Las estrategias tradicionales ya no son suficientes para garantizar el éxito. Es en este contexto que la neurociencia emerge como una herramienta revolucionaria para comprender mejor el comportamiento humano y aplicarlo al ámbito empresarial. Desde cómo tomamos decisiones hasta cómo respondemos a estímulos de marketing, la neurociencia ofrece una ventana única hacia la mente del consumidor, proporcionando a las empresas insights sin precedentes para desarrollar estrategias más efectivas.
Además de su aplicación en marketing y publicidad, la neurociencia también está transformando la gestión empresarial. Comprender cómo funciona el cerebro en situaciones de liderazgo y toma de decisiones ayuda a los ejecutivos a mejorar su capacidad para motivar a los empleados, fomentar la creatividad y resolver conflictos de manera más efectiva. Al integrar principios neurocientíficos en la cultura organizacional, las empresas pueden crear entornos de trabajo más saludables y productivos, lo que a su vez se traduce en un mejor desempeño financiero y una ventaja competitiva sostenible.
El primer punto es que, sin comprender cómo funciona el cerebro humano, es difícil abordar las competencias relacionadas con comportamientos observables. El 100% de estas competencias radica en el funcionamiento del órgano cerebral y la mente. Por ejemplo, como conductor de automóvil, si no comprendo las funciones cerebrales implicadas, no podré dominar completamente mi habilidad. Quiero enfatizar la importancia de este conocimiento sin ser demasiado duro en mi enfoque, explica Lucas Canga, CEO de Momentum Brain Based Consulting y docente, investigador y consultor.
El paradigma es que el conocimiento sobre cómo funciona el cerebro humano no debería limitarse únicamente a las áreas de Recursos Humanos. Quienes estudian la neurociencia, como Canga, se enfocan en que cualquier persona, ya sea un ejecutivo, un periodista, un gerente u otro profesional, debe tener una comprensión sólida y eficiente de cómo opera el cerebro para desempeñarse de manera efectiva. Es esencial que lo que se menciona anteriormente esté arraigado en la mente de cada individuo para mejorar su eficiencia y eficacia en sus roles respectivos.
Cómo lo utilizan hoy las empresas
Banco Galicia trabaja en aplicar las neurociencias en sus procesos de toma de decisiones con sus colaboradores, pero también con sus clientes. Así, aprendieron acerca del impacto positivo que tiene en las personas -en el cerebro humano- el sentirse escuchadas, comprendidas, incluidas, sentirse reconocidas, darles información clara y certidumbre.
Aprendimos que es clave poner a las personas en el centro de todo lo que hacemos. Por eso, la gran ventaja competitiva de aplicar neurociencia en nuestros procesos es que nos permite acercarnos a nuestros clientes, acompañarlos en su cotidianeidad y empatizar con sus historias, volviéndonos parte de su día a día, comenta Flavio Dogliolo, gerente de Personas en Galicia.
La realidad es que las primeras capas de las organizaciones, como directores y gerentes, tienden a tener modelos mentales más pragmáticos. Son personas que están enfocadas en los objetivos concretos y en los resultados tangibles; es así que esta mentalidad pragmática ofrece una oportunidad valiosa, ya que son líderes que están orientados hacia la acción y les interesa lo que se puede medir y cuantificar.
La neurociencia nos brinda herramientas para medir y comprender cómo funcionan los procesos mentales, lo cual puede ser extremadamente útil para este tipo de líderes. Al presentar la neurociencia de manera pragmática y demostrar cómo puede mejorar los resultados concretos, podemos captar su interés y obtener su apoyo para la aplicación de enfoques basados en la neurociencia en sus equipos y organizaciones, señala Canga.
La neurociencia y los KPIs
La aplicación de la neurociencia en la definición y seguimiento de indicadores clave de rendimiento (KPIs) representa un avance significativo en la gestión empresarial. Al comprender mejor cómo funciona el cerebro humano en relación con la toma de decisiones, la motivación y el procesamiento de la información, las empresas pueden diseñar KPIs más efectivos y alineados con la naturaleza intrínseca de la mente humana.
Si logramos persuadir a los niveles altos de las empresas y mostrarles que la neurociencia es algo cercano a un indicador clave de rendimiento, podríamos generar un impacto significativo, sostiene Canga y ejemplifica: Si traemos a un grupo de 15 a 20 gerentes con bajo nivel de estrés y luego demostramos que su nivel de atención aumentó o su capacidad de controlar el estrés mejoró, esto sería sumamente relevante. La capacidad de medir y sostener estos cambios es esencial para mostrarles el valor real de la neurociencia en el ámbito empresarial.
La neurociencia aplicada no es algo anecdótico, sino una disciplina respaldada por la investigación. Existen varios laboratorios en universidades con un enfoque en negocios, como el CEMA en Argentina, ESE Business School en Chile, La Universidad del Pacífico en Perú, entre otras. Así, la neurociencia se ha integrado en diversas áreas de estudio dentro de las organizaciones.
En Galicia, a través del estudio de la neurociencia lograron identificar mejores metodologías de trabajo que les permitieran conectar diferentes áreas de negocios y mejorar sus KPIs. La transformación agile es un caso de éxito para nosotros porque nos dio la posibilidad de enfrentar la pandemia muy preparados para, por ejemplo, poder estar todos trabajando desde nuestros hogares en una semana e implementar servicios remotos en cuestión de días, explica Dogliolo.
Las startups, el futuro de los negocios y la neurociencia
Las startups representan una fuerza impulsora de la innovación y el cambio. En este contexto, la neurociencia es un recurso estratégico para estas empresas emergentes. Al comprender cómo funciona el cerebro en relación con las decisiones de compra, la interacción con productos y servicios, y la gestión de equipos, las startups pueden tomar decisiones más informadas y diseñar estrategias más efectivas.
Las universidades juegan un papel clave como punto de contacto entre la academia y las nuevas empresas. No solo ofrecen programas de formación empresarial, sino que también sirven como centros de innovación donde se pueden llevar a cabo iniciativas autónomas. El CEMA y la Universidad del Pacífico ofrecen programas de laboratorio y maestrías, mientras que la Universidad Adolfo Ibáñez ofrece cursos de neuroliderazgo. Este enfoque integrado entre la academia y el mundo empresarial es esencial para impulsar la innovación y el desarrollo económico, distingue Canga.