Esta historia comenzó en 2007 en la sala de las hermanas Elizabeth y Patricia Ocaña. La primera tiene una formación en Finanzas y la segunda es diseñadora de modas. Son el dúo perfecto. La una es amante de los números y la otra se preocupa por las tendencias, los colores y los detalles. Pasaron de ser artesanas a construir una empresa que factura cerca de US$ 120.000 mensuales.
Las dos fábricas de Texmareli (TXM) se encuentran en Ambato y su nombre proviene de una mezcla de sílabas. Comenzaron con una mesa de corte, tres máquinas de coser y un gran sueño. Hoy, de acuerdo con estas emprendedoras, dan trabajo a 49 personas, un 90 % mujeres, y confeccionan cerca de 22.000 prendas mensuales, llegando a 39.000 en temporadas altas.
Las dos vivían solas en un pequeño departamento y con recursos limitados. Uno de los compañeros de Patricia les recomendó que elaboren ropa y compraron dos rollos de tela en Colombia, que pasó más de seis meses adornando su casa. No sabían si comenzar o no. Contrataron a una costurera y las camisetas fueron su primer producto. Elizabeth es la profeta del negocio. Estaba segura de que llegarían lejos y fue la encargada de crear alianzas para ofertar sus productos en cadenas y boutiques.
Las hermanas realizaban las prendas los fines de semana y fue complicado, de acuerdo con Elizabeth. Nadie confía en ti cuando estás comenzando. Nos recomendaron que trabajemos con maquilas, pero decidimos hacerlo nosotras mismas. Así ganaron un concurso para ser proveedoras de un catálogo de ropa colombiana. Fue como saltar de la Serie B de fútbol a la Serie A. De los 10 participantes ambateños, solo quedamos nosotras por dos años. Era un estrés constante y esto nos ayudó a ser disciplinadas explica Patricia.
En un inicio llevaban sus muestras en bus y luego ingresaron a la cadena nacional, De Prati. Enviaban entre 60 y 80 prendas. De acuerdo con Patricia, eran 'juniors' en esa época y ganaron un premio como Mejor proveedor revelación. Se especializan en ropa de hombre, desde bebés hasta adultos mayores. El proceso es 100 % realizado en sus fábricas. Los 10 primeros años invirtieron todas sus ganancias, más de medio millón de dólares, para comprar maquinaria que les ayude a mantener su calidad. Desde bordados hasta estampados y sublimados. Este nicho pone mayor atención en la textura y los cortes. Buscan algo cómodo y no se complican por colores o tendencias.
Con los años han ido creciendo, industrializando sus procesos y sumaron más cadenas como: Etafashion, RM, Super Exito y Roland. También, cuentan con sus marcas propias OCC y Mutua, esta última es una línea de algodón sintético que está próxima a exportarse. Es un verdadero contacto con la naturaleza y es todo lo contrario a la moda rápida. Esperamos, en un futuro, tener una tienda de sustentabilidad.
Su secreto radica en respetar el puesto de cada una. Estas amantes de la moda aseguran que uno de sus pilares es la integridad y no son partícipes de malas costumbres que tiene el sector textil. Cumplen con las normas ISO de Calidad y esto les ayuda a cultivar un próspero portafolio de clientes.
TXM tiene una tienda digital y su reto está orientado a la internacionalización. Sabemos que nuestros competidores no son nacionales y estamos preparados para competir afuera. Nos centramos en hacer feliz a nuestro consumidor y este año saldremos a dos ferias en Estados Unidos concluye Elizabeth.
Patricia reflexiona que al inicio la falta de recursos le impidió hacer un viaje en la universidad. Ahora, décadas más tarde, ha llegado hasta China 'cazando' tendencias. Es así como su estilo está colgado en las perchas de las tiendas de ropa más grandes a nivel nacional. (I)