Otton Lara Pincay desde pequeño decidió que quería ser ingeniero civil. Nunca lo dudó, su deseo era seguir los pasos de su padre, un reconocido académico, investigador, y profesional de la ingeniería civil. Comenzó su carrera en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil y la terminó en el Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en México.
En 1993, cuando tenía 22 años, a su retorno al país comenzó a trabajar en Sismica, Ingenieros Consultores, la empresa de su padre, Otton Lara Montiel. Arrancó como ayudante de ingeniería, hacía desde lo más básico y tuvo la oportunidad de trabajar en grandes proyectos de la ciudad desde muy joven.
"Ese ha sido mi primer y único trabajo, me gustaba el diseño, hacía los modelos matemáticos de la estructura que íbamos a diseñar, fui viviendo todas las etapas, desde ayudante y residente de fiscalización, y en campo. Así fui escalando en diferentes cargos. Mi padre fue una gran influencia, muy positiva y cariñosa, fue mi guía para crear mi nombre y ganar espacio como profesional", recuerda.
Fue en 1995 cuando descubrió en qué quería especializarse en el extenso mundo de la ingeniería civil. Había estado de cerca, desde que era estudiante, en el diseño del paso elevado de la Calle Chile, cerca de la Casona Universitaria, que conecta el centro de Guayaquil con la zona comercial de las Bahías y el sur de la urbe.
Esa obra le cambió su visión sobre la profesión y decidió que quería dedicarse al diseño estructural. Ahora, con más de 30 años de trayectoria en la consultoría en ingeniería civil, diseño, fiscalización y construcción, comparte con Forbes la misma emoción de aquella época, aunque en su portafolio tiene una extensa lista de importantes proyectos de infraestructura durante su carrera en los que trabajó sus diseños, figuran puentes, intercambiadores, avenidas, autopistas, puertos marítimos, entre otros.
Además, cuenta con un diplomado en Fiscalización Integral de Obras por el Tecnológico de Monterrey, y un máster en Administración de Empresas por la Universidad de Alicante, Universidad Carlos III de Madrid, Universidad Autónoma de Barcelona, España, en 2008.
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"Ese paso elevado de la Calle Chile me cambió, me hizo ver diferentes las cosas y decidir qué hacer dentro de la ingeniería civil que tiene muchas especialidades. Tuve la oportunidad de participar en su diseño y lo que más me impresionó fue la colocación de vigas rectas gigantes, era novedoso para la época en la ciudad. Una cosa es lo que aprendes sentado en la universidad, otra es ver lo imponente de una viga de 30 metros de longitud, 1,50 metros de alto, notar el peso tan grande de eso, y que lo que aprendiste lo aplicas en obras. Hoy no es una gran obra, pero para un joven fue algo impresionante".
Otton Lara Pincay (55 años) es gerente General de Sistemas de Ingeniería y Construcción (Sinco), una empresa especializada en ingeniería civil, diseño, y fiscalización, con la que ha liderado proyectos emblemáticos de infraestructura en Guayaquil, y en otras ciudades, como el diseño del Puente Caras en Bahía de Caráquez, en Manabí, de dos kilómetros de longitud, hasta ahora el puente más largo en Ecuador.
Desde el 21 de enero de 2025 asumió un nuevo reto. El tiempo de este empresario guayaquileño se divide entre liderar su compañía y atender la agenda como presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil. El 16 de enero, el gremio eligió a la nueva directiva para el periodo 2025-2027, que se completa en la vicepresidencia con Gustavo García Caputi, y un directorio integrado por reconocidos constructores.
Esta entrevista se realizó en dos tiempos. Atendió a Forbes en las oficinas de la Cámara, donde se muestra la galería de empresarios del sector que ayudaron a levantar los grandes proyectos del país. Y en las modernas instalaciones de Sinco, en Puerto Santa Ana, una empresa que en 2024 facturó US$ 1,3 millones. Además, lidera otras dos empresas enfocadas en sísmica y estudios de suelos.
Desde el ventanal de su oficina se observa el tramo en la orilla del río Guayas donde se construirá el Nuevo Malecón Santa Ana 3 y 4, donde se levantan modernos proyectos urbanísticos del Puerto Santa Ana. El diseño de ese proyecto del Municipio de Guayaquil es uno de los más importantes en los últimos tiempos.
Es una continuación del Malecón 2000 y el Malecón del Puerto Santa Ana, pero diferente. La propuesta del diseño dice Otton, mientras señala la zona de desarrollo, es recuperar a Guayaquil frente al río Guayas. Respetar el contacto con la naturaleza a través de una caminera de 1,5 kilómetros. Será un paseo que a momentos cruzará sobre el río o sobre un área de tierra, y en las entradas habrá explanadas para conciertos y arte. El recorrido se podrá hacerse a pie o en bicicleta.
Otro proyecto destacado es el diseño de los dos pasos a desnivel de la Avenida De las Américas, frente al aeropuerto José Joaquín de Olmedo, en el norte de la ciudad.
