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Empresa Enkador Quito - Ecuador
Negocios
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El Gerente General de la empresa, Daniel Romero, cuenta cómo y por qué no dudaron en invertir en una línea de negocio de riesgo en su retorno financiero, pero de alto impacto en lo ambiental y lo social. Con una inversión de US$ 2,5 millones, montaron una planta para producir envases no contaminantes. Por primera vez en la historia de este país, la compañía exportó este tipo de botellas.

23 Junio de 2022 22.09

Cada vez hay más hechos que son motivos de orgullo como ecuatorianos. Unos más sonados que otros, pero motivos al fin para henchir el pecho. En los últimos días previos al cierre de la quinta edición, la clasificación de la selección de fútbol al Mundial de Catar 2022 volvió a encender esa chispa del “Sí se puede” en cada uno de los 17 millones de entusiastas hinchas. En esos mismos días, sin embargo, un hito en el ámbito empresarial y ambiental ocurrió, aunque sin los ribetes de fiesta y algarabía que los chicos de la Tri provocaron, pero con una incidencia que puede cambiar la forma de consumir botellas plásticas en el país, para cuidar el planeta.

La empresa ecuatoriana Enkador, que, a lo largo de sus 50 años de vida en el país ha ido innovando y adaptando sus líneas de negocio, realizó la primera exportación de preformas de botellas R-PET (PET reciclado). Bajo la marca Origin, que convierte el PET postconsumo en PET reciclado, partió el primer embarque hacia Colombia, para entrega a la firma Amcor, una de las más grandes en el sector de embalajes, de origen suizo. El proyecto permite a Enkador enviar alrededor de cinco contenedores al mes, con un promedio de tres millones de preformas. 

El hito fue el resultado de la construcción de un modelo de negocio basado en la economía circular inclusiva, el cual no solo evita contaminar océanos mediante la potenciación del reciclaje de PET postconsumo, sino que también aporta a mejorar la productividad de alrededor de 5.000 recicladores de base que actualmente constituyen la cadena de recolección y acopio para la compañía. Asimismo, el modelo busca que el consumidor se responsabilice del correcto desecho de los envases (separación de residuos y entrega directa al reciclador de base) y de la compra de productos en envases provenientes de material reciclado.

La empresa lleva 12 años de trayectoria en el reciclaje del PET postconsumo. En 2012, junto con la Cumbre Internacional del Medio Ambiente para Niños y Adolescentes, capítulo Ecuador (CIMA Kids), obtuvo el récord Guinness de reciclaje al recolectar en seis días 1'559.002 botellas, premio que sigue vigente.

Con este nuevo mercado abierto por Origin, con un producto en el que Ecuador jamás ha incursionado ni en la fabricación ni en la exportación, la marca aportará a acortar la brecha de balanza comercial que se mantiene con Colombia, que hoy registra un saldo negativo en cuanto a productos no petroleros (-4,4 %). Enkador y Origin se convierten en las primeras empresa y marca ecuatorianas en cerrar todo el círculo de la economía circular inclusiva: de botella a botella.

Daniel Romero es el gerente general de Enkador desde hace cinco años. Es parte del núcleo familiar que tiene una parte del capital de la compañía. De su mano, la empresa, que cuenta con 250 empleados, culminó exitosamente con la meta de exportación de preformas. Ahora, la firma tiene una línea textil de alto valor agregado especializado; una de productos de limpieza de hogar e institucional, y la división de resinas, que es la encargada de reciclar y transformar las botellas PET. El ejecutivo colombiano detalla cómo fue este proceso.

“Emprendimos en una operación de reciclaje de PET para grado alimentos hace unos 10 años. Desde el día cero nos encontramos con una realidad nacional, y hasta regional: a nadie le interesaba el concepto de sustentabilidad e incorporación de material reciclado en las botellas. Llegabas ante los clientes y esa propuesta de valor no existía para ellos. Más bien nos decían 'dame más barato y con más plazo'. Pero teníamos una idea altruista de recolectar las botellas del país con una visión ambiental y social, de cómo trasladar esa propuesta de valor a los clientes locales. Desafortunadamente, no encontramos clientes locales. Por eso, desde el primer momento, el modelo de negocios se enfocó en la exportación.

“Hace una década empezamos invirtiendo US$ 25 millones en dos plantas de reciclaje. La primera, una planta de lavado; y, la segunda, una planta de descontaminación y peletizado. El proceso es tomar la botella, molerla, lavarla, descontaminarla en un 99 %, y, finalmente, ultradescontaminarla, para llegar a lo que llamamos el grano o pelet de resina. Llegamos hasta la pepita, hasta ese nivel. Exportamos unas 800 toneladas al mes, a Europa (Inglaterra, España, Alemania), Canadá y EE.UU. Hace cinco años, la conciencia ambiental comenzó a cambiar en América Latina, hacia la sustentabilidad, la economía circular. Comenzamos a escuchar a marcas que se estaban interesando. Ahí comenzamos a vender a Colombia y Perú. Eran US$ 1,5 millones al mes, dependiendo de los precios. En Ecuador vendíamos poco, menos de un 10 % de lo que se fabricaba.

