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Negocios

El NBA All Star Game: el evento global en el que el básquet es una excusa para los negocios y el consumo

Leonardo Ferri

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Más allá del partido en sí, la liga aprovecha esta ocasión para impulsar los negocios alrededor del básquet, un deporte que sigue siendo la tercera liga deportiva más importante del mundo.

3 Marzo de 2025 14.00

Todas las críticas a la calidad del juego de la NBA actual -el individualismo por sobre el equipo, el abuso de los triples como recurso de juego, la exagerada corrección que se le exige a los jugadores- no alcanzan ni a hacerle sombra a la NBA como generadora de negocios y oportunidades. La propia liga explota al máximo cada momento comercializable, y el NBA All Star Game -su evento anual de autocelebración, que este año sucedió en San Francisco y en el que Forbes estuvo presente- es la cumbre, la plenitud misma de la NBA como fenómeno global de exportación.

El Juego de las Estrellas de la NBA se realiza cada año desde 1951, apenas cinco años después de la creación de la liga. El objetivo de aquel entonces era atraer la atención del público a un deporte y una competencia que todavía no eran demasiado populares. Si hay que dejarse llevar por el resultado final, podría decirse que la estrategia funcionó y el objetivo se cumplió: la NBA es la tercera de las ligas deportivas más importantes del mundo, superada económicamente solo por la National Football League (NFL, fútbol americano) y la Major League Baseball (MLB, béisbol); y muy por encima de la Premier League, la Champions League y la Bundesliga.

En ese contexto es que no solo la NBA se convierte en un excelente negocio: en la tierra de las oportunidades, todo aquello que rodea a la liga es un asunto en sí mismo. Durante el tercer fin de semana de febrero, San Francisco fue el centro de atención para la propia ciudad y su turismo (fundamental para lo que le espera en 2026), las marcas deportivas, los jugadores y los aficionados a este deporte.

San Francisco, la ciudad que renace

Dicen que hasta 2020 San Francisco fue la San Francisco que todos conocíamos por las películas o de la que habíamos escuchado hablar. Las casitas victorianas, el clima amable, el poder adquisitivo alto y la tecnología por todos lados. Pero después de la pandemia todo EE.UU. cambió. Y una de las protagonistas de ese cambio fue otra epidemia: la del fentanilo. Los comentarios en redes sociales y los videos en YouTube se multiplicaron hasta lograr que San Francisco pasara a ser otra ciudad copada por los "zombies".

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"Por favor, contá que San Francisco ya no es eso y que todos estamos trabajando para que vuelvan los turistas", dice Aness, la dueña de Soxalito, una tienda de medias de Sausalito, un condado a pocos minutos de San Francisco, cruzando el puente Golden Gate. Más o menos lo mismo se dice en casi cualquier charla ocasional -con un conductor de Uber, con un representante de turismo de la ciudad, con la prensa local- y es que todos quieren que San Francisco recupere parte de su esplendor o que, al menos, no quede asociada solo a lo negativo. "Es una ciudad que tiene mejores y peores lugares -como toda gran ciudad del mundo- pero que sigue siendo muy atractiva para visitar", dice Luis, un peruano que hace home office para una gran compañía, y que por las noches sale a hacer viajes como trabajo extra, pero también para despejar la mente.

La rutina alterada

"Hay muchas de nuestras franquicias que quieren ser los anfitriones del All Star Game, porque es una celebración global que llega a muchas personas alrededor del mundo", dice Mark Tatum, comisionado adjunto de la NBA. "El hecho de que San Francisco tenga un nuevo estadio de primer nivel y que tenga un nuevo alcalde (NdR: Daniel Lurie, un demócrata que tuvo el respaldo de algunos grupos republicanos) que quiere mostrar sus mejoras es algo que ayuda, aunque claro, las sedes de cada All Star Game son elegidas con anticipación y no dependen solo de esto último", dice Tatum.

Lo cierto es que la ciudad entera anunciaba que allí se iba a jugar el Juego de las Estrellas. El cartel de bienvenida en el aeropuerto, las publicidades en el MUNI, el BART y el Cable Car (sistemas de trenes y subtes públicos), y cada vidriera de los locales vacíos (desde 2020 muchos quedaron en alquiler, pero eso no se notó gracias a que todos estaban ploteados con las gráficas del evento). Y el transporte público gratis desde y hacia el Chase Center (frecuente cuando juegan los Golden State Warriors) también fue un beneficio muy aprovechado por los visitantes.

