La fábrica que nunca duerme: cómo es Hadrian, la empresa que produce piezas aeroespaciales diez veces más rápido que cualquier otra
En el corazón de Torrance, California, una planta automatizada desafía los límites de la manufactura moderna. Funciona ininterrumpidamente para entregar componentes de alta precisión destinados a la industria espacial y de defensa.

En la fábrica de Hadrian en Torrance, California, las máquinas siguen funcionando después de que los operarios se van a casa. Si pasás por ahí fuera del horario laboral, las vas a ver, con las pantallas encendidas, produciendo piezas en la oscuridad.

"Estamos operando las 24 horas, los 7 días de la semana. Hay un equipo de gente durante el día y luego la planta se maneja sola", dijo Chris Power, el fundador y CEO de Hadrian, de 33 años. "Eso es lo que nuestro software hace para la manufactura", agregó.

La visión de Power es un poco diferente a la de otras startups que desarrollan tecnología para hacer más eficientes las fábricas de otras compañías: él desarrolló un software propietario para manejar la propia fábrica de Hadrian, lo que le permite producir todo tipo de piezas metálicas de precisión para empresas de la industria aeroespacial, espacial y de defensa de manera más rápida, eficiente y con menos personal. 

Ahora, quiere construir una red de talleres mecánicos de alta tecnología, idénticos entre sí, en todo el país para revolucionar una industria gigantesca y fragmentada. Es un proyecto difícil y que requiere mucho capital, pero Power sostiene que es crucial para la base industrial de Estados Unidos. Inversores, incluidos Andreessen Horowitz, Founders Fund y Lux Capital, apostaron 180 millones de dólares en esta idea, y la compañía ahora vale aproximadamente 500 millones de dólares.

Aunque la empresa, que tiene apenas tres años, sigue siendo pequeña y acaba de lanzarse comercialmente en 2023, está creciendo rápido. El año pasado generó 3 millones de dólares en ingresos, y Power espera aumentar esa cifra diez veces este año, alcanzando al menos 30 millones de dólares, a medida que acelera la producción desde su fábrica cerca de Los Ángeles. “Me aburro cuando las cosas avanzan demasiado lento”, comentó.

Esos números ayudaron a que Hadrian fuera seleccionada para la lista de Next Billion-Dollar Startups de este año, la vitrina anual de Forbes que destaca a las 25 empresas que creemos que tienen más probabilidades de alcanzar una valuación de 1.000 millones de dólares.

Fundador de Hadrian, Chris Power

Existen enormes riesgos al construir un nuevo negocio de manufactura de alta tecnología. Las piezas metálicas que van en cohetes o satélites deben ser extremadamente precisas, pero las cantidades de producción de cada pieza son muy limitadas. Esto es muy diferente de las fábricas automotrices, donde los fabricantes producen piezas estandarizadas en grandes cantidades. Como resultado, muchos talleres mecánicos que fabrican este tipo de piezas especializadas permanecieron pequeños, a pesar de que la industria es tan grande como de 50 mil millones de dólares. Hadrian actualmente produce miles de piezas cada mes, que comprenden cientos de piezas únicas, según Power.

"Ciertamente hay una oportunidad para mejorar la velocidad y eficiencia con la que se fabrican las piezas", dijo John Hart, profesor de ingeniería mecánica en el MIT y director de su Laboratorio de Manufactura y Productividad. "Dicho esto, el mecanizado sigue siendo realmente complicado", señaló.

El software de Hadrian es lo que permite a su fábrica actual producir piezas de calidad para vuelos espaciales 10 veces más rápido y con más de un 40% más de eficiencia que los fabricantes tradicionales. Ese software facilita a la empresa tomar diseños heredados o archivos CAD de los clientes y convertirlos en instrucciones digitales para fabricar piezas terminadas. También funciona como un cerebro para la fábrica, permitiéndole rastrear y programar trabajos, y permite que las máquinas funcionen en piloto automático y sean inspeccionadas de forma autónoma.

Eso también le permite a Hadrian producir piezas a una velocidad que entusiasma a sus clientes — este es un mercado donde el retraso en una pequeña pieza puede arruinar el lanzamiento completo de un cohete o posponer la entrega de un avión de combate. "Creo que estamos apenas en los primeros pasos de cómo transformar todo el mercado industrial en un mercado tecnológico", declaró Dayna Grayson, cofundadora de Construct Capital, una inversora en Hadrian y otras startups de manufactura.