“Técnicamente, trabajamos con el PET, que históricamente ha sido de derivado de petróleo. Solo hace 20 años ese material empezó a verse como un problema, en Europa, donde empezaron a preguntarse 'OK, compras-consumes-desechas, ¿y luego qué pasa?'. Pasa que tenemos esas islas artificiales con millones de toneladas de desechos plásticos flotando en cada mar del planeta. Los europeos se plantearon entonces cómo hacer para evitar este material derivado del petróleo y, en cambio, recogerlo, darle un tratamiento, volverlo inocuo y volver a hacer una botella. Y ahí es donde nacen estos conceptos de economía circular.

“Cuando hablamos de tecnología, el reciclaje grado alimento está avalado por la FDA (EE.UU.) o por la EFSA (Europa). Esos son los dos entes reguladores de tecnología que pueden determinar si las botellas son aptas o no para el contacto con alimentos. En Ecuador lo regula el INEN. El tema regulatorio es muy estricto. La misma tecnología se trabaja igual en Europa como en EE.UU. En América Latina hay poca incorporación de PET reciclado para las botellas de consumo masivo. A nivel de botella, en la economía circular que ofrecemos hay muy poca oferta. 

CAMINO AL ANDAR

“Al arrancar con este proyecto, hace diez años, lo primero que tuvimos que entender fue cómo funcionaba la cadena de recolección. Invertimos en maquinaria, en procesos, somos muy buenos industriales, llevamos 50 años haciendo cosas, pero era la primera vez que nuestra materia prima no era virgen, en el sentido de que tiene un solo uso y viene de la petroquímica, sino que era materia prima postconsumo. A medida que fuimos entendiendo más el negocio y haciendo camino al andar, nos dimos cuenta de que hay muchos eslabones en la cadena de recolección y todos son informales.

“El primer eslabón es el recolector primario, chambero o minador. Estas personas son las que recogen las cosas reciclables de la basura de los lugares donde se generan los desechos. Ellos son los primeros que identifican el valor y lo venden. Con eso ganan su sustento. Estas personas lo venden a un centro de acopio chiquito, luego estos, a su vez, a uno más grande, y así sucesivamente. Esa es la cadena grande de intermediación, hasta que nos llega a nosotros. Entenderla fue lo más complejo. Y nos preguntamos cómo podíamos llegar a mejorar las condiciones de vida del chambero, que es el eslabón más débil. Si el chambero no existe, tampoco existimos. Y viceversa. Es una simbiosis. Esa es la problemática.

“En la planta de reciclaje empleamos a 100 personas, pero indirectamente estamos impactando a más de 5.000. ¿Cómo hacer para que estas personas ganen mejor, que sus condiciones de trabajo sean mejores? Cerrando el ciclo. Con nuestra propuesta inclusiva, no solo tratamos de solucionar un problema ambiental, que es el descarte de las botellas, sino también tener un impacto positivo en la cadena y mejorar la calidad de vida de las personas que no están en la empresa. Estamos en ese proceso. Los pequeños logros han sido transmitirle a la cadena qué tiene valor y qué no, para que, al momento de recolectar un envase, sepan cuál se va a pagar bien y cuál no. Hay envases que son fácilmente reciclables y otros que no lo son. Y aquí entra en análisis otro aspecto: el del ecodiseño, que se pueda diseñar un producto no solo para producción, transporte y consumo, sino también para la etapa posterior. Por ejemplo, en el caso de las botellas hay etiquetas de PVC que son altamente contaminantes para el proceso de reciclaje. Esas botellas en realidad no tienen valor. Toda la tecnología que tenemos puede quitar parcialmente ese problema, pero el PVC es tan tóxico para el PET que no se justifica comprar un envase con esa etiqueta y alimentarlo a la planta. Uno le enseña a la red cuáles botellas tienen valor y ayudamos indirectamente para que sean más productivos.

“Otro aspecto en el que trabajamos es en incentivar a que los chamberos también le den otro valor a su trabajo. No solo es recuperar sino clasificar; que pongan a un lado las botellas de cristal y al otro las de color, que no contengan otros plásticos que no podemos reciclar, etc. Y les podemos pagar más por eso. Evidentemente, sería impráctico pagar a cada uno de los 5.000 chamberos, porque no podrían recorrer 20 kilómetros para dejarnos lo que han recogido, por eso les damos herramientas. Incluso pensamos en cómo proveer a otros actores de la cadena con una banda de clasificación o cómo le damos una prensa para densificar el material.

