Ambato ya no solo es la ciudad del pan, las frutas o las flores, ahora los peluches han ganado terreno y se posicionan como una industria que va viento en popa. El equipo de Forbes Ecuador visitó la planta de producción de la empresa Lily Toy's. Un espacio colorido, lleno de vida y mucha diversión, donde la imaginación se queda corta. Unicornios, osos, superhéroes, frutas… adornan las paredes de este proyecto que nació hace 15 años, de la mano de la ambateña Valeria Ortega Gavilanes.
Tiene 38 años, se graduó en Administración de Empresas y desde pequeña se involucró con el mundo de los peluches. Sus padres fundaron una fábrica que funciona hasta la actualidad y ese fue su primer empleo. Era administradora de Amor de papel, uno de sus puntos de venta en Ambato. Su madre, quien falleció hace menos de dos años, fue una pieza clave en este negocio familiar. Impulsó la creación de maquilas para que más mujeres se unan a la fuerza laboral y sobre todo motivó a su hija a crear su propia empresa. El nombre de la marca es un homenaje a mi madre, le decíamos Lily de cariño y es el legado que ella me dejó. Fue mi mayor inspiración.
De acuerdo con Ortega, Lily Toy's comenzó como un ala de la fábrica de sus padres. Hoy, es totalmente independiente. Con el apoyo de su esposo decidió incursionar en otras líneas y lanzar su marca. Nos expandimos, buscamos un lugar propio y nos centramos en otro nicho, ya que la fábrica original se enfoca en osos más tradicionales".
Ortega es carismática, resiliente y una soñadora empedernida. No hay que romantizar el tema del emprendimiento. ¡Es duro! Es para personas que tienen los nervios bien puestos, solo para valientes. Muchas veces he dudado de mis decisiones y del camino que he tomado. Estos 15 años han sido muy duros, pero vemos grandes resultados. En 2023, cerraron su facturación con US$ 520.000 y se están preparando para exportar sus productos a Colombia y Perú.
Además, cuentan con licencias oficiales de Cartoon Network y Warner Bros para América Latina. Este año The Powerpuff Girls (las chicas superpoderosas) llegan a su catálogo, para completar una variada oferta que se caracteriza por diseños únicos. Ortega es la encargada de plasmar sus ideas en papel, para luego darles vida en formas y colores. Nuestros peluches son fuera de lo común. Hay un oso morado, otro de colores, tenemos zanahorias, aguacates… siempre creamos cosas nuevas. Somos creativos y persistentes, eso nos ha mantenido en el tiempo.
Tienen 25 colaboradores en la planta y trabajan con 12 maquilas, que suman unas 50 personas más al equipo. En promedio realizan 10.000 peluches al mes, con una producción diaria de 500 unidades. A pesar de que el proceso está industrializado, la parte final se realiza a mano para garantizar la calidad. Los terminados son manuales para que queden perfectos y cumplan con todos nuestros estándares. Hacemos peluches de alta gama y esa es nuestra fortaleza.
Actualmente, están en las cadenas comerciales más importantes del país y cuentan con su propio e-commerce. Lily Toys busca expandir las licencias internacionales y competir contra China. El mercado de peluches está allá y casi todo lo que se vende en Ecuador es importado. Sin embargo, nosotros tenemos un objetivo que nos diferencia porque mi mamá me enseñó que tener una empresa va más allá de lo que uno puede lograr económicamente, la meta es dar trabajo.
El año pasado las creaciones de Ortega llegaron a la feria de juguetes más grande del mundo en Nueva York, Estados Unidos. Fuimos como soñadores y tuvimos una gran acogida. Esta marca ambateña apuesta por el talento y por la capacidad de renovarse. Siempre hay enamorados, cumpleaños o días de la madre. Es decir, no vendemos solo un peluche, vendemos emociones y recuerdos.
Para terminar la visita, realizamos un recorrido por la planta y Ortega nos enseñó el proceso:
Todo empieza con el patronaje, después pasa al corte, donde distribuyen el material, pesan y hacen los cálculos de rendimiento de las telas. Luego se bordan los detalles, los ojos, las narices, las bocas... Así evitamos usar objetos de vidrio o plástico, que son peligrosos. Cuando esto está listo, pasan a las maquilas de costura donde juntan las piezas y arman el peluche, el mismo que se rellena con fibra de plumón siliconada para que siempre vuelva a su forma original. En el área de terminado se cierra el peluche, se hacen las manos, se ponen lazos, corbatas y ese tipo de cosas. En el área de calidad se limpian las impurezas, se etiquetan y se envían a la bodega. Están listos para sacar más de una sonrisa en grandes y pequeños. (I)