se permite unas sonrisas mientras continúa frente a la cámara. A sus 43 años y con 2.06 metros de altura, Luis Scola posa para hacer las últimas fotos y, una vez terminadas, pide un café. Está de visita en la Argentina y su agenda es intensa. Acaba de reunirse con Martín Migoya, fundador y CEO de Globant, y luego visitará Paren la Mano, uno de los programas de streaming más populares de la actualidad. También pasó por los estadios de Boca y de River para ver partidos de ambos equipos.
Toda esa maratón tiene un por qué. En breve volverá a Italia para continuar su trabajo en el Varese, club de básquet del cual es dueño desde mayo de 2022 y actual CEO. Está por arrancar su tercera temporada allí y la vuelta al país podría demorarse varios meses. “Los resultados están muy bien a nivel deportivo. En lo corporativo nos está costando un poco porque es una maquinaria que tarda más en moverse”, confiesa el campeón olímpico en Atenas 2004 y segundo máximo anotador de Campeonatos Mundiales FIBA.
- ¿Te cambió en algo ser CEO?
- El título no significa mucho la verdad. Es el rol que buscaba tener porque quería hacer cosas y entiendo que estamos proponiendo un sistema diferente al del entorno. No es un sistema innovador porque ya hay muchas estructuras deportivas que lo hacen y con más recursos pero en el entorno donde se mueve el Varese son cosas que no se vieron y es difícil entrar a romper el molde de un lugar. Por eso quería tener la posibilidad de tomar decisiones. No creo en las estructuras verticales y que una persona debe tomar todas las determinaciones pero sí creo que para hacer algo que podría ser disruptivo hay que tener una fuerte convicción, una espalda fuerte y una posición que te permita eso.
El sistema al que hace referencia Scola podría describirse como “la startupizar el deporte profesional o de alto rendimiento”. De hecho él mismo asegura que la pregunta que guía el proceso es si pueden generar que una empresa deportiva, en este caso un equipo de básquet, sea llevada adelante como una startup y obtener resultados parecidos.
Gran parte de ese proyecto comenzó con su paso por la NBA, donde jugó 10 temporadas entre 2007 y 2017 en equipos como Houston Rockets, Toronto Raptors y Brooklyn Nets, entre otros. “A nivel estructural, el Varese es lo mismo. Los equipos son una sociedad anónima que tienen un dueño o varios, una junta de directores, ejecutivos, un organigrama, un balance, ganancias y pérdidas. Funciona exactamente igual que una empresa”, señala Scola. Y agrega: “Lo que cambia es la dimensión y los recursos disponibles por eso buscamos generar un modelo NBA pero entre comillas porque no tenemos ni los recursos ni las estructura ni la historia de esa liga. Lo que hacemos es tomar lo que hace la NBA e intentamos aplicar aquellas cosas que pueden ser adaptables a nuestra realidad”.
- Un poco como la película Money Ball…
- Esa película es un poco La Biblia de quienes entendemos el deporte de esa manera. Billy Beane, Brad Pitt en la película, fue compañero de Daryl Morey, que era el general manager de Houston Rockets cuando me llevaron a la NBA. Él hizo en esa liga lo que Billy Beane hizo en el baseball: generar un modelo donde se lleva al equipo con métricas y analíticas. Yo fui parte de eso y lo viví desde dentro. Quizás al principio lo entendía menos y después lo vi mejor porque el básquet fue evolucionando para ese lado. Quince años después, cuando volví a Europa, me imaginaba una evolución similar aunque más retrasada por obvias razones de recursos. Pero no fue así, me encontré con un mundo muy parecido al que había dejado. El modelo deportivo de Europa, en líneas generales, es obsoleto y requiere una modernización en relación a cuánto le ofrecemos al fan, a la televisión, cuánto contenido generamos y cómo damos valor para promocionar nuestra marca.
Fue a partir de ese regreso a Europa que Scola vio una oportunidad. “Era como saber el futuro porque sabía que esa forma de llevar adelante un equipo funciona y en Europa o no lo saben o no lo quieren ver o no saben cómo hacerlo”, reflexiona al respecto. En ese momento se encontraba jugando en el Olimpia Milano de Italia y luego pasó al Varese, equipo en el cual se retiró profesionalmente en 2021 y que luego de un primer año como director general optó por comprar al utilizar una cláusula en su contrato que le permitía adquirir el 51% de las acciones para volverse dueño mayoritario.