“Soy un gran estudioso de la historia. Me di cuenta de que estaba por afectar a Estados Unidos un enorme riesgo geopolítico”, declaró Chris Power, fundador y CEO de Hadrian.

Power dijo que la necesidad de un taller mecánico más eficiente es tan grande que Hadrian estuvo creciendo a tasas del 20% o más cada mes, a pesar de no haber formado un equipo de ventas hasta esta primavera. Ahora, quiere construir más fábricas, acelerando hacia su visión de una red de plantas automatizadas en todo el país que, según él, pueden ayudar a Estados Unidos a mantener su poder industrial frente a China.

"Si querés que fabriquemos algo, lo haremos para vos, con mayor calidad, más rápido y más barato", afirmó Power.

Power creció en Melbourne, Australia, a un mundo de distancia de Silicon Valley. Tras abandonar la Universidad de Monash, consiguió un trabajo en una empresa minorista llamada Retail Splash, trabajó en algunas otras startups y luego se unió a la empresa de software de compromiso de empleados Ento como jefe de crecimiento en 2015.

Llegó a Estados Unidos en 2019, atraído por las mayores oportunidades para alguien con una inclinación emprendedora. Para entonces, ya había desarrollado opiniones firmes sobre la decadencia de la base industrial estadounidense y la importancia crítica de revertir esa tendencia ante el ascenso de China. “Soy un gran estudioso de la historia. Me di cuenta de que estaba por afectar a Estados Unidos un enorme riesgo geopolítico”, declaró Power, cuya biografía en X lo identifica como "industrialista, tecnólogo, creyente en el poder duro y la Pax Americana".

Después de visitar varios pequeños talleres mecánicos tradicionales dirigidos por trabajadores de 50 y 60 años, se dio cuenta de que su temor al declive de la industria estadounidense era “horriblemente acertado”. En julio de 2019, fundó una pequeña firma de inversión con sede en San Francisco llamada ADSC, con la idea de comprar empresas medianas existentes en la cadena de suministro aeroespacial y de defensa. ADSC recaudó aproximadamente 650.000 dólares de fondos institucionales y personas adineradas para adquisiciones. Pero cuando la pandemia golpeó en 2020 y continuó visitando talleres mecánicos y pequeños fabricantes, Power se convenció de que intentar cambiar las empresas existentes no resolvería el problema que veía.

Después de visitar varios pequeños talleres mecánicos tradicionales dirigidos por trabajadores de 50 y 60 años, se dio cuenta de que su temor al declive de la industria estadounidense era “horriblemente acertado”.

Así que en 2021, Power fundó Hadrian, llamado así en honor a los esfuerzos del emperador romano por arreglar la infraestructura en ruinas de su civilización. La gran mayoría de los inversores en ADSC trasladaron su capital a Hadrian, afirmó. “Es un forastero”, dijo Brandon Reeves, socio de Lux Capital, quien invirtió en Hadrian desde su financiamiento inicial. “Se conectó por su cuenta en Silicon Valley y se integró muy bien”, completó.

Para dar vida a su idea de una fábrica automatizada, Power contactó a Chris Baker, quien anteriormente había gestionado talleres mecánicos para SpaceX. “Pensé que era realmente imposible hacer esto y resolver todos los parámetros”, dijo Baker. “Fue extremadamente tenaz, muy insistente y continuó contactándome incluso mientras yo le decía que lo que estaba intentando hacer iba a fracasar”, subrayó.  Después de seis meses de conversaciones, Power convenció a Baker de unirse a su startup como vicepresidente de operaciones.

“Es un forastero. Se conectó por su cuenta en Silicon Valley y se integró muy bien” , dijo Brandon Reeves, socio de Lux Capital.

Hadrian primero estableció una pequeña planta de 1.860 metros cuadrados, pero luego Power se dio cuenta de que necesitaba una fábrica más grande y construyó la actual fábrica de 9.290 metros cuadrados en Torrance. La fábrica combina robots que compró de otras empresas, como brazos robóticos Kuka, con el sistema de software propietario de Hadrian para gestionar las operaciones. “Imaginá que ponés el piloto automático de Tesla en un auto de F1 para que lo puedas manejar con 15 minutos de entrenamiento”, dijo Power. “Eso es lo que nuestro software hace para la manufactura”, profundizó.

