Estos Under 30 son emprendedores de la nueva generación. No titubean al hablar de negocios, denotan una seguridad que contagia. Se conocen desde niños, pero su amistad se fortaleció en los años universitarios. En esa época entendieron que funcionaban bien como equipo, que hablaban el mismo idioma y que tenían las mismas ganas de triunfar.
Daniel Febres Cordero tiene 29 años y se graduó de Administración de Empresas en EE.UU. Trabajador incansable, se desempeña como Chief Executive Officer en Afecor, una empresa familiar de insumos agrícolas; también es Creative Director en Juliana, un bar que trabaja con agricultores locales para crear economías circulares para mostrar sus productos en la carta de cocteles. Además, maneja Paladar, un grupo hospitalario que opera actualmente cuatro bares y tiene en el horno tres más.
Por su parte, Carlos Talbot tiene 28 años, se graduó en Marketing. Ingresó a trabajar en la empresa familiar en el área de logística. Ahora tiene una compañía de construcción, con la que maneja un proyecto de venta de casas en planos en la zona de Salitre.
Empezaba diciembre de 2017, ambos estudiaban en el exterior y venían a Guayaquil de vacaciones. Querían hacer una fiesta diferente y verse con todos los amigos. Nos picaban los pies, pero la oferta era limitada, siempre era el mismo plan. Pasaron horas y días chateando, lanzando ideas hasta que pensaron en hacer un evento. Llegaron a Guayaquil con la idea en la cabeza, pero nada más; tenían poco tiempo para aterrizarla.
Para armar la fiesta buscaban romper los esquemas y empezaron por el nombre: Il Fokin. Con US$ 500 en el bolsillo compraron en la bahía de Guayaquil y en almacenes chinos lo que necesitaban para la decoración y ellos mismos se encargaron de todo. Un rooftop llamado Sociedad Anónima les acolitó en su locura.
Con ingenio y originalidad recrearon la casa de Papá Noel en el Polo Norte. La entrada costaba US$ 20. Más de 400 jóvenes de entre 21 y 25 años gozaron de esta farra blanca, incluso se quedaron picados, contando las semanas y los meses para la próxima reunión, que sería en julio de 2018.
Esa fiesta fue el primer evento de lo que ahora es Il Fokin, una empresa de hospitalidad enfocada en crear experiencias únicas. Los dos explican que el nombre no es una mala palabra sino un concepto que encierra diversión, extravagancia, en fin, romper con lo tradicional. El nombre le da personalidad a la empresa, significa grandeza, desafiamos el statu quo.
Talbot y Febres Cordero consiguieron el impacto que buscaban. Desde el inicio hubo un clic profesional, decidieron dejar el confort y arriesgarse. Ellos son emprendedores y no dudan en arriesgar. El modelo es el siguiente: crean eventos temáticos en distintos lugares.
Una de las propuestas que afianzó su camino fue Había una vez un circo, en la plaza Alaire, en la vía Samborondón. Payasos, malabaristas, trapecistas, zanqueros, magos y domadores, recibieron a los clientes en un ambiente mágico. Talbot y Febres Cordero invirtieron US$ 15.000 y contrataron unas 30 personas. Consiguieron validar su trabajo y demostrar que saben hacerlo bien.
Las experiencias que fueron creando superaban todas las expectativas. Il Fokin llegó para quedarse de largo y en 2019 facturó cerca de US$ 100.000. Arrancaron 2020 con todos los bríos, pero el Covid 19 les obligó a reinventarse. La situación en Guayaquil era terrible, entonces creamos un proyecto con artistas gráficos para mostrar la realidad, lo que estaba pasando en las calles, pero buscando un lado positivo que inspire y levante el ánimo. Vendimos las piezas, lo recaudado, cerca de US$20.000 lo entregamos a una fundación.
Esta experiencia les dio más fuerza para continuar, aunque no tenían claro cómo hacerlo. En eso recibieron la llamada telefónica de un amigo quien les propuso ser socios en un bar de cervezas que tenía en el aeropuerto de Guayaquil. Audaces y arriesgados, con un buen olfato para los negocios, sabían que era una gran oportunidad y no dudaron en decir sí, pese a que el terminal aéreo estaba cerrado totalmente, no entraba, ni salía un solo vuelo por meses. En pleno auge de la pandemia invirtieron US$ 35.000 para convertirlo en un bar de cocteles con experiencias que muestre al turista lo que es Ecuador. La idea funcionó.
La confianza y seguridad en lo que hacían llevó a estos Under 30 a pensar en grande. Ahora por evento que organizan facturan alrededor de US$ 100.000. En 2024 empezarán con eventos en Miami, EE.UU. En estas semanas, la expectativa está en el encuentro de fin de año, todavía no se conoce cuál será la temática, pero seguro sorprenderán a todos. (I)