- Mencionaste que lo deportivo fue más rápido que lo corporativo. ¿Qué logros tuvieron en ese último aspecto?
- Generamos algunos beneficios a nivel corporativo que nos empiezan a dar impactos positivos pero que tardan más tiempo. Un ejemplo fueron los doce sold outs en fila, una suba del 20% en sponsorship, la venta de algunos jugadores, bajar la edad demográfica de nuestro público y aumentar el consumo en el estadio. Pero también tuvimos una suba de costos grande que fue la inversión que tuvimos que hacer para poder implementar muchas cosas. No conseguimos balancear eso aún y ahora la idea es empezar a gastar un poco menos manteniendo este crecimiento corporativo y sin lastimar al equipo. Siempre tenemos que ganar o intentar ser competitivos. Pero el gran desafío es salir un poco de “la cultura del domingo”. Es importante ganar y queremos ganar pero al mismo tiempo generar valor a través de un proyecto orgánico que se pueda sostener en el tiempo.
- Priorizan la sostenibilidad a largo plazo…
- Hay compañías como Twitter o Uber que nunca dieron ganancias. Nosotros no somos esos ejemplos porque ellos generan un valor difícil de medir y que nosotros no vamos a llegar a generar. Tampoco es que levantamos rondas de inversión ni nada similar. Nosotros no vamos a generar un valor intrínseco que cubrirá una pérdida de diez años pero creo que tenemos que ir camino al break even como buscan esas organizaciones. Todo lo que hacemos tiene que poder autosustentarse en un futuro no muy lejano. Está bien tener una pérdida si se toma como una inversión pero tiene que tener una trayectoria y estar controlada. Es el costo que pagamos para implementar y el año que viene tiene que ser menor, no puede ser el doble, y eventualmente tiene que retornar con dividendos hasta llegar al éxito final que es cambiar la mentalidad de la industria. El deporte no puede dar pérdida, tiene que ser sostenible y además generar ganancias. No hay empresa en este mundo que sea atractiva si pierde dinero y el valor del deporte no puede ser solo el placer de ganar.
- ¿Cómo es la estructura que armaste para lograr eso?
- Yo creo que aprender es algo de todos los días. Intenté educarme todo lo posible antes de empezar y lo continúe haciendo una vez que empecé. Es muy importante el equipo de trabajo y de la manera en que yo lo entiendo es una estructura horizontal. Hay una verticalidad para tener un orden pero lo que hicimos fue crear departamentos y cada uno tiene una cabeza con autonomía. Cada departamento es como una mini empresa dentro de la compañía general y tiene objetivos propios, crece individualmente y luego se suma al resto para crecer en conjunto.
Incursionar en tecnologías disruptivas
Si bien el Varese concentra la mayor parte de la atención de Luis Scola, el ex basquetbolista también se ha involucrado en otros proyectos. Uno de ellos es StadioPlus, una empresa nacida en 2021 que digitaliza experiencias de marca a través de blockchain, crypto y Web3 y que ya ha trabajado con LaLiga, ATP Tour, Santander y Nike, entre otras compañías. Si bien las cifras no se han hecho oficiales, se estima que logró una primera ronda de inversión cercana a US$ 760 mil, liderada por la empresa sueca Chromia, a lo que sumaron 1.5 millones de dólares en la primera semana de preventa de su token en febrero de 2022.
“Luego del retiro probé distintas cosas y cuando toqué algo más relacionado con el básquet, eso pesó más. Hay un componente ahí grande y estoy muy vinculado, mental y físicamente, con ese deporte porque es mi pasión. Pero eso no significa que no intente experimentar con otras cosas”, destaca Scola, que también es inversor y embajador en Reental, una empresa que tokeniza inmuebles para que pueda invertirse en ellos desde cualquier parte del mundo.
- ¿Cómo llegas a crypto y blockchain y por qué tu interés?
- Me parece que es un concepto muy interesante, la tecnología que está detrás me gusta y quiero ser parte. Todavía no sé muy bien cómo va a terminar, probablemente nadie lo sepa, pero creo que hay que estar.
- ¿Cuál es tu rol en StadioPlus?
