Los pedidos a fábricas en China cayeron inesperadamente en abril, aunque es probable que esto se deba a que China acaba de ponerse en marcha tras una desastrosa política de Covid Cero que provocó disturbios civiles y miles de despidos en los sectores de la electrónica manufacturada y la tecnología, además de numerosos cierres de pequeñas empresas en todo el país.
Para quienes tienen contactos en China, las historias de jóvenes despedidos que luchan por pagar sus departamentos, o que aceptan dos empleos en economías gig, se está convirtiendo en algo habitual. Éste no es el país que CCP (Partido Comunista de China) mantuvo unido una vez con la promesa de oportunidades y ascensos rápidos en la escala social china. Esto está empezando a convertirse en los Estados Unidos de finales de la década de 1990-2000, tambaleándose por la absorción por parte de China de la fabricación estadounidense de herramientas y acero, textiles y muebles. Mucha gente aquí sabe lo que se siente.
El PIB de China es el más golpeado de la última generación, con un crecimiento apenas superior al 4%.
Aunque el índice de gestores de compras de China, una medida de la demanda manufacturera, cayó de 51,9 en marzo a 49,2, no es una cifra inaudita para China y no debería asustar demasiado a los inversores.
El problema es la geopolítica. Eso debería asustar más a los inversores chinos. Ya conocen el procedimiento. Las empresas están saliendo lentamente de China debido a esas tensiones. Esto incluye a las empresas chinas que invierten en el sudeste asiático para evitar los aranceles comerciales, las sanciones y el creciente riesgo político.
Para mantener sus negocios con los estadounidenses (y, en menor medida, con los europeos) las empresas chinas se están trasladando fuera del continente. Sus multinacionales como Jinko Solar -uno de los mayores fabricantes de energía solar del mundo- están haciendo en China lo que antes hacían las multinacionales estadounidenses: deslocalizar empleos de clase media.
En un país con unos 900 millones de trabajadores, muchos de los cuales son obreros y no están por la labor de "aprender a codificar", estas pérdidas de empleo desgarran el contrato social entre el CCP y su pueblo. Aproximadamente el 17% de los chinos tiene un título universitario, frente a alrededor del 36% en Estados Unidos, según las estadísticas de los gobiernos chino y estadounidense.
O bien China encuentra la forma de consumir lo que produce en su país en lugar de depender del consumidor estadounidense, o bien Pekín hace que sea menos atractivo para las empresas establecerse en Vietnam. Si no pueden hacer esas cosas, la sangría continuará. Si esta tendencia se mantiene, debe considerarse como un presagio de cosas peores por venir.
China no hace un buen trabajo protegiendo a su pueblo en tiempos difíciles. Tiene un sistema de desempleo débil. En China te pueden echar a los perros. Si eres un trabajador inmigrante, esos perros metafóricos son aún más grandes.
¿Por qué las empresas abandonan China?
Por muchas razones. Depende del sector. El sector de la energía solar y el mobiliario doméstico han estado abandonando China continental para instalarse en el sudeste asiático desde al menos 2013, cuando el gobierno estadounidense impuso derechos antidumping y compensatorios a varias empresas de ese espacio.
Avanzando rápidamente hasta 2018, el presidente Trump pone aranceles a importaciones chinas por valor de más de 300.000 millones de dólares en virtud de las leyes comerciales de la Sección 301. También impone aranceles a todas las empresas solares chinas en virtud de las leyes comerciales de la Sección 201.
El déficit comercial de Estados Unidos con Vietnam es hoy mayor que el déficit comercial con Alemania. Eso es engañoso por dos razones. Una, Vietnam no les compra casi nada. Es un país pobre. Dos, la mayoría de esas exportaciones son de empresas chinas.
Luego vino el presidente Biden. Puso restricciones a la exportación de equipos informáticos con destino a China. Promulgó la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur, que lanzaba complicaciones a la importación de productos de la provincia de Xinjiang, el gran estado del extremo occidental donde la versión china de la "guerra contra el terrorismo" ha encarcelado a millones de musulmanes y obligado a muchos de ellos a trabajar, incluso en planes de trabajo en prisión sin remuneración, como informó Naciones Unidas el año pasado.
