Carmen Borja, CEO y fundadora de Natú, es una emprendedora que supo transformar su trayectoria académica en un proyecto con impacto social y ambiental. A sus 43 años, esta antropóloga e historiadora ecuatoriana, nacida en España por casualidad, combina sus conocimientos en investigación y saberes ancestrales con su pasión por el bienestar y la sostenibilidad.
Cuenta con estudios en naturopatía ayurveda, nutrición ortomolecular, permacultura y desarrollo de bioproductos. Borja empezó su carrera recopilando memoria oral y tradiciones culturales. Sin embargo, su vida tomó un giro inesperado a los 22 años, cuando, durante su primer embarazo, enfrentó una serie de problemas de salud que la llevaron a cuestionar su estilo de vida. "Tuve gastritis, hipoglucemia, complicaciones en la piel y mi salud emocional estaba en un punto crítico. Sabía que debía cambiar mi alimentación, pero también entendí que lo que aplicaba en mi piel era igual de importante porque todo entra en el organismo".
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Inspirada por la necesidad de encontrar alternativas naturales y seguras para cuidar su salud y la de su familia, empezó a investigar cómo las generaciones pasadas manejaban estos aspectos sin depender de químicos industriales. Así, nació en 2015 la idea que años más tarde se convertiría en Natú, una empresa que ha revolucionado el mercado de productos naturales en Ecuador. Sin una inversión inicial significativa, utilizó sus ingresos de trabajos freelance para comprar los primeros materiales y fabricar productos naturales en casa, diseñados con ingredientes que literalmente se podían comer. "No soy química, pero sé cocinar (dice entre risas). Nuestro lema en Natú siempre ha sido: si no te lo puedes comer, no te lo pongas en la piel".
En 2017, el proyecto alcanzó un hito importante al recibir un capital semilla reembolsable de US$ 10.000 de la Fundación Crisfe, que le permitió obtener registros sanitarios para sus productos y entrar en 2018 al sector de retail: Supermaxi, TVentas, Mi Comisariato, Punto Natural y otras tiendas pequeñas. Sus productos iniciales —un polvo de limpieza facial, un sérum hidratante y un protector solar— destacaron por ser innovadores y respetuosos con la dermobiota.
Tres años más tarde, la pandemia trajo consigo un cambio inesperado, pero crucial en el modelo de negocio de Natú. Ante los retos logísticos y financieros del retail, Borja decidió salir de este canal y apostar por la venta directa, creando la Tribu, una red de mujeres emprendedoras que actualmente cuenta con más de 3.000 integrantes a nivel nacional. "El retail no nos permitía conectar con las personas de la forma que queríamos. Nuestros productos necesitan ser explicados y acompañados. La Tribu nos dio esa cercanía, mientras ayudábamos económicamente a cientos de familias".
El impacto fue inmediato: Natú creció 10 veces en 2020, pasando de facturar US$ 35.000 en 2019 a US$ 350.000. Ese año, más de US$ 100.000 se distribuyeron directamente entre las mujeres de su comunidad, quienes ganan entre el 30 % y el 50 % por producto. Es decir, encontraron una fuente de ingresos y un espacio de apoyo emocional y crecimiento personal.
Con más de 100 productos en su portafolio actual, Natú se consolida en la rama natural. Desde los ingredientes nacionales hasta los envases y las etiquetas... todo es verde. Ofrecen desde líneas completas de cuidado facial, corporal y capilar hasta suplementos nutricionales, aceites esenciales y productos de salud íntima femenina. Entre las innovaciones más destacadas están los probióticos, diseñados para abordar problemas como gastritis, infecciones vaginales recurrentes, salud metabólica y respiratoria. "Los probióticos son una herramienta increíblemente poderosa. Son naturales, sin efectos secundarios ni contraindicaciones".
En 2023, Natú alcanzó una facturación de US$ 220.000 y proyecta cerrar este año con ventas por US$ 300.000. Además, el año pasado la empresa concretó una inversión ángel de US$ 135.000 por un 28 % de participación, destinada a escalar su modelo de negocio y profesionalizar a las vendedoras de la Tribu como asesoras de bienestar integral. "El objetivo es que las mujeres puedan generar ingresos significativos, desde US$ 600 hasta más de US$ 2.000 al mes trabajando medio tiempo, ofreciendo no solo productos, sino también servicios como: masajes, spa facial y asesorías de nutrición".
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Con un equipo interno de 11 personas, 10 de ellas mujeres, esta empresa se ha convertido en un modelo de negocio sostenible, enfocado en el impacto social y ambiental. Borja tiene claro que el camino apenas comienza. Su objetivo es expandir la marca a escala internacional, llevando estos productos naturales y empoderando a más mujeres para que encuentren en la Tribu una fuente de ingresos y apoyo. "La naturaleza tiene un poder curativo inmenso y queremos compartirlo con el mundo sin comprometer nuestros valores ni nuestra esencia. Queremos que cada producto de Natú sea una experiencia que inspire bienestar". (I)