El Gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles que presentó una demanda contra la empresa de transporte Uber por cobrar una tarifa adicional en concepto de “tiempo de espera” a las personas que, a causa de una discapacidad, tardan más tiempo en acceder al vehículo.
En un comunicado, el departamento de Justicia argumentó que esta práctica ha “causado daños” a muchos pasajeros y a pasajeros potenciales en todo el país, y que supone un caso de discriminación en violación de la ley federal de protección a las personas con discapacidad (conocida por el acrónimo ADA).
Uber empezó a cobrar la tarifa adicional por tiempo de espera en abril de 2016, un suplemento que se activa cuando el conductor debe esperar más de dos minutos desde que llega al lugar de recogida y hasta que el pasajero accede al vehículo y se inicia el viaje.
Según el Gobierno estadounidense, Uber debería haber modificado esta política de cobros para adaptarla y no perjudicar a aquellos pasajeros que, por su discapacidad, necesitan más de dos minutos para acceder a un automóvil.
Entre los ejemplos de discapacidades que pueden requerir tiempo adicional para entrar a un vehículo, el departamento de Justicia citó los casos de una persona que vaya en silla de ruedas y necesite que esta se pliegue y guarde en el coche, y el de una persona ciega que requiera tiempo adicional para llegar hasta el lugar de recogida.
Por ello, el Gobierno pide en su querella que los tribunales ordenen a Uber el fin de las prácticas discriminatorias contra las personas con discapacidad y que multe a la empresa para compensar a los pasajeros que hayan sido objeto de esta discriminación.
En un comunicado, la fiscal general asistente para la división de Derechos Civiles, Kristen Clarke, subrayó que las personas con discapacidad “merecen un acceso igualitario a todas las áreas de la vida en comunidad, lo que incluye los servicios de transporte privado que ofrecen compañías como Uber”.
Pérdidas millonarias
Como si fuera poco, la compañía internacional anunció una pérdida masiva de dinero durante el tercer trimestre del año. Según los informes que presentaron, se trata de dos mil cuatrocientos millones de dólares que son el resultado de una inversión en Didi, la compañía china que ofrece un servicio similar de transporte.
Si bien la plataforma asiática comenzó a operar en el mercado de valores de Nueva York en junio, pocos días después de esa noticia sufrió una investigación llevada a cabo por expertos en ciberseguridad del gobierno chino. Eso generó una reevaluación de su valor y el impacto se vio reflejado en el informe trimestral de Uber.
Desde la empresa con base en San Francisco aseguran que sin esas pérdidas hubieran obtenido su primer trimestre neto, ajustado antes de intereses e impuestos, positivo en su historia. Algo que los accionistas esperaban ya que se calculaban ingresos por más de US$ 4.000 millones durante los meses de julio, agosto y septiembre.
Esto último surgió del aumento interanual del 57% en reservas que tuvieron y de la suba del 69% en la facturación. Ambas cifras son resultado de un incremento en los viajes producto del regreso de la mayoría de las actividades económicas a la normalidad en las ciudades donde opera Uber.