La empresa Gap Inc., que solía abastecerse de tejidos de algodón de Xinjiang, está abandonando China, al menos parcialmente, y sustituyendo esa mano de obra y ese suministro por Centroamérica. Han invertido 150 millones de dólares allí. Es demasiado complicado saber de dónde viene cada prenda, así que en lugar de hacer la diligencia debida con cientos de proveedores y confiar en sus respuestas, The Gap está invirtiendo en otros lugares.
Me puse en contacto con TargetT sobre esta cuestión, pero me dijeron hoy que no tenían nada que decir.
China solía lanzar casi toda nuestra ropa. Ya no. Eso es pérdida de empleos para China.
Por suerte para algunas fábricas de coser y coser, tienen a Shein y Temu para salvarlas. Estas firmas de moda rápida dependen de socios subcontratados, muchos de ellos pequeñas madres y padres que trabajan desde casa, para vender ropa libre de impuestos a EE.UU. Lamentablemente para ellos, la mayor parte del mercado de Shein y Temu está aquí, no en China, y eso pone a estas personas a merced de los caprichos del Congreso.
El congresista Earl Blumenauer (D-OR) quiere acabar con la llamada laguna "de minimis" que permite los envíos libres de impuestos a EE.UU. si su precio es inferior a 800 dólares. Si eso llegara a convertirse en ley, y dependiendo de lo bajo que fuera ese valor, sería un golpe enorme para esas dos empresas.
Algunos sectores exportadores chinos en declive
Las importaciones estadounidenses de ropa fabricada en China disminuyeron de unos 25.000 millones de dólares en 2018 a unos 17.000 millones en 2021, según un informe de marzo de 2023 de la Comisión de Comercio Internacional (ITC).
Las importaciones de estos productos procedentes de China disminuyeron, pero las del resto del mundo crecieron un 25,2%. La ITC estimó un descenso considerable de las importaciones de confección procedentes de China del 40% entre 2020 y 2021, mientras que la producción estadounidense aumentó hasta un 6,3% en 2021 como respuesta.
El estudio del ITC analizó 10 sectores diferentes. En los 10, las exportaciones de China a EE.UU. cayeron. Los equipos informáticos procedentes de China cayeron alrededor de un 7%; las importaciones de muebles cayeron un 25%; las importaciones de equipos electrónicos cayeron un 40%. Las importaciones de piezas de automóviles cayeron la friolera de un 50%, según el ITC.
El estudio estimó un descenso global del 13% en el valor de las importaciones estadounidenses procedentes de China en todos los sectores afectados por los aranceles de la Sección 301.
Las empresas chinas están invirtiendo dinero en todas partes para mantener su cuota de mercado mientras el gobierno estadounidense intenta sacar las cadenas de suministro americanas del continente.
China representó el 0,2% de la inversión extranjera directa en México, de media, entre 1999 y 2022, según la Secretaría de Economía del gobierno mexicano. China/Hong Kong/Taiwán juntos representaron el 2% en 2022. El trío alcanzó una media del 0,7% entre 1999 y 2021.
La inversión de China y Hong Kong en México se multiplicó por seis, pasando de 117,1 millones de dólares en 2015 a casi 700 millones en 2022, según el gobierno mexicano.
El crecimiento de la industria manufacturera china podría haber tocado techo.
Las futuras industrias en crecimiento de China podrían recoger parte de esta mano de obra, pero muy poca. La robótica será buena para la mano de obra obrera china, pero la biotecnología, la farmacia y la IA no lo serán, ya que lanzar el cambio de costurera a científico es todo un reto. También lo es pasar de fabricante chino de paneles solares a codificador de IA. También es poco probable que los empleos de oficina menos cualificados puedan recuperar la mano de obra de cuello azul que está perdiendo la externalización.
Para algunos, se trata de una revancha: un "bienvenida a nuestro mundo, China" después de al menos 23 años de que la fabricación estadounidense se fuera a China. Los estadounidenses vieron cómo se empobrecían y la clase media china se enriquecía. Los trabajadores estadounidenses vieron morir su industria siderúrgica, mientras la de China crecía hasta hacerse con el control del mundo en términos de producción y capacidad de producción.
Era imposible competir. Por esta razón, no habrá mucho desamor aquí. Pero entendemos por lo que está pasando, trabajador chino. Nosotros también perdimos puestos de trabajo y nos vimos obligados a dedicarnos a la economía gig o a la venta puerta a puerta de aspiradoras y paneles solares fabricados en China.
