El sol de la tarde abriga las instalaciones de Dicorne, una empresa familiar que tiene su base de operaciones en la zona de El Chaupi, en el cantón Mejía, al sur de Quito. Es un jueves de agosto y el silencio de la zona se rompe con el cacareo de las gallinas que pastorean libres y sin recelo de los gruñidos de Brooks, un perrito con aire de bóxer que está atento a la llegada de las visitas.
El viento despeina a los presentes y José Díaz, cofundador y Gerente General de Dicorne, toma en sus manos una de las gallinas de esta granja que nació luego de su tesis universitaria, en 2017. Díaz cuenta la historia de esta empresa que hoy en día trabaja con 124 familias de la zona como proveedores y que genera empleo directo para 11 personas. Todo empezó luego de estudiar Ingeniería en Agroempresas en la Universidad San Francisco de Quito; para graduarse desarrolló una tesis que consistía en pocas palabras en un proyecto social para criar conejos en la hacienda de su familia en El Chaupi.
“La idea era desarrollar una variedad de conejo que se pueda criar en el sector para que la gente tenga un ingreso económico extra”. La idea, para la que se invirtieron US$ 20.000, funcionó un tiempo. La tesis se convirtió en un emprendimiento que daba sus primeros pasos.
Innovador permanente y amante del campo, Díaz siguió investigando y desarrolló nuevos productos. Primero llegó el humus hecho con garbanzo, luego los snacks de chulpi y chocho, mermeladas y chimichurri. Todos los productos se elaboran con materia prima de proveedores de El Chaupi. Además, la empresa suma 45.000 gallinas propias y de proveedores que se asientan en este punto de la serranía ecuatoriana ubicado a 3.300 metros sobre el nivel del mar, desde donde se puede mirar al Cotopaxi y a los Illinizas, siempre que el cielo esté despejado.
La maestría en Producción de alimentos que Díaz estudió entre 2018 y 2019 en Inglaterra dio un nuevo impulso a Dicorne. Un premio en Londres y la apertura de mercados en el extranjero son parte de la nueva fase de la empresa familiar. “Ya tenemos un canal para colocar chocho en Australia en septiembre y enviar chulpi a México en este mes. El humus también va a Panamá en septiembre. Estamos en un proceso de continua inversión e innovación, por eso los huevos y pollos de campo tienen el sello Certified Humane”, cuenta Díaz en la planta de Dicorne que ocupa cerca de 400 metros cuadrados y donde se procesan los alimentos.
Este emprendedor con alma de granjero cuenta que la empresa se asienta en tres pilares: responsabilidad social, responsabilidad ambiental e integración productiva. “En integración productiva nos enfocamos en trabajar con la materia prima que viene directo de los productores de chulpi, chocho, pollos, etc. Los proveedores tienen el know how de Dicorne y todo se consolida en la planta. Tenemos buenas prácticas de manufactura y eso nos obliga a evaluar a los proveedores, entonces deben cumplir con las fichas técnicas y certificados de calidad. Así establecemos relaciones de largo plazo, con pagos a tiempo y manteniendo el compromiso de comercialización”.
En el crecimiento de la empresa uno de los secretos es tener diferentes productos. “El producto estrella son los huevos de campo y el chulpi. Pero el humus está muy posicionado y le tengo fe para el mercado de exportación. Nuestro objetivo actual es posicionar el chulpi y el chocho en Europa y EE.UU., estamos en plena negociación. Además estamos desarrollando empaques más pequeños, más accesibles para entrar en tiendas de conveniencia, tal vez con menor margen, pero llegando a más lugares en el país”.
Con ventas mensuales por encima de los US$ 75.000, la empresa sabe que es un generador de empleo y que genera relaciones productivas. De las 11 personas en el rol, 10 son mujeres y viven en la zona. “Hemos formado un equipo en una zona alejada, marcada por la migración hacia la ciudad”, dice un orgulloso Díaz, quien pasa a veces hasta tres días seguidos en las instalaciones de la empresa.
¿Y qué planes tienen para el 2030? El gerente de Dicorne dice que es una pregunta que siempre se la hace. “Hay varias ideas, una es ser parte de una empresa grande, ya hemos tenido interesados en ser parte de Dicorne, hemos recibido ofertas, pero aún hay mucho por crecer y hallaremos el momento ideal para buscar un socio”, dice en su oficina, mientras afuera la tarde se mantiene abrigada y las gallinas siguen cacareando. (I)