Para convencer a sus primeros clientes de confiar en una pequeña startup respaldada por capital de riesgo, Power atrajo a dos empresas que ahora son clientes importantes (que prefiere no nombrar) con una propuesta sin riesgo. “Básicamente dijimos: 'Vamos a fabricar un montón de piezas, pero estamos en beta test'”, comentó. “Puede que no funcione, pero si funciona, seremos tu mejor proveedor—el más rápido, más barato y de mejor calidad. ¿Nos darías los datos para operar la fábrica en modo beta encubierto durante 2022 y 2023?”, resaltó.

Las empresas accedieron a proporcionarles planos de piezas para que Hadrian pudiera probar sus sistemas, y la startup pasó los siguientes nueve meses fabricando piezas por su cuenta. “Nos llevó nueve meses operar la fábrica y apagar incendios todos los días para pasar de 'Creemos que el sistema funciona' a 'Realmente funciona'”,  dijo Power. “Fabricamos probablemente un millón de dólares en piezas y las destruimos solo para probar los sistemas... En nuestra industria no podés fallar, así que tuvimos que probar la fábrica operando a toda velocidad”, resaltó.

La estrategia funcionó y los clientes beta se sumaron. Desde entonces, Hadrian firmó con unos 30 clientes, incluidas empresas líderes en la industria espacial, startups de defensa y grandes compañías de defensa, comentó Power. Prefirió no nombrar a ningún cliente, citando acuerdos de confidencialidad. “Es una industria muy clandestina,” señaló.

RTX Ventures, el brazo de capital de riesgo de RTX, el gigante aeroespacial y de defensa anteriormente conocido como Raytheon Technologies, invirtió en Hadrian a principios de este año. Daniel Ateya, director general de RTX Ventures, dijo que RTX está evaluando una serie de piezas que Hadrian podría suministrarle. “Desde una perspectiva de seguridad nacional, estos cuellos de botella en la cadena de suministro son realmente restrictivos”, comentó. “Creemos que hay una gran oportunidad para que Hadrian elimine los cuellos de botella y las restricciones que existen actualmente”, remarcó.  Prefirió no comentar sobre qué piezas específicas podría suministrar Hadrian o en qué productos de RTX podrían usarse, pero señaló que hay potencial en todo el negocio de RTX y en la industria aeroespacial y de defensa en general.

Katherine Boyle, socia de Andreessen Horowitz, quien invirtió en la compañía, comentó que Hadrian está en el radar de altos funcionarios del Departamento de Defensa, muchos de los cuales visitaron su fábrica. “Entienden que la base industrial de defensa es crucial,” afirmó. “Esto fue un punto focal para el Departamento de Defensa mucho antes de que se hablara de ello en Silicon Valley, en Torrance y en Los Ángeles”, completó.

“Desde una perspectiva de seguridad nacional, estos cuellos de botella en la cadena de suministro son realmente restrictivos”, dijo Daniel Ateya, director general de RTX Ventures.

La empresa emplea a solo 170 trabajadores, a quienes puede capacitar en 30 a 60 días para operar sus máquinas. Algunos de ellos manejan 10 a la vez. Todos reciben acciones en la empresa. Muchos de ellos cambiaron de carrera, incluyendo la enfermería y el comercio minorista. Eso es una ventaja potencial en un momento en que los fabricantes lucharon por encontrar trabajadores. “Queremos atraer a personas a la manufactura que nunca hayan pisado una fábrica antes”, subrayó Power.

Tiene grandes planes para el futuro, como construir una red de fábricas automatizadas en todo el país lo más rápido posible — algo que él considera esencial para posicionar a Estados Unidos en la competencia con China. Ya está buscando una ubicación para la próxima fábrica — quizás en Texas, Arizona o Virginia — que espera abrir en 2025. Esa instalación será más grande que la de Torrance, potencialmente tres veces más grande, con la capacidad de generar 200 millones de dólares en ingresos, señaló. “Chris está empujando por una velocidad increíble”, comentó Baker, vicepresidente de operaciones.

El despliegue se acelerará después del próximo año. A partir de 2026, Power apunta a abrir dos o tres fábricas nuevas al año, un ritmo que considera factible porque el software y la configuración de las fábricas serán los mismos. 

La velocidad es un desafío en un negocio complejo e intensivo en capital como la manufactura. Pero Power ve una oportunidad ahora. Cree que Estados Unidos o bien continúa subcontratando su manufactura a países de bajo costo o descubre cómo usar la automatización para permitir que las fábricas en EE.UU. puedan competir. Él sabe de qué lado quiere estar.

 

Nota publicada por Forbes US