María del Carmen Pérez visiona a Monasita como un imperio que perdura en el tiempo, tal cual una obra de Vincent Van Gogh. Sus productos tienen un toque único, un destello de arte que se dibuja al ritmo de la música, bajo su pulso y su lápiz. Esta guayaquileña, que conquista el mundo de la moda mexicana, nunca se veía dentro de un ámbito corporativo o trabajando en una oficina. Le apasionaba encerrarse en su cuarto, alzar el volumen y dibujar unos prints que no sabía (en ese entonces) dónde los podía utilizar, pero estaba segura que tenían mucho potencial. Todavía no existían las redes sociales y ella compartía sus diseños en un blog personal. La palabra emprender no estaba dentro de su vocabulario y tenía referentes -como Marimekko- que le impulsaron a crear lo que hoy se conoce como Monasita.
Estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Suffolk, en Boston, EE.UU., y después realizó un Máster en Tipografía en el EINA Centro Universitario de Diseño y Arte de Barcelona, España. Mona (su apodo en el ámbito personal y profesional), durante ese tiempo, estableció una relación amorosa con una persona de Guatemala y cuando culminaron el máster cada uno regresó a su casa. Ella, meses más tarde, se mudó a este país centroamericano, pero las cosas no salieron como esperaba y luego de tres meses terminó con su pareja. Quedarse o regresar a Ecuador fue una decisión clave, que marcó el inicio de su empresa, que hoy está valorada en 5 millones de pesos mexicanos (más de US$ 250.000). “Cuando llegué a este país me di cuenta que había muchas oportunidades para producir ropa. Conseguí un mentor, un empresario guatemalteco que me enseñó lo que tenía que hacer y sobre todo a descubrir esa pasión que tengo por comenzar desde cero, con ideas innovadoras. Conocí lo que es el emprendimiento y establecí mi visión hacia dónde quería llegar. Él me dijo: 'debes tomar una decisión, te quedas o te vas y, si te quedas, debes darle con todo a tu negocio'. Opté por quedarme (3 años y medio) y no me importó nada porque estaba enfocada en lo que quería hacer”.
Así se fundó Monasita, oficialmente, en 2015. Los primeros pasos estuvieron dedicados a hacer pruebas para entender cómo funcionaba el producto. “Guatemala es perfecto para probar, entender y exportar porque, si te equivocas, lo haces en pequeña escala”. Su inversión inicial fue de US$ 2.000, que luego se convirtieron en US$ 15.000. Al principio, quería elaborar ropa, estuches, cojines, cosmetiqueras, libretas… pero decidió centrarse solo en los leggings a través de un modelo de negocio de e-commerce. “Tras muchos intentos conseguí una muestra de la que me sentía orgullosa. Tenía una roomie que practicaba yoga y le encantaron, se sentía muy cómoda usándolos”. Su objetivo era encontrar la fórmula y el modelo para que el ciclo de venta funcione correctamente y sacar nueva mercadería. “Era un proyecto pequeño y cometí algunos errores al intentar aumentar la producción, me tocó buscar un nuevo proveedor, nuevas telas y perdí mucho dinero. Decidí producir menos, pero con la misma calidad”. Actualmente, cuenta con siete modelos y se producen 2.000 unidades, cada seis meses, en Colombia. Un país que le ofreció mejor tecnología y costuras.
Pérez -al comienzo- hizo todo sola y creó un negocio escalable. “Una amiga, María Fernanda Castellanos, me pidió algunas muestras para venderlas en México y le fue muy bien. Yo le enviaba de 20 en 20, pero ya no era suficiente”. Ella le propuso que sean socias y en 2017 crearon una alianza donde se dividieron el trabajo y se complementaron. Por un lado, Pérez se centró en abrir mercado en EE.UU. y, por otro, Castellanos se enfocó en México. En 2018, recibieron una invitación para participar en el programa de televisión, Shark Tank México, donde solicitaron una inversión de 1,5 millones de pesos mexicanos (más de USD 75.000) y estaban dispuestas a entregar el 10 % de la empresa. “Cuando nos invitaron dijimos 'why not?'. Ninguno de los sharks estaba enfocado en nuestra industria y pensamos que nadie nos iba a invertir. ¡Fue una experiencia única! Practicamos todos los días por más de un mes y medio. El día de la grabación (febrero de 2019) hablamos casi una hora y media y Patricia Almendáriz (tiburona) decidió apoyarnos, no solo con dinero, sino también con mentorías”. Después de recibir el sí, según Pérez, debes esperar seis meses antes de recibir el dinero. Justo vino la pandemia, todo se retrasó y este capital ingresó a mediados de 2020. Recibieron un millón de pesos mexicanos (aproximadamente US$ 50.000) y tuvieron que entregar el 20 % de sus acciones.
Asimismo, esta oportunidad les obligó a centrarse 100 % en México e invertir en aumentar su stock y mejorar las estrategias de marketing. Esto les ayudó a reforzar su presencia en canales digitales, sobre todo en la tienda Liverpool, Amazon y su sitio web. Cuentan con ingresos mensuales de 80.000 pesos mexicanos (más de US$ 4.000) y la marca se fortalece en este mercado. ¿Por qué sus leggings son únicos? La tela no se transparenta, es resistente a cualquier deporte, puede servir como traje de baño, absorbe el sudor, tiene protección solar y cuenta con diseños únicos. Pérez, con 35 años y dos hijos, asegura que Monasita, a pesar de estar en proceso de transición, se convertirá en un imperio de productos. “Tengo muy clara la visión, pero no el camino. Así es la vida de los emprendedores”. (I)