Intente ahora imaginar un mundo en el que China eche el freno a su capacidad. Están casi incapacitados para seguir adelante. Puede que tengan que construir más ciudades fantasma y puentes a ninguna parte sólo para mantener a la gente empleada.
Quizá por eso Temu gasta tanto aquí y Shein se dirige ahora a los mercados emergentes, como Brasil.
También puede explicar la proliferación de anuncios promocionales en las redes sociales de artilugios de aspecto atractivo, como desbrozadoras de hierba con espiral de acero y unidades de reparación de cremalleras, todos ellos sin duda lanzados y enviados directamente a los estadounidenses desde China.
El mayor riesgo de todos
La razón por la que al CCP le ha ido tan bien en China es porque los chinos han pasado de ser una economía de fabricación de juguetes Happy Meal y luces de Navidad a 2 dólares al día, a albergar al mayor número de multimillonarios después de Estados Unidos, trenes bala y bolsos de diseño. La pobreza se ha reducido enormemente. Las marcas chinas están en el teléfono de sus hijos con TikTok. Están en su oficina con Lenovo y Lexmark. Están en su plato del desayuno con el bacon Smithfield Foods. Sus turbinas eólicas Goldwind salpican el paisaje de Texas.
Sin duda, China no es una potencia manufacturera moribunda. Europa estaría peor, seguro. China puede darle la vuelta al barco, pero si es a costa de Estados Unidos, será totalmente insostenible.
Pero los días de China como fabricante de casi todo lo que hay en su casa y en su caseta de jardín parecen haber terminado. Son muchos trabajadores cuyo futuro está en entredicho por primera vez en una generación.
Para Washington, traer de vuelta la fabricación a EE.UU., o al menos proteger la fabricación que está aquí ahora, se considera crítico. También es un factor de captación de votos. Ningún demócrata o republicano ganará jamás hablando de las maravillas de la globalización y el libre comercio con los Estados de mano de obra barata (y bajos ingresos) de Asia-Pacífico.
Si la cuota de mercado manufacturero de China se reduce y las empresas chinas se trasladan a México y al sudeste asiático, ¿Qué ocurrirá con todos estos chinos? No podrán expulsar a sus dirigentes. En su lugar, protestarán. Cerrarán fábricas. El PCCh debería estar muy preocupado por cualquier deshilachamiento de este contrato social. Podría decirse que es lo que les mantiene en el poder.
Todo esto es bueno, dependiendo de dónde se enfoque.
La desviación del comercio es buena para los mercados emergentes del sudeste asiático que absorben capital chino (y occidental) para construir fábricas y contratar a la población local.
La deslocalización de parte de la producción es buena para la industria manufacturera estadounidense que contrata a obreros, muchos de los cuales han sido víctimas de las políticas comerciales estadounidenses que favorecen la deslocalización.
Pero hay malas noticias en esto, y no sólo para los chinos
Hay más chinos corrientes -los Cien Viejos Nombres, como se les llama- que miembros del PCCh. Si sus vidas están en peligro, se defenderán. Tienen los números de su lado.
Si eso ocurre, hay que preguntarse si Pekín considerará esos levantamientos como algo causado por los estadounidenses. El gobierno chino no es partidario de la intervención extranjera. ¿Qué harían? ¿Atacarían? ¿La tomarían con Taiwán, sobre todo si Estados Unidos hace ruido de sables? No creo que la tomaran con Taiwán, pero no debería sorprender a nadie si lo hicieran. Una medida así sería un desastre evidente. Las sanciones por sí solas probablemente provocarían una interrupción de las cadenas de suministro mundiales que haría que las interrupciones de Covid parecieran insignificantes.
En otras palabras, la mala noticia es que la erosión del papel de China como fabricante de referencia se convertirá probablemente en una cuestión de vida o muerte: para las industrias, para las empresas, para algunas personas. Ray Dalio advirtió la semana pasada que las tensiones geopolíticas han puesto a las dos partes "al borde de la guerra". Eso es golpeado para todos.
Los inversores macro tendrán que estar atentos a estos cambios en los próximos años. Tendrán que calibrar la rapidez y el éxito de China a la hora de replegarse sobre sí misma, de construir su propio mercado de consumo y de mantener a sus amigos en los mercados emergentes a medida que Estados Unidos se aleja.
