La gente habla mucho sobre los beneficios del trabajo independiente: la flexibilidad, la oportunidad de trabajar desde cualquier lugar, tiempo libre, sin jefe. Pero muchos de estos son mitos.

Sé que hablo mucho sobre las depresiones de trabajar por cuenta propia, pero eso no es del todo justo. Elijo hacer esto, después de todo. Y el 73% de los freelancers dicen que las percepciones de sus carreras son cada vez más positivas, lo que sugiere que otros apoyan mi elección.

Entonces, quería compartir mis partes favoritas de ser un trabajador independiente. Después de que todo el brillo, el glamour y las tardes libres de los miércoles se hayan ido, ¿qué es lo que me mantiene trabajando como autónoma?

Nuevos comienzos

Empiezo nuevos trabajos todo el tiempo. Siempre es emocionante, y rara vez me aburro. También soy una gran admiradora de los primeros borradores. No soy ChatGPT, cometo errores, y me encanta no sentirme mal por ellos, algo que solo obtengo en mis primeros días de trabajo. Cuando empiezo por primera vez en un nuevo trabajo independiente, me abruma esta extraña mezcla de anticipación sobre un nuevo desafío y relajación de que no tengo que entregar nada todavía. Encuentro que los comienzos frescos son relajantes.

Extremos frescos

Si te gusta empezar cosas nuevas, esperá hasta que te enteres de dejar las cosas viejas. Es una emoción absoluta. Me encanta dejar de fumar. Creo que la parte del TOC de mi cerebro anhela tener un problema totalmente resuelto. Y un cliente para el que ya no trabaja, ese es un problema cerrado. Para vos, al menos. Tal vez no para ellos, pero ese es su problema. En mi opinión, nuestra cultura pone demasiado énfasis en terminar las cosas. Nada está realmente "terminado": lo mejor que podés esperar es que tu contrato expire y tengas nuevos trabajos por venir. Es una bendición absoluta poder alejarse de los proyectos, y si sos un trabajador independiente, espero que disfrutas hasta el último correo electrónico de despedida.

Rara vez sentirse atascado

Este sigue lógicamente a los dos últimos. El trabajo de tiempo completo más largo que he tenido fue de unos dos años. Empecé a querer dejar de fumar alrededor de los tres meses. Si hacés los cálculos, verás que eso significa que tenía 21 meses queriendo dejar de fumar antes de apretar el gatillo. 21 meses de sentirse miserable y estancada. Como trabajadora independiente, cambiar de trabajo es parte de todo el negocio: no podés parecer un saltador de trabajo cuando toda tu profesión es saltar de trabajo. Cada vez que algo no funciona, me voy. No me he sentido estancada en seis años.

No puedo decir que trabajar por cuenta propia sea una carrera relajante. Hay muy poca estabilidad, es difícil obtener un seguro de salud, sentís que estás perdiendo dinero cada vez que te enfermás y es muy molesto pagar impuestos (incluso más molesto que los impuestos regulares, que es decir mucho).

Sin embargo, hay una ventana en el tiempo en la que me siento muy, muy relajada, y es exclusiva del trabajo independiente. El tiempo entre conseguir un nuevo concierto y comenzarlo. Deleitándome en cómo no me siento atascada, ni siquiera un poco. Al menos cada pocos meses, disfruto de la felicidad pura de la promesa de que el dinero llegará de forma inminente, sin tener que trabajar. El dinero sin trabajo es, después de todo, el mejor tipo de dinero.

Una identidad más allá de mi trabajo

Tan frustrante como es explicar mi trabajo a personas con trabajos de tiempo completo, hay una belleza en no tener una vocación claramente explicada. No soy una sola cosa. Esto sería cierto si yo también tuviera un trabajo de tiempo completo, pero la complejidad del título de mi trabajo solo hace que sea más fácil verme como multifacética. No siento que mi trabajo se desangre en mi identidad. En cambio, estoy constantemente desarrollando nuevas habilidades y asumiendo nuevos proyectos, lo que me facilita definirme a mí misma fuera de un título de trabajo.

*Nota publicada en Forbes US