Este no solo es un negocio que creció gracias al impulso de las redes sociales. Es una mezcla entre restaurante y cafetería que construyó una comunidad que le gusta estar en tendencia. Su ambiente es 'aesthetic', con 'vibes' que llevan a sus usuarios a disfrutar con todos sus sentidos. Se resalta lo natural y, en su local principal, la madera es la gran protagonista. Es acogedor, con varios ambientes y una cocina abierta, para ver cómo se preparan las recetas de Dina Dubnitsky, la mente maestra detrás de su menú.
En esta aventura la acompañan su hija, Michelle Katz, y su amiga, Anna Khayretdinova. Las tres, socias y fundadoras, convirtieron esta marca en un negocio que en 2024 facturó US$ 300.000. Cada una se encarga de una vertical diferente. Mientras Dina es la dueña de la cocina, Anna, como gerente general, maneja todos los temas administrativos; y Michelle, quien también es influencer, lidera la dirección de marketing. Ese es uno de sus secretos. La correcta distribución de las funciones les permitió dejar de lado relaciones familiares o de amistad, para construir una compañía que está inaugurando su tercera sucursal.
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Michelle confiesa que su sueño siempre fue tener una panadería o una cafetería propia. Un proyecto que comenzó con Freskatzo, en medio de la pandemia de Covid-19, y que hoy evolucionó a Boker Tov. Aún mantienen su blog de recetas y dan clases y talleres. Pero, su crecimiento les obligó a encaminarse por una estrategia que sea sostenible en el tiempo. "Todo el mundo piensa que yo sé cocinar, pero mi mamá es la que hace todo. Yo estoy detrás de las cámaras, trato de capturar la esencia para conectar con la audiencia".
"Como dice Michelle, todo comenzó con un blog" explica Dina, quien destaca que su diferenciador fue mantener esa cercanía de "cocinar en la casa", que se sienta como una cocina doméstica. Sus clases siempre estaban llenas y en poco tiempo captaron a cientos de seguidores y usuarios. Todo ese éxito lo trasladaron a esta nueva marca, que significa "buenos días". "Yo amo el desayuno, despertar y sonreír. El nombre no solo tiene un significado muy personal, sino que te invita a empezar bien las mañanas".
La idea de abrir una cafetería nació del pedido de sus estudiantes aficionados, quienes querían disfrutar de esta gastronomía, que tiene una fusión de diversas culturas. Nacieron en febrero de 2024, en el corazón de Cumbayá. El local se siente como el hogar de estas emprendedoras, incluso algunas fotografías familiares adornan las paredes. "Somos un lugar cálido, queremos regalar experiencias, más que recetas o comida" enfatiza Dina.
Con el paso de los años, ese espíritu de Michelle de ser emprendedora y vender galletas, tocando puertas, evolucionó con el apoyo de Anna, la financiera y la que se encarga de los números. "Boker Tov es una empresa que tiene tres líneas de negocio. La primera es Boker Tov by Dina y Michelle, con un amplio menú. La segunda es Boker Tov Chik Chak (rápido en hebreo), que tiene un menú más reducido y un concepto de "comida rápida", pero con comida saludable. Está pensado para centros comerciales o patios de comida. Lo abrimos en el Scala Shopping después de seis meses de inaugurar la cafetería" explica Anna.
La tercera es un espacio que se inaugurará mañana en la República de El Salvador. Su primer local en Quito, en alianza con American Express de Banco Guayaquil. De acuerdo con Anna, cada uno de estos formatos tiene sus propias especificidades, ya que el uno presenta platos servidos, con una cocina más elaborada; mientras que los otros dos cuentan con su propio menú, mucho más rápidos. "Creamos una estrategia de inversiones y de operaciones que nos permite crecer rápido. Eso es lo que necesita el mercado, proyectos fuertes, que piensen en cómo desarrollarse" enfatiza Anna.
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A pesar de crear estos conceptos de "comida rápida", no significa que su oferta gastronómica siga estos estándares. "Nos referimos a que el servicio es rápido, pero la comida es igual de sana, con precios accesibles. Nos estamos metiendo en ese mundo para destacar de la competencia" dice Michelle, al mismo tiempo, que su madre enumera los exhaustivos controles de calidad en su línea de producción. "Hay recetas de mi abuela, de mi mamá... yo no soy chef, pero tengo esa pasión y ese amor por brindar comida fresca y nutritiva".
La inversión de su primer local fue de US$ 70.000, que provino de Freskatzo, y el segundo costó algo similar. Esperan que su facturación este 2025 duplique la del año anterior. También, planean construir una planta de producción que les ayude a satisfacer una futura demanda, con la expansión de la marca en nuevos locales. Entre los consejos de Anna, está reinvertir las ganancias porque para crecer es necesario invertir. En su nómina de colaboradores figuran más de 15 personas y su menú central está conformado por más de 30 platillos.
Estas tres mujeres aprendieron en el camino, ya que desconocían del sector. Aprendieron a trabajar con familiares y aprendieron a poner las reglas claras. ¿El resultado? Estar en tendencia, crear una empresa exitosa y sobre todo construir una gran red de apoyo. (I)