En San Juan Bautista de Sangolquí empezó la historia de Patricio Ñacato, Gerente General de Ecuarandano. "Desde el inicio he estado vinculado al agro. Mis padres estuvieron enfocados en actividades comerciales, de ahí nace mi inquietud de buscar un negocio. Ellos se enfocaron en los cultivos de temporada como el maíz, la artesanía y el comercio. Siempre pensé que la agricultura es una buena alternativa para producir y vender".
Su semilla emprendedora brotó desde muy temprano. Terminando de cursar el colegio, con solo 16 años, inició su negocio de crianza de pollos de engorde y se convirtió en proveedor del asadero de sus padres.
"Me fue bien. Lo hicimos en las instalaciones propias de la casa. Compramos los pollitos bebé de dos - tres días y salían a las siete semanas. Primero compramos 500 aves y luego tuvimos 1.000. Cuando ingresé a la vida universitaria dejé a un lado la crianza de pollos". Su raíz lo llevó a estudiar Agronomía en la Universidad Central del Ecuador de 1986 a 1992. "Después de graduarme tuve la suerte de entrar en el boom de la floricultura, justo cuando creció mucho en el Ecuador y necesitaban muchos técnicos". Su primera experiencia en el mundo de las flores fue en Lasso, en La Rosaleda, para controlar al personal. Uno de los asesores le dijo: "Tú tienes una oportunidad, yo te voy a ayudar, sube a la Dirección Técnica, a la jefatura de finca". Con solo dos meses de empaparse en el ecosistema de las rosas, asumió el rol de Gerente Técnico.
"Allí hice mis primeros ensayos. En ese tiempo llegaron unas nuevas variedades, como la rosa Vendela. Nos llevaron al campo y yo hacía el ciclo agronómico, el ciclo vegetativo y todo lo que implicaba. Durante mi actividad productiva estuve solo en cinco empresas. Considero que es un buen mérito estabilizarse en los trabajos. En un grupo florícola estuve 12 años y lo mínimo que he trabajado en una finca fueron cinco años. Siempre estuve, en cierta forma, a la cabeza del manejo técnico en las fincas. Cada una es un mundo. En el año 2013, mientras estaba en una finca, el hijo de la dueña me hablaba de una fruta como una uva, como los capulíes negros, 'son riquísimos'. Entonces le preguntaba: '¿cuándo se trae las semillas?' y él decía: 'algún rato'".
Durante esa época llegaban rumores desde el sur, sobre una fruta que estaba creciendo en Perú. "A partir de eso descubrí el nombre, se llamaba: arándano". En internet descubrió que era una súper fruta, muy cotizada en EE.UU. por sus beneficios para la salud. En Chile y Perú conoció cultivos de cerca y, poco a poco, las raíces de su sueño se fortalecían. "Estuve en Cañete, en Trujillo, donde las condiciones de clima eran secas, hacía mucho calor. Sabía que el arándano crecía por estaciones, por temporada, pero en condiciones de la línea ecuatorial se produce durante todo el año". Las primeras 25 plantas llegaron desde Estados Unidos en el 2015 y su primer objetivo fue claro: multiplicarlas. En laboratorios locales lograron reproducirlas hasta llegar a las 500 plantas. Buscó una zona cálida/seca, similar a la encontrada en sus viajes y compró un lote de 500 m2 en Guayllabamba por US$ 22.000.
En ese terreno establecieron el primer lote comercial en 2015 y un año más tarde golpearon las puertas de sus futuros compradores. "Corporación La Favorita, con el Departamento Técnico, llegaron y se sorprendieron de que existiera arándano en el Ecuador. A partir de 2016 pusimos la marca Ecuarandano y fueron los primeros arándanos que aparecieron a nivel de percha en Ecuador. Al inicio no teníamos grandes volúmenes, producíamos 20 - 25 kilos. Entonces ellos también segmentaron y pusieron solo en los Megamaxis, pero luego llegaron al resto de sus puntos de venta. Compramos los lotes de a lado. Allí tenemos 2,2 hectáreas lo que equivale a 40.000 plantas".
Hasta 2020 trabajó en las florícolas como asesor y luego se metió de lleno en su empresa. "Colocamos la pulpa de arándano, luego el vino de arándano. Hemos ido evolucionando para aprovechar el 100 % de lo que ofrece esta planta". En 2023, compraron una nueva propiedad por US$ 300.000 (25 hectáreas) para seguir creciendo con condiciones climáticas similares. "Esto pertenece a la parroquia de San José de Minas pero estamos en la parte baja, límite con Perucho, a 1.800 m.s.n.m. Busco que el crecimiento sea a campo abierto porque esto permite recuperar más rápido la inversión. Ya tenemos 60.000 plantas sembradas aquí".
De arándano en arándano, el año pasado facturaron US$ 1,6 millones y este año esperan llegar a los US$ 2 millones. "Hemos hecho validaciones en exportación pensando en la vía aérea porque Ecuador tiene un gran potencial. La fruta ecuatoriana es conocida por sus características. Al estar en la línea ecuatorial, los grados Brix (el dulzor de la fruta) son mayores porque reciben el sol directamente, y gracias a la altitud, el tamaño también es más grande".
Ahora, la nueva generación está preparando su internacionalización. Israel Ñacato, Gerente Comercial de Ecuarandano, cuenta que, "ya se validó en Singapur, ahora tenemos que enviar unos palets a ese destino y a Malasia, también abrimos la posibilidad para llegar a España. Nos estamos enfocando en el mercado asiático porque son los mejores precios de pago. La fruta que viaja allá es jumbo, una fruta de calibre 16 para arriba, de una variedad que estamos cultivando. Es una fruta viajera".
Algunas hectáreas ya están destinadas para la exportación a finales de este año. "La fruta es más firme que la que cultivan en la costa peruana o en la costa ecuatoriana, la nuestra dura más, por eso se la considera como 'arándanos de altura'. También estamos en los últimos pasos de la certificación Kosher para poder exportarla a Israel". Con arancel 0, gracias al Tratado de Libre Comercio con China, las raíces de los arándanos ecuatorianos están abriéndose paso en los nuevos mercados asiáticos. Con el apoyo de su padre, Israel y Ecuarandano esperan volar lejos, siguiendo un dicho que Ñacato usaba en sus épocas de docente universitario: "Lo que siempre debemos hacer es motivar y probar". (I)