El primer paso ya fue inaugurado en octubre de 2024 e incorpora una novedad de la ingeniería civil, una intersección divergente que protege el giro a la izquierda, explica Lara. "Es considerado novedoso en el diseño, ya existía en otros países, lo vi en México, pero antes no se había hecho en el país, es una obra que me gusta mucho".
El segundo paso elevado está en construcción. Los pasos 'gemelos' ayudarán a descongestionar y ordenar el tránsito en uno de los sectores de mayor tránsito en Guayaquil. Por ese punto, circulan actualmente 143.912 vehículos cada día y se calcula que para 2040 se incremente a 280.000, según datos del Municipio.
Lara se puede tomar todo el tiempo para explicar los diseños de los proyectos más importantes en los que ha trabajado. También, desde el ventanal de su oficina, se observa el complejo del Puente de la Unidad Nacional que atraviesa los ríos Daule y Babahoyo, para conectar Guayaquil-Samborondón-Durán con el resto del país.
De la estructura antigua, construida en los años setenta, la empresa se encargó de realizar el retrofit o readecuación sísmica de los dos puentes sobre los ríos Daule y Babahoyo, además hizo el diseño de los dos puentes nuevos y la fiscalización de su construcción, respetando la infraestructura de los primeros. Esos proyectos se hicieron entre 2003 y 2011.
También fue codirector del diseño original del Viaducto Sur o Puente Sur, un proyecto que conectará al puerto Principal con el sur y norte del país. Tiene cinco tramos, que incluye la construcción de un puente principal de 3 kilómetros de longitud, y 42 kilómetros de vías.
Si hay algo que apasiona a Otton, tanto como la ingeniería civil, son los relojes y andar en moto. Apenas se ingresa a su oficina, junto a su escritorio, resalta una mesa blanca electrónica de altura variable. Ahí están todas las herramientas necesarias para trabajar y arreglar relojes como máquinas para abrir y cerrar las cajas, graficador de pulsos, probador de presiones, entre otras piezas.
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"Desde que era chico ahorraba para comprarme unos relojitos, en esa época no tenían ni marca, pero recuerdo que mi primer reloj lo compré a los 14 años. Una de las cosas más bonitas es abrir el reloj y ver la marca. Aprendí a reparar viendo videos y he querido inscribirme en alguna escuela, pero no he podido porque debe ser presencial".
En la estantería hay libros de colecciones de relojes y su historia. Tiene la ilusión de algún día sacar una marca propia de relojes. Eso sin contar que es fanático de Star Wars, y en su oficina también conserva objetos de las películas de la exitosa saga.
Dirigir el gremio de constructores
Para Otton Lara Pincay, la presidencia de la Cámara de la Construcción de Guayaquil es muy interesante, desafiante y demanda mucho tiempo y dedicación. Cree que el sector privado y el público deben ir de la mano para impulsar el desarrollo del país. También es consciente de que el gremio, con 56 años de historia, en los últimos años, perdió el protagonismo o la presencia que tradicionalmente tuvo en décadas pasadas.
"Es necesario trabajar en eso y lo estamos haciendo. Hay mucha expectativa alrededor de lo que puede hacer la Cámara para impulsar al sector de la construcción, y también lo que podemos hacer para recuperar ese espacio".
¿Cómo un empresario privado con una amplia experiencia pasa a dirigir un gremio?
En primer lugar, pienso que hay etapas en la vida en la que es importante devolver algo de lo que lo que se ha recibido. Encuentro que una gran forma de hacerlo es a través de la vida gremial. Aquí realmente se viene a trabajar por el sector y, efectivamente, el trabajo privado sufre porque la Cámara demanda muchísimo tiempo. Entonces, hay que buscarse el tiempo, hay que trabajar largas horas, hay que dedicarse mucho.
¿Cuáles son sus objetivos?
Lo que buscamos es ayudar a reactivar la construcción como uno de los medios más importantes para el desarrollo del país. Es uno de los sectores de mayor generación de empleo, por cada puesto directo, se crean cinco empleos indirectos. Ese impacto se ve reflejado en los US$ 17.000 millones que mueve el sector en el país. Entonces, buscamos ser un puente entre el Gobierno y los promotores, los constructores, de los gobiernos locales y centrales. Hay mucho trabajo por delante, conversar con mucha gente para lograr ese equilibrio que al final va a hacer que toda la construcción se desarrolle.
¿Por qué se ha estancado el crecimiento del sector?
Tuvo su principal golpe en época de pandemia. A partir de esos indicadores han venido mejorando, pero no han llegado a los niveles de antes de la pandemia. La franca mejoría tiene que venir acompañado de la obra pública y de financiamiento tanto para el promotor como para el comprador. Por lo tanto, tienen que existir políticas de Estado que acompañen ese ímpetu para que el crecimiento efectivamente funcione.
¿En una economía más pesa la obra pública o la inversión privada?
Van de la mano. Creo que el error está en solamente enfocar la obra pública. La obra pública es esencial, es importantísima, pero tiene que ir de la mano de la obra privada, tiene que ser el incentivo para hacer creer la obra privada. No pueden estar divorciadas ni puede obligarse a una dependencia de la obra pública. (I)