Fue a mediados de 2009 cuando el odontólogo Joile Álvarez Castro le dijo a su amigo de la infancia Sebastián Prado: Tiene que haber algo mejor. La frase hacía referencia a su ambo: nunca había podido encontrar uno que le quedara cómodo y que le gustara vestir. En ese momento, estaba en el driving de Costa Salguero, venía de su consultorio y estaba por cambiarse para jugar al golf, pero la frase no pasó desapercibida. Prado, licenciado en Comunicación Social y dueño de WeGolf, agencia de turismo líder en ese deporte, tomó la idea como disparador y empezó a interiorizarse en la industria textil, un rubro totalmente desconocido para ambos profesionales.
En ese momento, el mercado de ambos de diseño era prácticamente inexistente a nivel local. Solo había algunas modistas que se dedicaban a hacer diseños a medida. En el mundo, ya había algunas empresas que tenían este segmento como core. Veníamos de rubros que no tenían nada que ver con la industria textil. Tuve que aprender mucho y rodearme de gente que conociera el sector para poder darles forma al producto y a la marca, cuenta Prado.
Así, con US$ 10.000 de inversión inicial, nació Oh Wear, la marca de diseño que vende uniformes, cofias, camisolines y zapatillas a médicos, enfermeros y personal de salud de todo el país. Buscamos crear productos e indumentaria de trabajo que tuvieran un enfoque estético y práctico, de esos que José no encontraba por aquel entonces en el mercado, asegura el emprendedor.
Cuando arrancaron, en 2009, lo hicieron con unos pocos modelos y rápidamente tuvieron la aprobación del mercado. A los médicos les gustó el producto: la combinación de comodidad, diseño y confort era lo que todos estaban buscando y no encontraban algo que se ajustara a sus necesidades, cuenta Prado. Hoy, Oh Wear tiene más de 25 modelos de ambos ?con una amplia variedad de telas, estampados y colores? cuyos precios rondan entre $ 4.300 y $ 6.500, y sumó además accesorios, como cofias, medias, camisolines, suéteres, bolsos, gafas de protección y calzado que completan el look del profesional. Estos dos últimos son cápsulas desarrolladas por marcas nacionales como Humms y Vulk Eyewear.
Los inicios de la compañía fueron en una pequeña oficina y luego instalaron una tienda propia ubicada a una cuadra de la Facultad de Medicina y de la Facultad de Odontología de Buenos Aires. En 2015, con la incursión en el canal virtual, se posicionó como uno de los principales canales de venta. En 2020, de hecho, con la pandemia y el cierre total, las ventas por el canal digital se duplicaron. Con el tiempo, se estabilizó y ahora vendemos un poco más que lo que vendíamos antes de la pandemia por ese canal, cuenta. Además, como parte de su plan de expansión, tiene ocho franquicias en Córdoba, La Plata, Rosario, Tucumán, Salta, Trelew, Quilmes, Mar del Plata y revendedores en todo el país. Vendemos más de 4.000 ambos por mes, asegura el emprendedor.
Uno de los principales diferenciales de sus prendas son no solo los colores, sino las telas que utilizan. De hecho, Prado recuerda que cuando le planteó a un proveedor que quería usar el Spandex un género caracterizado por sus propiedades elásticas para hacer ambos se encontró con una cara de desconcierto total.
Hoy lo hacemos y también lo hace la competencia. Estamos todo el tiempo probando nuevas fibras para tener opciones en las prendas, asegura Prado, que tiene la producción tercerizada y fabrica su propia lycra para diseños exclusivos y productos de edición limitada.
Prado asegura que como emprendedor le tocó aprender muchas cosas: desde impuestos y contratos hasta dónde comprar una tela y cómo confeccionarla. Cuando arrancás de cero, todo es nuevo. Esa es una de las barreras más difíciles que se deben sortear, y hay que rodearse de gente que sepa y que te asesore, asegura. Después, un capítulo aparte merecen los desafíos que implica emprender en el país: Emprender en la Argentina es un parque de diversiones: un día sos competitivo para exportar y otro día tenés problemas para entrar mercadería, asegura sobre el cambio de reglas de juego. A lo largo del tiempo, en sus más de 10 años de trayectoria con Oh Wear, les tocó atravesar varios vaivenes de la coyuntura local. Hay que ser muy creativo, estar muy atento, y hay que dar pasos siempre para adelante, sobre seguro, se entusiasma.
La firma factura más de $ 100 millones por año, y 2020 fue un año de muchos desafíos: hubo que redefinir prácticas, rever procesos, actualizar formas de trabajo e innovar en la búsqueda de nuevos diseños, telas, modelos y productos que aporten soluciones y opciones para el profesional de la salud. Pero también fue un momento de encontrar oportunidades: lanzaron Biotec, una línea de ambos confeccionados con una tela argentina antibacterial, diseñada para inhibir al virus SARS-Cov 2 con un 99,83% de eficiencia en tres minutos.
En cuanto a proyectos a futuro, una de las apuestas es ampliar la línea de accesorios con nuevos lanzamientos. Y, además, poder crecer por fuera de las fronteras de la Argentina. Estamos tratando de abrirnos a nuevos mercados. Es todo un desafío el proceso que lleva entrar a un nuevo país, pero vamos en ese camino, cuenta el emprendedor, que destaca a Uruguay y Paraguay como plazas atractivas.