“Por suerte, pese a lo difícil de cambiar paradigmas de negocio, hay una cultura del reciclaje. Los recolectores primarios ya saben cuáles son los productos que tienen valor y ya saben que si ellos clasifican el material pueden obtener un precio de compa mayor”. 

CAMBIO DE CHIP

“Ecuador tiene una alta capacidad de industrialización y lo estamos demostrando con Origin, una marca con la que, además, queremos ayudar a poner más Ecuador en el mundo. En el año de pandemia, surgió una oportunidad de comprar equipos de inyección para que, con el pelet que estamos exportando, podamos producir la botella. Durante ese tiempo, hubo un clic a nivel de sociedad, porque las personas tomaron conciencia de que la economía de consumo y descarte está mal. Claro, sabían qué hacer, pero sabían que estaba mal. Y se empieza a tener movimientos de reducir y de reusar, pero no de reciclar. En casa, veíamos esos documentales de plásticos en los océanos, en los rellenos sanitarios, por lo que, como consumidores, empezamos a preguntarnos cuál es nuestro poder de decisión. Y nos dimos cuenta de que teníamos poder, en reducir y reusar. Para ofrecer una propuesta que cierre el círculo (reciclar) decidimos invertir.

“Con una inversión de US$ 2 millones, adquirimos equipos de última tecnología para producir preformas y llegar hasta la botella. La preforma es algo previo a la forma final. De la pepita que producíamos llegamos a la preforma o a la botella. Al entregar a un cliente, un embotellador, un envase con contenido PET reciclado, ellos pueden cumplir normativa y puede tener la garantía de que el producto sí es reciclado. Hay muchos que dicen que hacen algo, pero en realidad no lo hacen, se llama green washing. Y cuando llegan personas muy conocedoras que les piden pruebas de que tal envase tiene X por ciento de reciclado, ahí se les genera problemas.

“Bautizamos a nuestro concepto de resina reciclada como Origin. El objetivo es ayudar a los embotelladores a que sean un medio por el cual el consumidor se familiarice con los temas de reciclaje y que sepan que hay empresas que sí lo están haciendo, y las prefieran por sobre las que no son responsables ambientalmente porque no incorporan PET reciclado en sus envases. Por esa razón, nosotros les damos garantía de trazabilidad. La botella PET reciclada puede reciclarse N veces. Va de la mano con lo que se llama la tasa de recolección. Si se colocan en el mercado 100 botellas y se recolectan las 100, entonces se tiene 100 % de PET reciclado. Pero, por ahora, ni siquiera Alemania o Japón llegan a esa tasa. Esa es la meta para el mundo. Con la propuesta de Origin queremos ayudar a los embotelladores a transmitir esta información a los consumidores para que tengan mayor decisión de compra sobre las marcas, para que apoyen y compren aquellas que incorporen este material. Con esta gestión estaremos garantizando que las botellas que se reciclan vuelvan al ciclo de producción.

“La exportación se dio porque hay otros mercados deficitarios de PET reciclado. En EE.UU. y Europa hay una sobredemanda de material que no pueden abastecer. La infraestructura actual en América Latina y en el mundo está obligando a incorporar más PET reciclado en los envases. Ya no la pepita sino la preforma. Nos encargamos de la complejidad de la mezcla, del conocimiento de tener la preforma, y garantizamos que contiene tal porcentaje de PET reciclado, para que pueda comunicar al cliente y cumplir con la norma. 

“Vimos un mercado muy interesante para nosotros, más allá de exportar a EE.UU. y Europa, en los países que por su tamaño no tienen la economía de escala para montar sus propias plantas de reciclaje. Hay muy poco know how en procesar PET postconsumo en la región. Y nosotros estábamos en una posición bastante buena para darle valor agregado, porque veníamos por años vendiendo las pepitas a americanos y europeos y trabajamos bajo esos estándares. El mercado de embotelladores es pequeño a nivel regional. De pronto hubo una demanda adicional en las regiones, levantamos la mano y nos ofrecimos. A finales de marzo de 2022 hicimos nuestra primera exportación de preformas a Colombia. Fueron cinco contenedores. En total, US$ 200.000. Es un contrato continuo, mensual. Estamos orgullosos de eso, no solo por la exportación en sí, sino porque estamos fortaleciendo la cadena productiva. Si tenemos más demanda, al final tendemos que comprar más botellas y aumentar la tasa de recolección nacional.

“Lo que proponemos es una economía circular en donde compramos un material postconsumo, transformamos y lo exportamos con valor agregado. Vamos a armar alianzas con embotelladoras internacionales y venderles el material. Buscamos más marcas que estén promoviendo el PET reciclado. Es necesario que el consumidor se familiarice con los términos de reciclaje y que sepa que es inocuo. Que compre responsablemente, pero también que descarte de la misma manera. Entre más rápido se separa el material, más chance hay de que se recupere. Cuando se descartan responsablemente los materiales, ayudamos a que el chambero sea más productivo”. (I)

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