Como emprendedor experimentado, aprendí algunas cosas sobre lo que se necesita para tener una mentalidad emprendedora. Independientemente de si trabajás para alguien, con alguien o para vos mismo, tener una mentalidad emprendedora puede brindarte una ventaja sobre el resto.
1. Claridad visionaria: el GPS del éxito
Puede resultar útil imaginar tu trayectoria empresarial como un viaje por ruta, y tener una visión clara es como tener un GPS que te guíe. Los emprendedores necesitan la capacidad de visualizar su destino, incluso cuando el camino por delante está nublado. Esto significa no sólo ver el panorama general, sino también los detalles intrincados.
Tu visión debe ser tan vívida que sea prácticamente un holograma 3D en tu mente. Cuando tu visión es tan nítida como la de un televisor de alta definición, te resultará mucho más fácil establecer objetivos, tomar decisiones estratégicas e inspirar a tu equipo a seguir tu ejemplo.
2. Adaptabilidad: ser un camaleón
Los paisajes empresariales son como un clima en constante cambio y muy impredecibles. Para prosperar, tenés que ser tan adaptable como un camaleón que cambia de color.
Si aún no lo hiciste, verás rápidamente que el mundo empresarial presenta obstáculos y granizadas, pero es tu capacidad para girar y adaptarte lo que mantendrá tu barco a flote. Si el Plan A no funciona, debés estar preparado con los Planes B, C y Z. Pensá en eso como un baile con lo desconocido, donde liderás y te adaptás al mismo tiempo. Ya sea que se trate de un cambio repentino del mercado o de una disrupción tecnológica, tratá de aceptar el cambio como un emprendedor experimentado.
3. Apetito por el riesgo: dar el salto con estilo
Si no sos al menos un poco temerario, es posible que el espíritu empresarial no sea tu vocación y tampoco lo sea una mentalidad emprendedora. Los empresarios no temen correr riesgos calculados.
Esto es como saltar desde un acantilado con un paracaídas que vos mismo diseñaste. Es arriesgado pero estimulante. Pero acá está el truco: no se trata de tomar riesgos imprudentes, sino de tomar decisiones educadas e informadas. Sopesá las probabilidades, investigá tus opciones y luego da el salto, sabiendo al mismo tiempo que el fracaso es sólo un trampolín en el camino hacia el éxito.
4. Resiliencia: la armadura de un emprendedor
En el mundo del emprendimiento, el rechazo, los reveses y los fracasos son como guarniciones del plato principal. Ahí es donde entra en juego la resiliencia. Imaginala como tu armadura, que te protege de la decepción y el desánimo.
Cada no que escuches debería alimentar tu determinación, y cada desafío que enfrentes sólo debería hacerte más fuerte. Como un resorte que rebota después de ser comprimido, los emprendedores necesitan salir de la adversidad con aún más fuerza. Asegurate de que te apasione tu idea y, por lo tanto, estés dispuesto a hacer lo que sea necesario para que funcione.
5. Habilidades para establecer contactos: la red de oportunidades
El espíritu empresarial es, al menos en parte, un deporte de equipo. Tu capacidad para conectarte con personas, establecer relaciones y crear una red de oportunidades puede marcar la diferencia entre una buena idea y un negocio exitoso.
Pensemos en esto como una red donde cada conexión es un hilo que puede llevarte a nuevas oportunidades, asociaciones y conocimientos invaluables. Para ayudar a establecer contactos, asistí a eventos y utilizá las redes sociales para ayudar a construir una red diversa que pueda respaldar y elevar tu viaje empresarial.
Un consejo adicional: humor
Descubrí que poder reírse de uno mismo y de sus errores es esencial para cualquier emprendedor. Esto puede ayudarte a mantener una actitud positiva y seguir avanzando incluso cuando las cosas se pongan difíciles.
Creo que, si tenés estas cinco habilidades, entonces estás en camino de tener una mentalidad emprendedora, una que te ayudará a sobresalir en un trabajo o en un negocio de tu propiedad.
*Con información de Forbes US