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Lo más probable es que este NBA All Star haya servido como experiencia piloto para San Francisco: la ciudad será la sede del Super Bowl 2026, al igual que para la FIFA World Cup. "Cuando la rutina de una ciudad se transforma con un gran evento deportivo como el Juego de las Estrellas de la NBA, el Super Bowl o la Copa Mundial de la FIFA, los hoteles desempeñan un papel crucial en la configuración de la experiencia del visitante. Además de ofrecer un lugar para descansar, un gran hotel debe servir como una extensión perfecta del evento en sí, brindando conveniencia, comodidad y una conexión con la energía de la ciudad", dice Tony Roumph, gerente del Argonaut, un hotel situado en la zona del Fisherman's Wharf, justo en el medio del Golden Gate y Alcatraz.

Sponsors para todo

En el All Star Game hay sponsors para todo: para el entrenamiento y para el partido central, para el torneo de volcadas y el de triples, para la indumentaria, para el merchandising. El NBA Crossover (un evento para fans) tenía los suyos: Google, Funko, Coinbase, Wilson, AT&T, Playstation, Foot Locker, Mitchell&Ness, Michelob Ultra y más. Incluso la volcada ganadora del concurso fue hecha con un sponsor: Mac Maclung saltó por encima de un auto KIA, y eso bastó para ganar.

Justo cuando se piensa que ya no hay más nada nuevo para vender, las marcas deportivas apuntan todos sus cañones al fin de semana de las estrellas. Con lanzamientos nuevos o con reversiones del pasado, el mundillo sneakerhead hizo de San Francisco su lugar de deseo.

Converse presentó las Shai 001, el primer modelo signature de Shai Gilgeous-Alexander -el jugador canadiense firme candidato a ser el MVP (jugador más valioso) de la temporada- que saldrá a la venta recién en septiembre. Adidas montó un hub al que convocó a todas sus figuras -James Harden, Damian Lillard, Anthony Edwards, Donovan Mitchell- y volvió a homenajear a su gran clásico del básquet, la Superstar.

Reebok fue, en algún sentido, la gran noticia: volvió a lanzar un calzado de básquet después de 10 años. La Reebok Engine A salió a la venta el 15 de enero. PUMA presentó su colaboración con las Tortugas Ninja en modelos clásicos como las Suede, pero también en las zapatillas de su jugador estrella, LaMelo Ball.

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Quien más se hizo notar fue Nike, que lanzó una colección llamada Black Label con distintos modelos de sus jugadores estrella, como Lebron James, Kevin Durant, Giannis Antetokounmpo, Ja Morant y Devin Booker. A todo lo disponible en su Nike Store de 6 pisos en Union Square sumó distintas activaciones de marketing en Foot Locker y en la NBA Store, donde además se ofrecían las camisetas oficiales, la pelota oficial, la taza oficial, el imán oficial y cada cosa oficial que pueda inventarse. ¿Tanto se puede comprar? A juzgar por los percheros y estanterías vacías al finalizar el partido del domingo, sí, se puede.

Si bien queda claro que el All Star Game es un negocio en el que el básquet es secundario -de hecho, Lebron James y Anthony Edwards (su figura mayor y el aspirante a reemplazarlo) no jugaron- sus números no dejan de impactar. Fans de 34 países compraron tickets, un récord. El partido fue transmitido a 214 países, en 60 idiomas y por distintas plataformas. Hubo 305 medios internacionales acreditados y 15 jugadores internacionales que formaron parte de los eventos. Entre ellos, dos argentinos -Felipe Minzer e Iván Prato- que participaron del Basketball Without Borders, un evento organizado por la NBA y la FIBA, protagonizado por los mejores talentos globales.

Y si bien el rating no deja de caer -esta edición alcanzó los 4,7 millones de televidentes, la segunda más baja de la historia- los números ya no se miden solo por la televisión. Cada volcada, cada par de zapatillas compradas, cada cobertura y cada selfie frente al espejo de un hotel o con el Golden Gate de fondo, colaboró en los 2.5 billones de corazoncitos recolectados por todo el mundo. Así se miden los negocios hoy: con followers y likes. Los ejecutivos de la NBA sabrán si eso alcanza para sostener el negocio, o si es hora de volver a darle algo más de importancia al deporte. Quizás el objetivo de aquel primer All Star Game ya esté más cerca de parecerse al del próximo.

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