La Cervecería Nacional (CN) ha tenido una transformación tecnológica acelerada en los últimos años. Y está en un momento histórico para apuntalar su futuro, se trata de "un parteaguas, un antes y un después", como lo denomina José Luis González, presidente de la compañía. La CN nació como una fábrica de hielo en el tradicional barrio Las Peñas, en Guayaquil, hace 135 años, y ha estado en constante evolución. Pero ya no es la misma empresa ni siquiera la de hace una década, señala.
"Ya no somos solo una cervecería centenaria, ahora somos otra compañía. En los últimos tres a cuatro años hemos tenido una gran transformación tecnológica, hemos dado un salto para convertirnos en la empresa de consumo masivo más tecnológica del país, con el compromiso de seguir generando progreso y desarrollo para toda la cadena de valor. Es por eso que este año hemos decidido evolucionar también en nuestro propósito y en nuestra imagen".
El punto de quiebre fue la pandemia, que exigió a la cervecera, una de las industrias más grandes del país, replantearse la forma de hacer negocios. En ese camino puso el acelerador en los procesos que ya venía trabajando, fortaleció la parte tecnológica, lanzó la nueva plataforma de compras BEES, digitalizó a los tenderos, sacó un servicio delivery para bebidas e invirtió en la agricultura local, en investigación y tecnificación a través del programa Siembra por Contratos.
González está al frente de la empresa ecuatoriana desde 2019 y ha tenido que liderar la transformación en los últimos tres años. Dice que lo que hicieron fue entender los problemas de toda la cadena de valor y desarrollar soluciones tecnológicas, para agricultores, proveedores, clientes de retail y consumidores. Incluso que están vendiendo software para retail, logística y agricultura para terceras empresas.
"Por lo tanto, con 135 años dijimos que era el momento propicio para tener una nueva cara, porque ya no somos más la empresa de cerveza del pasado y lo que nos trajo hasta acá no es lo que nos llevará al mañana que todos soñamos. Por eso, se decidió lanzar un nuevo propósito. Ahora decimos: 'Soñamos en grande para que en el futuro podamos tener muchos más motivos para brindar', y en medio está nuestra cerveza, si queremos que hayan más celebraciones tenemos que invertir en más tecnología".
La cervecera tiene 2.050 empleados directos y genera más de 51.000 puestos de trabajo de forma indirecta, en cadenas como el transporte. Tuvo ventas por US$ 881,8 millones en 2021 y calcula que en 2022 tendrá un crecimiento de 14 %.
Los cambios
La decisión de rediseñar el propósito de la empresa se tomó en diciembre de 2021. Luego, comenzó a evaluarse si la imagen corporativa también necesitaba un cambio. Sandra Cañizares, gerente de Marca Corporativa y Sostenibilidad de CN, explica que se realizaron estudios técnicos marketeros y se aplicaron tres muestras de logotipos hasta que los consumidores finales comenzaron a identificar los valores y atributos que la compañía quería transmitir.
El logotipo de la empresa cambia totalmente desde este 9 de noviembre de 2022. El nuevo logo deja de lado la rigidez de las letras CN, que identificó a la marca durante 17 años. La nueva imagen tiene un 'look' moderno, con una forma circular, la C y la N siguen un movimiento continuo hasta terminar en una espiga de cebada, que es la semilla de la cerveza. También incorpora los tres colores de la bandera de Ecuador en su forma circular, lo que le da más impacto visual e identidad nacional.
"Es una imagen moderna, más cercana, refleja lo que estamos viviendo, la transformación tecnológica y la sostenibilidad. Buscamos ser más cercanos, no una empresa rígida, que a pesar de tener mucha historia seguimos con el espíritu emprendedor y entendemos a los emprendedores ecuatorianos. Al ser una compañía ícono en Ecuador, los consumidores ven adecuado incorporar los colores de la bandera y refleja el compromiso con el país. Las formas circulares de la CN generan conexión, flexibilidad, fluidez y dinámica. Las letras mayúsculas y minúsculas en el nombre muestran que somos una empresa que se adapta", señala Cañizares.
González asegura que el cambio de imagen se da para reflejar de una manera más clara lo que pasa por dentro de la compañía. Y el nuevo propósito describe esa "visión de futuro" que se traduce en "generar el progreso del mañana", a través de las decisiones que se tomen. Uno de los pilares es la inversión en tecnología. En los últimos dos años destinaron US$ 2,1 millones para esos cambios. Antes de la pandemia ya habían decidido apuntar a la transformación.
Los pedidos de productos se hacían de manera telefónica y se visitaban los negocios. Además, se testeaba la plataforma digital BEES. Pero con el Covid-19, la única forma segura de realizar los pedidos fue usar esa plataforma. Así aumentaron de 1,5 % de ventas de manera digital a 70 % en solo tres meses. "Rompimos paradigmas, porque decían que una tiendita no tenía un smartphone y que las personas mayores, en su mayoría dueñas de tiendas, no iban a poder hacer las compras digitalmente. Hoy tenemos 97 % de ventas en el canal digital".
BEES es una plataforma global de AB InBev, que opera en varios países de la región y Ecuador fue uno de los pioneros en su uso, dice González. No solo se compra cerveza sino otros productos como leche, arroz, azúcar y otras categorías de bebidas. Pasaron de manejar 60 ítems a 350 en el marketplace. Eso generó que instalaran sistemas tecnológicos para el manejo de inventarios y planificación para entregas.
La CN tenía 20 grandes centros de distribución y aumentó 105 adicionales como mini depósitos, en zonas estratégicas, para atender de forma correcta el portafolio y a todos los clientes. La inversión ascendió a US$ 2 millones, eso incluyó mayor capacidad, alquileres, adecuaciones de bodegas, montacargas y equipamiento.
Otro lanzamiento es el servicio delivery TaDa, un desarrollo internacional de la empresa, pero que en Ecuador se adaptó un modelo de negocios para que los tenderos sean la base de distribución de la app, atiende la última milla. (I)