La confianza y la seguridad que tiene en sus capacidades lo llevan a pensar siempre en grande. El quiteño Andrés Ontaneda no se detiene ante ningún obstáculo y en estos días trabaja a su máxima capacidad en lo que será su próxima creación con Inteligencia Artificial (IA).
Apasionado por la tecnología, cuando cursaba el segundo año de animación digital en la Universidad San Francisco de Quito creó, con un amigo, Blue Media, para elaborar planos arquitectónicos en 3D. Arrancaron en el sótano de la casa de su mamá y con un computador. Pero no se detuvo ahí: paralelamente ingresó como pasante a la agencia de publicidad Maruri Grey. “Pasaba a full, entre las clases y el diseño de planos, pero más fuerte eran mis ganas de explorar y aprender. Como sabía de 3D empezamos a hacer comerciales de publicidad en ese formato. Mis compañeros de la agencia me empujaron a enfocarme en un campo no explorado. Ellos encaminaron mi futuro profesional”.
Lo que empezó como un hobbie de estudiante, en 2007 se volvió una empresa. Blue Media cambió de nombre a Mate, que significa 'máscara de recortes 3D'. Contrataron siete personas y se financiaban con las ganancias de los anuncios comerciales que hacían. “Cobrábamos bien barato por desconocimiento, hasta que un amigo me abrió los ojos de un sacudón. Por lo que a mí me pagaban US$ 4.000, a otros US$ 35.000”.
En 2010 la empresa de Ontaneda facturó US$ 1 millón. En cinco años hizo más de 1.000 anuncios comerciales, para casi igual número de clientes. En 2016, The Coca-Cola Company le dio el empujón para subir el siguiente escalón. “En una reunión con ellos me dijeron que si creaba una agencia de publicidad, me daban el manejo de la cuenta". Ni corto ni perezoso con una inversión de US$ 100.000 abrió AWA, compró una oficina en la Av. República de El Salvador, en el norte de Quito, contrató treinta personas y se puso manos a la obra. En un año contaba con diez clientes grandes.
Este emprendedor, a sus 40 años, mira su evolución como grandes pasos recorridos hacia su consolidación profesional. Sabía que algo mejor vendría pronto y ocurrió. El grupo KFC lo contactó para desarrollar su app y en ese momento se le prendió foco que le ayudó a subir un nuevo escalón, hacia un mundo 100 % tecnológico. Ontaneda se contactó con su amigo Diego Flores y decidieron darle vida a TRD System SA, una empresa familiar que se mantenía en el congelador.
Con una inversión de US$ 300.000 se enfocaron en especializarse en negocios digitales basados en e-commerce, Inteligencia Artificial (IA) y soluciones en la nube. Tenía 34 años y se sentía un Hulk. “Manejaba tres empresas, había días que casi no comía ni dormía, con un ritmo de locos, poco me importaba la salud. Mi esposa me hizo caer en cuenta que, si continuaba así, en poco tiempo podía colapsar. Entonces vendí mis acciones de la productora y de la agencia y me enfoqué en volver a TRD la empresa más top”.
En 2019 TRD System SA empezó a manejar clientes en Colombia, Argentina, Venezuela y Chile. En 2021 montó su headquarter en Delaware, EE.UU. y hoy su nómina de 90 colaboradores está regada por el mundo. En 2022 la empresa cerró con ventas por US$ 3 millones y los planes para este año son superar los US$ 4 millones y llegar a México.
“TRD nació en la nube de Amazon Web Service (AWS) y como nuestros consumos eran importantes nos volvimos rápidamente partners autorizados para levantar clientes en Ecuador. Ahora somos partners advice, eso quiere decir que ellos nos presentan clientes”.
Esta sociedad con AWS les abre también otras puertas. Por ejemplo, conocer y probar herramientas antes de que salgan al mercado. “Hay un bicho que se llama ´Bed Rock´ que permitirá crear a las empresas su propio Chat GPT, cargar y analizar los estados de cuenta y a corto plazo un robot que será tu propio asesor financiero. Lo estamos probando con dos empresas”.
Para Ontaneda, la tecnología es su mundo. Cuenta con un Máster en Business Innovation por Swiss Business School y con un certificado en IA por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en EE.UU. Los costos de sus programas van desde los US$ 5.000 hasta los US$ 600.000. Su mente nunca deja de explorar y va a mil por hora porque sabe que se mueve en un campo todavía en desarrollo.
Le preguntamos si ve algún límite en la expansión de la IA, pero su respuesta nos dejó ver que en el camino todavía no hay linderos. “Tuve el bautismo de mi sobrino en Francia, escribí mi brindis en español y le pedí a una herramienta de IA que lo traduzca a francés y que me escriba como yo lo leería en español para que fonéticamente suene en francés. Todos me entendieron, la IA va ser algo cotidiano”.
Con una risotada, nos comenta que su día empieza a las seis de la mañana cambiando pañales a su hijo de 10 meses. Luego hace un poco de ejercicio y como buen millennial sabe aprovechar las oportunidades, aprender de ellas y sacarles provecho. Se auto califica como disruptivo, creativo e innovador. En un futuro espera ser un líder que apoye a las siguientes generaciones a brillar con luz propia.(I)