- No estoy en el día a día. Lo estuve muy poquito al principio y después me fui al proyecto del Varese. Tengo un rol un poco más de embajador o de consultor. Claramente el fuerte más importante son sus partners, su networking y sus posibilidades de poder llegar con sus redes de contacto a estas alianzas para generar productos. Es una industria en constante evolución y lo que hoy empieza de una manera mañana sigue de otra y pasado de otra. Primero tuvo NFT, después arte, después metaverso y probablemente en un mes haga otra cosa por ser una industria veloz en su evolución.
- ¿Tenés criptomonedas?
- Invertí en criptomonedas y me fue bien y mal como a todo el mundo. Empecé hace bastante, después lo abandoné y luego volví.
- ¿Cómo te llevas con el hecho de invertir, afrontar pérdidas, etc?
- Me llevo mal y estoy aprendiendo a convivir con eso porque entiendo que hay un riesgo muy grande. Cuando yo fui a la NBA tuve que pagar un buyout que me costó U$S 3 millones de mi bolsillo. Me podría haber ido bien, mal o me podría haber lastimado. Fue una inversión muy grande pero a nivel deportivo hacía sentido. Eso todos los deportistas lo tenemos inculcado porque pensamos en la parte deportiva. En este caso en particular, en todo lo que es corporativo, me falta un poco esa valentía.
Por su trabajo en el Varese, Scola se ha instalado con su familia en Italia. Sin embargo, sus lazos con la Argentina son fuertes y de hecho cree que todo el trabajo que está haciendo podría hacerse en el país. “Tenemos gente capaz y un sistema muy poco desarrollado, lo que da oportunidades. Mi miedo más grande cuando llegué al club fue darme cuenta que la gente era buenísima y todo estaba a tope y no había nada para hacer. En la Argentina estamos en un momento donde creo que hay una buena combinación entre talento y subdesarrollo, cosas que están muy por debajo de lo que se podría estar haciendo”, dice el ex capitán de la Selección Nacional.
- ¿Cuáles son los desafíos en el país?
- Sobre todo a nivel impositivo, apertura al mundo, contratación de gente, problemas de divisas y otros desafíos que a nivel corporativo te frenan y no permiten que pase mucho más todo esto. Se necesita que las condiciones estén un poco más dadas pero hay una combinación atractiva de talento y margen de mejora.
- ¿Se podría implementar el modelo en Argentina?
- Se podría, pero a la vez el talento se va y es algo que estamos viendo. Hay empresas como Mercado Libre o Globant que están en el país y generan esto pero en líneas generales el talento se termina yendo porque las condiciones no están dadas para que se desarrolle. ¿Por qué nos convertimos en la Generación Dorada cinco años después de que nos fuimos?. Porque en la Argentina no se desarrolla el talento de esa manera. Históricamente Argentina estuvo en un nivel, vino la crisis del 2001, nos fuimos a jugar al exterior y cinco años después fuimos campeones olímpicos. Porque el talento estuvo pero se desarrolló en los lugares ideales. El talento solo no alcanza, necesitas también el trabajo y las condiciones y eso en Argentina siempre fue un Talón de Aquiles.
- ¿Cuál es tu objetivo en este momento?
- Voy a ser campeón. Eso es lo que creo y quiero. Cuando recién empecé, una persona, que fue la que un poco me abrió las puertas del proyecto, me dijo que estaba loco cuando le conté el plan. Creo que hay que estar un poco loco para lograrlo porque queremos hacer las cosas diferentes y eso requiere pensar y hacer cosas que otros no pueden hacer. Pasa el tiempo de ese encuentro y muchas de esas cosas las hicimos y otras se ve que pueden pasar. Hace poco nos juntamos de nuevo con esta personas, después de un logro importante que tuvimos, y me mira y me dice: “ahora estás 80% loco”. Y puse eso en mi oficina. No quiero ser 0% loco porque eso significa que estás haciendo lo mismo que los demás y tampoco 100% porque sería un delirio. Yo quiero hacer cosas extraordinarias para conseguir lo que hasta ahora no se consiguió. Capaz no se logre pero está la posibilidad. Creo que hay mucha gente que piensa que estoy loco pero estoy contento con eso. Si no pasara me preocuparía porque significaría que estoy haciendo cosas normales y no es lo que quiero conseguir.