Muchos factores pueden determinar el éxito o el fracaso de una empresa, pero pocos son tan importantes como el papel que desempeñan los directivos.
Al elegir a los candidatos para sobrevivir a la tormenta del mercado tecnológico, el CEO debe ser aún más cuidadoso que nunca: durante una recesión, el precio de los errores es excesivamente alto.
Pero, ¿cómo saber si el talento encaja bien o no? Una forma es fijarse en algunas señales de alarma para directivos de nivel C que he aprendido en mis 12 años dirigiendo una empresa tecnológica global. Dedique tiempo a la entrevista con los candidatos e identifique cualquier bandera roja comprobando estos puntos durante la conversación cara a cara.
1. Falta de carisma
Las habilidades funcionales de los directivos son sin duda importantes, pero no es lo único. Sin el arte de ser capaz de convencer a los demás y dar confianza a los compañeros, un alto directivo puede ser débil ante las dificultades.
El carisma se define como "atractivo o encanto convincente para inspirar devoción en los demás".
El carisma ayuda a articular una visión convincente y un sentido del propósito que despierte la pasión por cumplir. Especialmente durante los tiempos difíciles, necesita líderes en su escuadrón C capaces de articular una causa convincente para alinear los esfuerzos de todos con el objetivo empresarial.
Los directivos carismáticos también tienen la capacidad de fomentar un diálogo sólido que impulse la transparencia y el trato justo dentro de un equipo. Saber cómo van las cosas es crucial para hacer las decisiones correctas a tiempo.
También es importante identificar cuándo se utiliza el carisma de forma adecuada y eficaz. Piense en el carisma como en un condimento para cocinar: es bueno cuando se utiliza en el plato adecuado y se condimenta al gusto, pero utilizarlo en exceso o mezclarlo con los ingredientes equivocados puede ser una receta para el desastre.
Hay casos en los que un comportamiento carismático unido a la falta de conocimientos puede hacer que los equipos se unan ciegamente en torno a decisiones poco acertadas.
2. No disponer de un sistema de gestión de la calidad
Los problemas cotidianos pueden volverse aún más complicados cuando implican la gestión de equipos remotos o híbridos. Los líderes tienen que responsabilizar a los miembros del equipo de sus acciones y tratar con eficacia a los empleados que carecen de motivación o experiencia.
Se calcula que hoy en día más del 70% de las interacciones entre un directivo y su equipo se producen a distancia.
En la mayoría de los casos, los jefes de equipo no tienen la capacidad de controlar directamente los horarios o el entorno de trabajo. Para navegar eficazmente por estas nuevas condiciones de trabajo, los líderes deben implantar y comprender plenamente un sistema de gestión bien construido.
Esto puede incluir sesiones estratégicas al principio del periodo de planificación y reuniones de información al final, sincronizaciones periódicas del equipo o pautas para rellenar las hojas de los KPI. El estilo de un sistema de gestión puede variar, pero la ausencia de un sistema específico es una clara señal de alarma.
3. El miedo a los objetivos desafiantes
Lo mejor que puedo recomendarle es que sea sincero a la hora de describir el statu quo de la empresa. El directivo de nivel C que quiere ver en su equipo líder no debe tener miedo a las decisiones difíciles ni a la gestión del riesgo. De lo contrario, no es sólo una bandera roja, es una alfombra roja en toda regla con señales de advertencia caminando por la pasarela.
Tarde o temprano, la marea pasa en todas las industrias. Los clientes pueden marcharse, la competencia puede aumentar drásticamente y los talentos pueden requerir nuevos enfoques para la motivación y el compromiso. Sin embargo, los retos deben estimular al líder de nivel C adecuado.
No basta con que los directivos contraten a las personas adecuadas para el departamento; también deben ser capaces de nutrir y desarrollar el talento desde dentro en función de sus puntos fuertes y habilidades.
4. Incapacidad para controlar el nivel de energía
Un directivo es una persona que empieza a sonreír al encender la cámara antes de la reunión en línea. No importa lo difícil que sea un asunto, los verdaderos líderes aspiran a mantener la moral.
Cuando la moral de un directivo cae en picado, es probable que el equipo se sienta desvinculado y desmotivado. Esto significa que es una habilidad vital para un líder mantener un nivel personal de energía.
Creo que la gestión de la energía es incluso más importante que la gestión del tiempo. Incluso con tiempo de sobra, podría no valer para nada cuando la batería está baja. Por desgracia, muchas personas viven con un desgaste de energía. Experimentan una creciente falta de ánimo para muchas actividades de la vida y los negocios que antes les gustaban.
Probablemente haya oído la regla de la máscara de oxígeno: cuídese a sí mismo antes de ayudar a los demás. Así es como puede cuidar del equipo y servirles. Si hablamos de directivos de nivel C, pregúnteles por las rutinas personales que creen que les ayudan a cargar las pilas.
Según mi experiencia, un alto nivel de energía equivale a disciplina. Afortunadamente, los líderes suelen llevar mejor que la mayoría las rutinas diarias y la autodisciplina.
Esto es especialmente cierto cuando se mezclan los deportes y las aficiones, ya que se sabe que estas rutinas mejoran la salud y la energía. Así que pregunte al candidato sobre su técnica para evitar el agotamiento y los métodos para nivelar la energía personal.
Los errores forman parte del viaje
Cuando directivos vitales abandonan un negocio o una empresa crece rápidamente, es posible que usted esté desesperado por cubrir el puesto de nivel C lo antes posible. En esas condiciones, un fundador o CEO puede pasar por alto las banderas rojas.
Permítanme asegurarles a todos los responsables de contratación del área tecnológica que no están solos. Una encuesta reciente reveló que el 74% de las empresas creen haber contratado a la persona equivocada para el puesto. Y hay muchas formas en que el proceso de contratación puede salir mal.
La única posibilidad de contratar al líder adecuado es recorrer juntos una parte del camino.
El periodo de prueba muestra si el candidato elegido es el que mejor encaja culturalmente y el que mejor se adapta a las necesidades cotidianas de la empresa.
No se desmotive cuando la organización tenga que despedirse de un directivo durante el periodo de prueba. Cuanto antes se dé cuenta de la inadaptación entre la persona y la cultura de su empresa, más rápido podrán avanzar su negocio y el candidato ideal.